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A. B. Hernández
Sábado, 24 de mayo 2025, 07:46
Un hombre de 30 años y vecino de Plasencia apareció muerto la mañana del pasado día 8 en la cárcel de Cáceres, donde cumplía ... la prisión provisional que había decretado el juez como medida cautelar tras ser detenido. El joven estaba siendo investigado por un presunto delito de agresión sexual y violencia de género contra su pareja.
El hombre estaba en la cárcel desde el 25 de abril y fue en la mañana del 8 de mayo, en el recuento habitual de los presos, cuando se echó en falta su presencia. El personal de prisión que acudió a la celda en la que se encontraba en su búsqueda comprobó que estaba muerto encima de la cama.
El informe forense emitido tras el levantamiento del cadáver, a la espera aún de la autopsia definitiva, deja constancia de que hay indicios de que su muerte pudiera haber sido violenta.
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En concreto, en el citado escrito se especifica que el cuerpo presentaba restos de sangre en la nariz y en la boca, un golpe en la parte de atrás del cráneo y tres contusiones en la parte superior de la espalda con los bordes bien definidos.
Según el relato que consta en el mismo, el fallecido había tenido por la mañana del día anterior, el 7 de mayo, una pelea con otro recluso y por este motivo fue trasladado al módulo de aislamiento donde permaneció hasta que la tarde del mismo día le llevaron de nuevo a su celda del módulo de ingresos. De hecho, estaba solo y tumbado boca abajo en la cama cuando se hizo el recuento sobre las 20.30 horas.
No obstante, aunque en el traslado del módulo de aislamiento al de ingresos el preso no manifestó tener ningún malestar, el personal sanitario de la prisión tuvo que acudir esa tarde a la celda del hombre porque se encontraba alterado, según se refleja en el informe, y por este motivo se le administró un ansiolítico. No se especifica a qué hora tuvo lugar la visita de los sanitarios a la celda del hombre, pero sí que la dosis que se le dio fue una extra ese día, porque el recluso tomaba un ansiolítico cada día por la mañana.
El cadáver fue encontrado a la mañana siguiente en la misma posición en la que estaba cuando se hizo el recuento la tarde anterior. «Decúbito prono», dice el forense. Esto es, acostado boca abajo y con la cara hacia un lado, y podría haber estado muerto ya cuando se procedió al recuento el día anterior.
La hora de su muerte se fija entre 12 y 14 horas antes del levantamiento del cadáver, que tuvo lugar el 8 de mayo entre las 9.15 y las 9.45 horas, por lo que se supone que el preso falleció entre las 19.30 y las 21.30 horas del 7 de mayo.
En la descripción de las lesiones se detallan los restos de sangre y las contusiones que podrían obedecer a golpes recibidos, pero no se aclara cuál es el motivo de la muerte.
En la inspección de la celda, de las prendas de vestir y calzado del preso que había en la misma, se encontró en el interior de una zapatilla negra un calcetín blanco en el que había un papel de color marrón enrollado en forma de canuto, que supuestamente es el modo en el que los presos consumen fentanilo, también según se recoge en el informe forense emitido.
Las muestras del canuto encontrado dentro del calcetín, así como una cuchara y un cuchillo de plástico, que igualmente se hallaron en la celda, fueron enviados al departamento correspondiente para un análisis químico-toxicológico, cuyos resultados junto con el informe de la autopsia –el cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Cáceres– ayudarán a determinar si la muerte de este preso de 30 años de nacionalidad marroquí fue o no violenta y cómo se produjo en este último caso.
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