El cáncer vuelve a la agenda sanitaria tras un año eclipsado por la covid
El Consejo Interterritorial quiere aplicar medidas correctoras al detectar que uno de cada cinco enfermos no está siendo diagnosticado
Hay vida más allá del covid, o mejor dicho, lo que hay son otras enfermedades. Sociedades médicas han lanzado una alerta para que los sistemas ... de salud no olviden a los enfermos de cáncer, los cuales recuerdan siguen existiendo y necesitan máxima atención en sus diagnósticos y tratamientos. Solo en Extremadura hubo 6.807 nuevos casos en 2020, además de 2.978 fallecidos en todo 2020 a causa de un tumor por los 1.665 muertes por covid-19 en la región en un periodo similar.
El Ministerio de Sanidad, volcado en la gestión de la pandemia, ha dicho esta semana que también toca hacerse cargo de la realidad oncológica. El miércoles el consejero de Salud extremeño, José María Vergeles, explicó que en el Consejo Interterritorial de Salud de ese día se reconoció que había renovar la estrategia contra el cáncer, la cual hace diez años que no se actualiza. También admitió el dato de que por culpa de la pandemia han bajado un 20%, en España, los diagnósticos de tumores, es decir, una de cada cinco personas que podría tener cáncer no lo sabe y por tanto no inicia un tratamiento que le salvaría la vida.
Vergeles asumió que hay que aplicar «medidas correctoras» y será el doctor Borrega, de Cáceres, quien envíe el Servicio Extremeño de Salud a próximas reuniones interterritoriales para ver qué se puede mejorar en la región. Se puede decir por tanto que el cáncer ha vuelto a la agenda.
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Este abordaje al universo oncológico en España, eclipsado hace casi un año por la pandemia, tiene que ver con un informe de 35 páginas elaborado por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Se titula 'Impacto de la Pandemia de Covid-19 en personas afectadas por cáncer en España'. Habla en su introducción de «colapso» de la actividad asistencial en los hospitales y los centros de atención primaria, de la «paralización de los programas de cribado», demora en los diagnósticos, la suspensión y retrasos en las pruebas y tratamientos médicos, y de un cambio de modalidad de atención hacia una atención telemática. También se habla de impacto emocional y económico general en toda la sociedad que influye en una merma del bienestar de las personas con cáncer.
EL DATO
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6.807 nuevos casos de cáncer hubo en 2020 en Extremadura, según el Observatorio del Cáncer (2.784 en mujeres y 4.024 en hombres). El colorectal sigue siendo el más numeroso (949 casos nuevos ), seguido de próstata (813), mama (776), pulmón (698) y otros de piel (566). En cuanto a mortalidad la región registró 2.978 fallecimientos por cáncer el año pasado. El más letal fue de pulmón (616 muertes), seguido del colorectal (467), páncreas (175), próstata (165), estómago (160), mama (160), vejiga (126), hígado (93), cerebro (84) y leucemia (83).
Mariola Gómez, gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en la junta provincial de Badajoz, recuerda que colectivos como el suyo no van contra la Administración cuando sacan a la luz informes así. «Nuestra manera de trabajar es decir dónde están las carencias para mejorar la situación. De hecho, el cribado de cáncer mama se hacía en nuestra asociación y luego el SES creó una unidad propia», pone como ejemplo.
En el caso de los cribados se hacen de tres tipos. De mama y de cérvix en las mujeres y de colon en los hombres. El pasado mes de octubre la Asociación Oncológica de Extremadura (Aoex) alertaba de que menos mujeres acudían a hacerse mamografías, en el programa itinerante que reactivó el SES. Vergeles recordó esta semana que en la región estos cribados solo se suspendieron mientras duró el confinamiento, «pero desde el pasado mes de junio se está haciendo todo lo necesario para normalizar la actividad».
«Hay necesidad de que la gente pierda el miedo para hacerse cribados»
Dr. FERNANDO García Urra | Oncólogo AEECC y SES
El doctor Fernando García Urra es presidente del comité técnico de la Asociación Española contra el Cáncer trabaja como oncólogo en el Hospital universitario de Badajoz. Habla de cómo ese estudio estatal se llevó a cabo entre marzo y junio para procesar los datos durante el verano.
Al final resultó que si se compara con en el mismo periodo de un año antes, cuando no había pandemia, en esos cuatro meses de 2020 afectados por el confinamiento hubo en nuestro país, un 57% menos de citologías (coger una célula de un tumor par su análisis), lo que implica un 30% menos de diagnósticos de cáncer; un descenso del 41% en las biopsias (extraer un trozo del tumor), lo que significa un 23% menos de pacientes diagnosticados, una bajada del 50% de los trasplantes hematológicos de no familiares, un 10% menos de tratamientos de quimioterapia y un 5% de radioterapia, todo lo cual lleva al «alarmante» dato de que uno de cada cinco pacientes (20%) no se ha diagnosticado o se ha hecho tarde. «No sabemos aún si esto influirá en la mortalidad, pero el tratamiento será más gravoso para el paciente, y no hablo en términos económicos, hablo de que algo que quitando un pólipo se cura puede convertirse en una operación mucho más compleja y sesiones de quimioterapia y radioterapia», explica el oncólogo.
Más recursos humanos
En general, Extremadura no está ni más adelantada ni retrasada que el resto de las comunidades autónomas por culpa del impacto de la covid. García Urra lo que sí ha notado que la dispersión geográfica para acudir a terapia y conseguir fármacos juega en contra. También habla de «la necesidad de que la gente pierda el miedo para hacerse cribados». Y ya que hay voluntad de recuperar el tiempo perdido, dice que «no vendría mal contar con más recursos humanos y algunas máquinas más especializadas». No obstante confía en que el grupo de trabajo que cree el SES a partir de ahora recabará la información necesaria para dotar a Extremadura de recursos que mejoren la capacidad de diagnóstico. Isabel Rolán, presidenta de la Asociación Oncológica de Extremadura (Aoex) afirma por su parte que el sistema no ha fallado. «Los tratamientos han seguido, igual que las consultas y las pruebas, de hecho en Badajoz se han hecho dos turnos para atender por las tardes», asegura.
«Los ingresos se han reducido, es complicado captar nuevos socios y no se pueden hacer eventos»
Ignacio Lucero | Gerente AECC Cáceres
Pero Ignacio Lucero, gerente de la AECCC en la junta provincial de Cáceres, apunta detalles que ilustran cómo ha impactado la covid en los pacientes y su entorno. «En marzo empezamos a funcionar de manera telemática y tuvimos que quitar de golpe a voluntarios y auxiliares porque no teníamos EPI. En esos momentos hubo frustración y tristeza, pero luego nos repusimos».
Por otro lado habla de los dos pisos que la asociación tiene para personas que acuden a Cáceres o Badajoz a tratamiento. «Caben cuatro familias en cada uno, pero hubo que reducir su aforo, dejar de usar zonas comunes e incluso hubo un momento durante e confinamiento en que había que derivarlos a hoteles y estaban cerrados (...) hemos trabajado mucho con saber afrontar el miedo».
Además –prosigue Lucero– otro efecto de la pandemia ha sido el retraso del acelerador lineal donado por Amancio Ortega que tenía que venir a Cáceres (esta semana llegó al fin el de Badajoz). «Ese equipo de radiología iba a estar activo en noviembre, pero por la covid el consejo nacional de seguridad nuclear no pudo reunirse y se retrasó. Dicen que en este primer semestre con contaremos con él».
Y luego está el dinero –concluye el gerente de la AECC de Cáceres–. «Debido a Ertes y despidos hemos duplicado los recursos humanos y triplicado las ayudas económicas con bonos de alimentación, ayudas para pagar fármacos o ayuda a domicilio a la vez que nuestros ingresos bajaban. Más de 55% de nuestro presupuesto viene de cuotas de socios y de eventos. Ahora es complicado captar nuevos socios y de eventos nada, cero».
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