El campo extremeño pierde más de 11.000 trabajadores en una década
Las afiliaciones al régimen agrario han caído por debajo de las 55.000; sin embargo, el número de autónomos se estabilizan en 11.000
Que el campo extremeño moviliza cada vez menos mano de obra es algo que se intuye. Solo hace falta darse una vuelta por las parcelas ... y ver como, por ejemplo, cultivos en intensivo y superintensivos de olivar y viñedo salpican el vasto territorio regional. Pero no deja que llamar la atención cuando esa impresión se constata con cifras, con las de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social al régimen agrario el pasado julio. Son 54.894 jornaleros, 11.367 menos si la comparación se realiza con julio de 2012 y 1.896 afiliados menos si la comparación es con 2019, antes de la pandemia.
En cambio, esa realidad decadente contrasta sobremanera con la de agricultores en activos, la de los autónomos del régimen especial. Si hace una década la Seguridad Social tenía 10.625 afiliados en este régimen, ahora tiene 10.951, 326 más. Es decir, hay más gente que ha decidido darse de alta como agricultor y ganadero profesional, empresario agrícola al fin y al cabo, mientras que ha caído en picado el número de trabajadores por cuenta ajena.
«Es un proceso natural el de la reducción de la mano de obra asalariada en el campo», resume Ricardo Salaya, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT. Lo es, afina, por dos motivos: «Por un lado, porque la rentabilidad de las explotaciones está imponiendo un modelo de mecanización creciente, en el que se necesita cada vez menos mano de obra. Y, por otra parte, porque el campo no es un sector atractivo para ser trabajador. Se buscan otras alternativas antes que ir al campo a trabajar».
«No es solo cuestión de rentabilidad, que también. Es de disponibilidad. Encontrar mano de obra para las cosechas cada vez es más complicado», tercia en ese asunto Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja.
Los datos de la Seguridad Social confirman un acusado descenso del número de trabajadores asalariados del régimen agrario en Extremadura. En julio de 2012 eran 66.261; en julio de 2017 eran 62.804; 59.807 en verano de 2019; 56.911 hace justo un año y ahora 54.894.
Relevo
«Esto no está pasando por una cuestión de normativa laboral. La de ahora vigente es la mejor en mucho tiempo pero hay gente que por desconocimiento de la misma o por que no quiere ha desistido de seguir trabajando en el campo como asalariado en cualquier caso. El asunto es que no es un sector atractivo para hacerlo», enfatiza Saturnino Lagar, responsable de la Federación Agro de CC OO.
En realidad, no hay solo menos afiliados al régimen agrario, hay también menos demandantes de empleo: de los casi 29.000 que estaban apuntados en julio de 2017 se ha pasado a los 21.142 de ahora.
En el lado empresarial, el de los autónomos agrarios, el panorama es diferente. Se ha conseguido mantener los números de la década pasada, aunque sean una queja habitual los problemas de relevo generacional en el campo. La estadística dice que en Extremadura se aguanta en ese aspecto.
En el SETA (Sistema Especial para Trabajadores por Cuenta Propia Agrarios) hay ahora más afiliados: 10.951 de julio pasado por los 10.625 contabilizados hace diez años. En julio de 2019 eran 11.213 los agricultores y ganaderos inscritos y 11.103 en 2018.
1.500 jóvenes pidieron ayudas en 2019 para incorporarse al campo extremeño. Un dato interesante y positivo. «El peso de la explotación familiar profesional sigue siendo elevado en Extremadura. Es la mejor garantía de continuidad de la actividad agraria a pesar de todos los problemas, que son muchos», explicaba entonces José Cruz, de UPA-UCE.
La subida del paro en julio se convierte en costumbre
Lo que hasta no hace mucho tiempo era rareza comienza a convertirse en habitual. Que crezca el paro en julio, mes en el que la cosecha de la fruta está en ebullición y la del tomate arranca, ya comienza a no sorprender. Así viene ocurriendo de forma sistemática desde 2018. Hasta ahora los resúmenes históricos del Sexpe apuntaban que a partir de agosto el desempleo crecía en agricultura pero los meses de junio y julio eran buenos en materia de creación de empleo. En el recién acabado julio el paro subió en 486 demandantes. Hace un año fueron 136. En 2020 fueron 863 los apuntados a la lista del Sexpe; 973 en 2018 y en 2019 se incrementó en 422 desempleados.
«Es un asunto complejo porque no tiene una fácil explicación. Está claro que el dato de este año se puede explicar en que hay menos hectáreas de tomate y otros cultivos como el maíz y el arroz, que aunque en julio no se cosechan si suelen generar ya mano de obra, son casi testimoniales en esta campaña. Y que la recogida de la cereza ha terminado», expresa Juan Metidieri, de Apag. «La campaña de la fruta está siendo normal en cuanto a mano de obra a pesar de las dificultades. No tenemos aquí un problema de menos mano de obra», explica Miguel Ángel Gómez-Cardoso, de la Asociación de Fruticultores. «Me da que la causa principal es que hay este año menos tomate», agrega Saturnino Lagar, de CC OO. Y para Ricardo Salaya, de UGT, sospecha que el dato de subida del paro «tiene que ver con la sequía y las campañas agrícolas más cortas» .
El pasado julio terminó con 8.640 personas apuntadas como demandantes de empleo en el sector agrario en Extremadura. Con todo, son 1.629 menos que hace justo un año.
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