Badajoz no es para viejos
Mérida y Cáceres, sí. En la región solo hay cinco Ciudades Amigables con los Mayores
En Extremadura, solo hay cinco ciudades para viejos… Sí, viejos, nada de ancianos, mayores, abuelos ni tampoco aquel término que popularizó el exconsejero Vergeles durante ... la pandemia: maduritos, que incluía a los mayores de 60, una edad a la que, hace nada, uno era considerado viejo. Viejo, sí, viejo según el 'libro de estilo' de mi suegra, que argumenta que ella es una vieja y que abuela solo es de sus nietos.
Además, procuraré no sentimentalizar la vejez. Y en ese punto, también sigo a mi suegra, que detesta que le hablen con diminutivos, como si estuviera tonta, y a voces, como si estuviera sorda. Tampoco soporta que le hablen en primera persona del plural: «¿Cómo estamos, abuela? ¡Qué carita más buena tenemos hoy! Anda, quítate el abriguito y espera un momento». ¿Por qué le dicen abuela y no la llaman por su nombre como hacen con su hija, por qué la tratan como a una niña con tanta carita y tanto abriguito, porque la convierten en un ser anónimo con el estamos y el tenemos, por qué le dan voces, por qué la tratan de tú sin conocerla de nada, por qué tanta condescendencia? «Soy vieja, pero no soy tonta», protesta mi suegra y, como yerno concienciado, me adapto a su filosofía.
El lunes pasé la mañana en Badajoz y me dio por fijarme en que, a eso de las 12, la ciudad estaba llena de señoras y caballeros mayores de 65 que no paraban de hacer cosas y, desde luego, no tenían nada que ver con los viejos de antes. Donde hace 25 años estaba mi abuela vestida de negro y con moño, veía a viejas vestidas con camisetas refulgentes, mallas brillantes y una esterilla bajo el brazo anunciando que de sedentarismo nada de nada y de pilates, yoga y gimnasia, todo de todo.
Los viejos que llenaban las calles eran menos deportivos, también vestían más discretamente, o mejor, más aburridamente. Pero bueno, a la hora de vestir, los hombres, bien maduritos 'vergelianos', bien viejos, solemos ser muy sosos y algo tristes en la vestimenta, mientras que ellas, viejas y maduritas, tintan sus pelos de colores, visten prendas tanto moderno 'vintage' como rabiosamente actuales y contagian ganas de vivir. Nosotros solo rejuvenecemos en el supermercado. El lunes estuve en el de El Corte Inglés y estaba lleno de viejos sofisticados comprando productos impensables en nuestros abuelos: kéfir de leche de cabra, semillas de chía, botellas de Gewürztraminer alsaciano, cecina premium, turrón de praliné con mandarina…
Badajoz me pareció una ciudad para viejos, sin embargo, según la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, que impulsa la Organización Mundial de la Salud, las únicas localidades de Extremadura que cumplen las condiciones para ser una ciudad para viejos son Cáceres, Mérida, Almendralejo, Villanueva de la Serena y Los Santos de Maimona. No están Badajoz, Coria, Plasencia, Don Benito, Navalmoral ni Zafra.
De los 8.132 municipios españoles, solo 261 son para viejos. Cuando una ciudad se adhiere a la Red de Ciudades Amigables con las Personas Mayores, pasa cuatro fases a lo largo de cinco años trabajando en ocho áreas: espacios al aire libre y edificios, transporte, vivienda, participación social, respeto e inclusión social, participación, comunicación e información y servicios sociales y de salud. Superado el proceso, estas ciudades se comprometen a mejorar continuamente el entorno para un envejecimiento saludable y son evaluadas para mantener su condición. Que Badajoz no sea oficialmente ciudad para viejos llama la atención porque sus calles están llenas de viejos encantados de la vida, de su vida.
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