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Filiberto García con la tarta de su 105 cumpleaños. :: hoy
Brozas sopla 105 velas con su vecino más longevo, Filiberto García Escudero

Brozas sopla 105 velas con su vecino más longevo, Filiberto García Escudero

Este agricultor extremeño ha celebrado su cumpleaños con su familia y amigos en la localidad cacereña

N. R. P.

BADAJOZ.

Domingo, 11 de noviembre 2018

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«No me duele nada. La única enfermedad que me ha venido es la vejez». Así define Filiberto García Clemente los achaques que le acompañan desde que cumplió 104 años. A pesar de todo, los ha superado y el pasado 2 de noviembre sopló 105 velas acompañado por sus familiares y amigos en su pueblo de toda la vida, Brozas. Su familia tiene origen en Salamanca, pero Filiberto ha pasado toda su vida en la localidad cacereña de apenas 2.000 habitantes. Presume, según explican sus familiares, de que es el mayor del pueblo, pero, sobre todo, de que está bien, ya que otros alcanzan su edad en malas condiciones. En efecto, este extremeño, que ha sido agricultor durante toda su vida, está muy bien para su edad. Su nieta, Juani García Escudero, explica que tiene ciertos bajones, pero que sigue siendo muy independiente y necesita poca ayuda.

Juani señala la genética como una de las razones de la longevidad de su abuelo, ya que sus hermanos también vivieron mucho. Además, dice que ha llevado una vida saludable.

Vida sana

«Ha llevado una vida sana. El dice: yo iba a trabajar y a casa, nada de bares. Es un hombre que no ha bebido, ni fumado y se cuidaba la comida», relata su nieta.

Además de su salud, su aspecto es envidiable y también su mente, totalmente despejada. «Se puede charlar con él, discurre perfectamente y te habla de todo. Estuvo en la Guerra Civil y te cuenta las batallas», dice Juani García Escudero.

Sus 105 años, sin embargo, no han sido fáciles para él. Semanas antes se angustió con la idea de no llegar a cumplir estos años y cuenta su familia que el día antes no quería marcharse a dormir por si le ocurría algo durante el sueño. «Hasta las doce de la noche no se sintió aliviado y se marchó a dormir tranquilo porque ya tenía los 105», recuerda su nieta.

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