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Paseo por la calle y me parece estar viendo un fantasma. Un viejo amigo al que creía muerto —yo mismo asistí a su entierro— se ... me presenta vivito y coleando en la misma esquina donde lo dejé. La muerte parece haberle sentado bien: a primera vista luce rejuvenecido, radiante, como las protagonistas de aquella comedia negra de los 90. Pero tras unos minutos de charla comienzo a darme cuenta de que se trata solo de una capita de estuco y una mano de pintura. Responde al mismo nombre y cuenta las mismas anécdotas, pero algo me dice que ya no es el mismo.

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hoy Fantasmas del pasado