Borrar
Marisa Rodríguez Palop, durante su etapa en París. HOY

De becaria a corresponsal por Europa

Extremadura en femenino ·

Marisa Rodríguez Palop | Periodista

Antonio Gilgado

Badajoz

Lunes, 18 de mayo 2020, 08:15

Comenta

De pequeña ya sabía Marisa Rodríguez Palop que quería ser periodista. «Tenía solo diez años cuando se lo dije a mi madre, y se quedó perpleja. No conocíamos a ningún periodista, ni en nuestra familia ni entre nuestros amigos».

Entonces, recuerda, cuando uno decía 'periodista' se refería a la prensa, al medio escrito o, como mucho, de radio. La televisión resultaba territorio inalcanzable.

De Llerena se fue a Madrid a estudiar la carrera en la Complutense y en la facultad aún mantenía el interés por el medio escrito. «No había prácticas de radio o televisión, se nos preparaba para diferenciar la crónica en prensa de los largos reportajes, medíamos en cíceros y maquetábamos a mano, para encajar texto, titulares y fotos. Durante muchos años estuve convencida de que iba a desarrollar mi profesión en la prensa escrita».

Al terminar la licenciatura buscó un sitio para las prácticas y la llamaron de Televisión Española. Desde entonces, la tele es su hábitat natural. Volvió a Extremadura tras aquella beca de prácticas en la redacción central y algunos meses después se inauguró el centro territorial de Mérida de la televisión pública. «Comenzó entonces mi relación laboral con RTVE y nunca hubiera imaginado que llegaría hasta aquí».

  • Llerena Marisa Rodríguez Palop es de Llerena. Estudió periodismo en la Complutense de Madrid y al terminar la carrera consiguió una beca prácticas en Televisión Española.

  • Corresponsal Empezó como redactora de Televisión Española en el centro territorial que la cadena pública abrió en Mérida, luego se incorporó a la redacción de Madrid y ha estado once años como corresponsal en el extranjero.

  • Profesión En estos once años en Lisboa, París y Roma ha entrevistado a Saramago, ha seguido al Papa, ha rodado reportajes en Lampedusa y ha contado las revueltas de los chalecos amarillos.

De Mérida saltó a Madrid ya como redactora y ahora cumple treinta años de profesión. Poco tiene que ver la información de sus inicios con la que se hace hoy. «Lo que más echo de menos es la gestión del tiempo, que para mí es esencial. Hay que evitar la tiranía de la inmediatez. Hoy, disponer de un poco más de tiempo para entrevistar, rodar y escribir es una fortuna».

En estas tres décadas ha sido redactora de informativos y corresponsal de Televisión Española en Lisboa, Roma y París. Ha entrevistado a José Saramago, rodado reportajes en la Isla de Lampedusa o L'Aquila o el incendio de la catedral de Notre Dame en París.

«Ser corresponsal es una oportunidad excepcional, pero también una dura prueba». Adaptarse al país implica estudiarlo, conocerlo y saber qué interesa en España. Integrarse sin perder la perspectiva, sin acostumbrarse a las rutinas del lugar y asumir que un corresponsal no tiene horarios, festivos ni fines de semana. Su vida está conectada permanentemente y supeditada a los directos y los urgentes de las agencias.

«Hay que integrarse en el país sin perder la perspectiva y asumir que no tienes horarios, festivos ni fines de semana»

«Mi experiencia en Lisboa, Roma o París ha sido estupenda, aunque el último período con los ataques yihadistas en Francia, los paros y las violentas manifestaciones de los chalecos amarillos fue extenuante. Con todo, esos once años como corresponsal han sido los mejores y más completos de mi vida profesional».

En estas tres décadas de profesión también ha percibido el cambio del rol femenino en los medios de comunicación. Hace no tantos años, recuerda, la mujer tenía un papel secundario.

«Los jefes eran todos hombres y se encajaba con normalidad que ellas se fueran retirando de la pantalla mientras que para ellos no había límite». Ahora no percibe esa diferencia. Reconoce que en los últimos años se ha hecho un enorme esfuerzo por evitar la discriminación. En TVE, por ejemplo, cuentan con una editora de igualdad que se encarga de velar por contenidos sin sesgo de género. Su experiencia como corresponsal le ha dado además una perspectiva global. España, compara, va por delante de otros países como Italia, donde persiste el estereotipo.

Sigue definiendo a Extremadura como su casa. «Cuando estás lejos, tu tierra es tu refugio, y yo hablo de Extremadura con enorme cariño porque mis recuerdos son preciosos; mérito absoluto de mis padres que siguen allí, haciendo el esfuerzo de mantener todo como siempre».

Se emociona cuando habla del reencuentro con sus padres, sus hermanas, sus sobrinos y sus amigos de toda la vida.

En Portugal se percató de la imagen que tiene Extremadura en el exterior. Sus amigos lisboetas viajan a menudo al Valle del Jerte o al sur de Badajoz, especialmente a la Feria de Zafra, y no se les escapa un restaurante nuevo. Todos hablan español y están perfectamente informados de las novedades políticas y económicas de la región.

En Italia y Francia le hablaban más de Madrid, Barcelona, Valencia o Baleares. «Aunque no hayan visitado tanto Extremadura, valoran nuestra historia y nuestros productos, especialmente el queso y el jamón y recuerdo largas sobremesas en Roma discutiendo las diferencias entre el ibérico de bellota y el de Parma».

Ahora está de vuelta en la redacción de Televisión Española en Madrid. Habla de vocación, exigencia y precisión como elementos claves que no debe perder un periodista. «Si alguien siente inquietud por conocer, por escuchar o por contar historias debería dedicarse sin duda a esta profesión».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy De becaria a corresponsal por Europa

De becaria a corresponsal por Europa