Un rincón con encanto
Piscina natural de Gargantilla
Un chapuzón en un lugar apenas conocidoValle del Ambroz ·
Sombra, césped, un chiringuito animado... El charco de Gargantilla no es tan conocido como otros, y eso puede ser una ventajaEstá hasta arriba el chiringuito de la piscina natural de Gargantilla un lunes tórrido de agosto a las siete y media de la tarde. ... Los grupos ocupan las mesas y se oyen risas y bromas, mientras a dos pasos, en la amplia zona para extender la toalla y ver la vida pasar, todo transcurre con el pulso bajo.
Esto es el valle del Ambroz, en el norte extremeño, que en lo referente a zonas de baño naturales tiene menos fama que las comarcas también cacereñas de La Vera o el Valle del Jerte pero que guarda pozas y charcos con todo lo que se pide a estos sitios de verano, más la ventaja añadida de que suelen estar menos concurridos precisamente por no ser tan populares. En torno a Plasencia, de hecho, ya hay quien prefiere esta zona salpicada de piscinas naturales atractivas. Además de Gargantilla, están las de Casas del Monte, Abadía, Baños de Montemayor o Hervás, entre otras.
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Fotos | La Gargantilla
En el viaje hasta la piscina natural de Gargantilla (371 vecinos) hay que andarse con ojo con el navegador. Al pedirle que nos lleve hasta ella, que está a las afueras, en la parte alta del pueblo, a veces elige una ruta con dos pegas: hay que dejar el coche a trescientos metros del destino y completar esa distancia andando por una cuesta empinada en la que pega el sol por las tardes, y antes de llegar al mínimo aparcamiento donde acaba la carretera, hay que circular por un tramo corto en el que los espejos retrovisores se quedan a unos pocos centímetros de la pared. La ruta correcta es por la calle Jerte, y lleva hasta la puerta misma de la piscina natural, que tiene un aparcamiento amplio, situado nada más pasarla a la izquierda.
Una vez en ella, este charco ofrece todo lo preciso para echar la tarde en un día de calor: una pileta de buen tamaño, agua fresca y de apariencia limpia y una zona para sentarse grande y con bastante sombra. Y el añadido del chiringuito, claro. En el suelo conviven hierba y algunas calvas, un impedimiento menor porque el lugar resulta acogedor. Y desde Gargantilla parte una carretera que la Junta ha catalogado como paisajística. Es, efectivamente, bonita. Y lleva hasta Hervás, donde siempre merece la pena ir.
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