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Sandra González, con el premio que ha conseguido en París. PAKOPÍ

La bailaora extremeña que conquistó París

EXTREMADURA EN FEMENINO ·

Sandra González Montero, subcampeona en el Dancing Stars

Antonio Gilgado

Mérida

Lunes, 26 de septiembre 2022, 07:24

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C on un segundo premio se viene Sandra González Montero de París. Subcampeona en el Dancing Stars, un evento que reúne a bailarines de toda Europa y de muchos géneros diferentes. Lo suyo es el flamenco. Lo supo desde niña. Desde que a los tres años empezó en una escuela de baile de Badajoz. «Prefería los tacones que las muñecas».

A los catorce, los viajes familiares a Málaga se convirtieron también en una oportunidad única para aprender en una escuela oficial de flamenco. Siguió en Jerez con Patricia Ibáñez y se puso luego a lar órdenes de Antonio Canales, Pastora Galván o Eva la Yerbabuena.

Sigue formándose en EFA, la Escuela de Flamenco de Andalucía en Málaga a la vez que hace un máster de experto de flamenco en Sevilla.

«Una lesión de rodilla casi me deja fuera, pero me pesaba mucho lo de representar a España. Tenía que salir sí o sí»

Vive entre Málaga, Sevilla y Badajoz, donde ahora, ya con 30 y como profesional, enseña en Be a Rainbow y Puro Flamenco. Satisfecha porque su grupo de niñas de Badajoz Puro Flamenco quedó segundo en el campeonato de España de Baile de Marbella.

Cuenta Sandra que los concursos abren puertas y ayudan a abrirse un hueco, pero sabe que los más interesante de este tipo de eventos viene en la propia experiencia de vivirlos. De conocer a otros jóvenes con la misma vocación y de compartir juntos emociones muy intensas. «Yo a mis niñas les digo que aunque hayan quedado segunda, lo más bonito de esto es la vivencia que se llevan, que la van a recordar siempre». Y con esa misma filosofía acude a a los campeonatos de esta temporada. «En la danza hay mucha unión, nos ayudamos mucho unos a otros».

Para llegar a París quedó primero campeona de España en Tarragona. Le convocaron para el dos de septiembre en la capital francesa. Le acompañó el percusionista Nicolás Jurado y salió especialmente contenta antes de conocer el veredicto. «Sentí que había demostrado el esfuerzo de tantos años». Habla de gratificación. Tuvo una lesión de rodilla que puso en peligro su participación. Lloró mucho porque veía que el calendario avanzaba y la rodilla no respondía. No se resignó. Y al final lo consiguió.

Apurando hasta el último suspiro. En Cádiz, recuerda, tenía una actuación y ensayó justo antes de salir al escenario para ultimar el repertorio. «Me pesaba mucho lo de representar a España. Tenía que salir sí o sí».

Por eso ahora encara el futuro con más optimismo. Casi toda su agenda la tiene en Málaga y Sevilla. Espera que lo de París le valga para que le conozcan más en Extremadura. «Me hace mucha ilusión cuando me llaman de aquí. Es algo especial».

También le dedica este segundo premio a sus padres. Les costo, reconoce, que entendieran su implicación profesional. Que cuando se iba a las academias, preparaba las primeras actuaciones y se subía a un escenario estaba peleando por una profesión y no un hobby. La de veces que le dijeron que lo de ponerse a bailar delante de un caballo lo veían peligroso para alguien tan joven. «Al principio tuvieron un dilema, pero han visto mi evolución y mi implicación». Huella le dejó su paso el año pasado por la Venta Vargas, la de Camarón, en San Fernando. Aficionados exigentes y donde no se sube cualquiera. «Fue brutal, hasta lo de París era lo más importante para mí». Agradece el apoyo de los últimos meses a gente como José Lucena a su percusionista, Nicolás. Y a otros artistas que le dieron aliento hasta el final. «Me he rodeado de gente que me ha hecho ver de una forma más clara las metas que debía ponerme».

Tiene un baile muy canastero, muy antiguo y en París, en cambio, llegó algo innovador. Muy nuevo. Solo pies y caja. Y a un público frío poco acostumbrado a la sobriedad de su repertorio.

Juan de Juan, uno de los mejore bailaores, le dijo al bajar del escenario de París que le había emocionado verla en ese estilo tan personal. Prepara su futuro más inmediato casi sin respiro. Quiere hacer algo para Navidad. Una zambombada. Y en noviembre llega el Embrujo, un concurso de baile en Marbella al que también lleva a sus niñas.

Le gustaría trabajar con Pastora Galván, Nicolás Jurado y con Diego Andújar. Ya lo ha hecho con Francisco Narciso, Joaquín Moñino, Sara Castro o Vicky González. «Me ayudaron desde el principio». Espera que en Badajoz, su ciudad, se vean pronto los frutos del trabajo de cantera que hacen bailaores y flamencos como Jesús Ortega. «Antes se respiraba más gusto por el baile flamenco, ahora parece que se fijan más en el moderno y por danzas clásicas». Los jaleos extremeños, recuerda, solo se dan aquí y como canta un extremeño por jaleos no canta nadie.

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