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Badajoz y sus municipios más próximos forman el área de la comunidad con mayor riesgo de sufrir episodios sanitarios relacionados con las altas temperaturas, ... según consta en el 'Plan calor Extremadura', que entró en vigor el pasado 1 de junio y que aclara cómo prevenir este tipo de accidentes y qué hacer una vez que se han producido.
El año pasado, el calor excesivo motivó en Extremadura 41 asistencias sanitarias, 17 de ellas (el 41%) en el área de salud de Badajoz, según la información facilitada por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales. De esas 41, hubo 11 que fueron urgencias hospitalarias, de las que diez se localizaron en ese mismo área sanitaria, lo que equivale al 90%. Además, también la de Badajoz concentró cuatro de los seis ingresos hospitalarios, y tres de los cuatro en UCI que hubo el año pasado en la región. También uno de los dos muertos (el otro fue en el área de Mérida).
El Plan de vigilancia y prevención del efecto de exceso de temperaturas sobre la salud, que es su nombre completo, divide el mapa autonómico en ocho zonas de meteosalud, entendidas cada una de ellas como «el territorio que desde el punto de vista climatológico se comporta de forma homogénea con respecto a las temperaturas, en especial las máximas». Y a cada una de ellas le adjudica un umbral de temperatura, o sea, una máxima a partir de la cual hay que incrementar la vigilancia porque aumentan las posibilidades de que surjan incidencias sanitarias relacionadas con el calor.
Esa temperatura umbral es de 39,7 en La Siberia, y de 39,1 en Las Vegas del Guadiana. En la zona de meteosalud de Tierra de Barros y La Serena, este valor es de 38,7 grados centígrados, y de 38,5 en 'Sur de Badajoz'. En las cuatro cacereñas, la temperatura umbral es más baja: 38,3 en Las Villuercas y Montánchez, 37,4 en Tajo y Alagón, y 36,3 en Norte de Cáceres y en Meseta cacereña.
El 'Plan calor Extremadura' también distingue cuatro niveles de riesgo, que van del cero al cuatro y se corresponden peligro ausente, bajo, medio o alto. Se adjudicará uno u otro siguiendo un algoritmo que combina las temperaturas previstas, las de umbral de cada zona de meteosalud y la persistencia en el tiempo prevista de esos valores termométricos altos.
Para saber a qué atenerse, el Ministerio de Sanidad envía al Servicio Extremeño de Salud todos los días a las 10.30 horas de la mañana un correo electrónico «con los niveles de riesgo para ese día y los dos siguientes», explica la Consejería de Salud y Servicios Sociales. «La subdirección de epidemiología –continúa–, si el nivel de riesgo es 1, 2 ó 3 en alguna zona de Extremadura, enviará un correo electrónico informando de ello a todos los estamentos implicados para las actuaciones».
Esos estamentos son en esencia los relacionados con la atención al ciudadano, las emergencias y la sanidad. En los niveles de riesgo cero y uno, en líneas generales no hay nada especial a realizar. En el nivel dos o alerta naranja, «los servicios sociales de los municipios, de la Consejería de Salud y Servicios Sociales, y los del SEPAD (Servicio Extremeño para la Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia) deberán contactar con los grupos de población de especial riesgo, para asegurarse de que están tomando las medidas necesarias para minimizar el riesgo, o si es necesario, asegurar la atención en lugares adecuados de las personas que lo requieran».
«En caso de alerta naranja –sigue la Consejería–, los dispositivos asistenciales de atención primaria y hospitalaria mantendrán una elevada actitud de alerta y sospecha ante posibles afectados por las elevadas temperaturas, y los centros hospitalarios se prepararán en un plazo de 24 horas para adoptar las decisiones necesarias en caso de que se alcance el siguiente nivel de alerta».
El plan también recoge que si se declara el nivel tres o alerta roja, «los dispositivos asistenciales acentuarán su nivel de alerta y sospecha, y activarán los recursos necesarios para la eventualidad de necesitar aumentar la capacidad de respuesta de ingresos en hospitales».
Se calcula que por cada grado que aumenta la temperatura por encima del umbral fijado en cada zona de meteosalud, sube de un 9% a un 11% el riesgo de muerte, detalla el SES, que el año pasado implantó un sistema informático que detecta los casos susceptibles de deberse a un golpe de calor. Esto «permite pasar de la vigilancia pasiva a la activa», valora la Consejería de Salud y Servicios Sociales.
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