De elaborar dulces en casa a consolidarse como pastelería de éxito
Con un crecimiento del 60% en un año, opciones sin gluten y tartas para restaurantes, María Coco demuestra cómo transformar una afición en un proyecto sólido y muy dulce
Alba Baranda
Viernes, 3 de enero 2025, 21:13
Esther Barroso adoraba hacer pasteles, tartas y dulces desde que era una niña. Poco a poco, fue creciendo y esta especie de juego se convirtió en su afición. Comenzó a avanzar y a realizar algunas mesas dulces para eventos. Se le daba realmente bien. Hasta que un día, comiendo en un restaurante y hablando de su pasión, el dulce, le comentó al dueño que estaba planteándose abrir algo. Este le dijo: «tráeme algunas de tus elaboraciones y probamos a tenerlas aquí».
Y funcionaron, tanto que Esther decidió emprender y adoptar el nombre artístico de 'María Coco'. Muy progresivamente sus postres fueron conquistando paladares y llegó a elaborar tartas para hasta diez locales de hostelería pacenses. Pero también tiene un punto de venta físico, que también es su obrador, por lo que no daba abasto y fue quitándose de la restauración. Actualmente tiene presencia en cuatro establecimientos y ella está presente en su local, en la calle Manuel Fernández Mejías, que hace esquina con Sor Agustina. «Esta ubicación no fue casual, vivo en la avenida de Europa y quería algo cerca para no tener que coger el coche. Antes era mi hobby y si mi hijo me necesitaba, me iba para casa, ahora ya sí que tengo un horario fijo (de 09.00 a 13.30 horas) y abro dos tardes a la semana (martes y jueves de 17.00 a 20.00 horas)», cuenta.
Como venía de elaborar en su propia casa, ha decorado este espacio como si fuera también su hogar, con libros, una radio musical amenizando y cuadros que hacen del establecimiento una coqueta pastelería en la que un maravilloso olor a recién horneado nos da una cálida bienvenida nada más entrar.
Esta dombenitense de 46 años, afincada en Badajoz desde hace 18, decidió apostar por la transparencia y es posible contemplarla trabajando, ya que el obrador está a la vista. «Me relaja hacer dulces», asegura. Y esa paz y tranquilidad la transmite mientras habla de ellos, pero sin desvelar sus secretos. «A mi brownie le dicen que es un manjar de los dioses, pero fue por un error, ya que se me olvidó echarle un ingrediente y ya lo he dejado así», comenta.
Todas sus elaboraciones son de corte tradicional, elaboradas artesanalmente con ingredientes naturales, esto es, sin conservantes ni aditivos. En ellas encontramos sabores potentes como el aceite de oliva virgen extra de sus magdalenas, la mantequilla de sus palmeritas o el chocolate belga de otras elaboraciones, como su tarta llamada 'Adicción al chocolate'.
Todas las recetas son propias o heredadas de su madre (el sabor de las galletas rizadas recuerdan a las que se comían antiguamente en los pueblos). Además, dada la gran demanda, se ha especializado en elaboraciones sin gluten, sin lactosa y hasta sin azúcar. Siempre tiene algo en la tienda para vender por porciones, que cuestan 4,5 euros y que va cambiando semanalmente. Las tartas completas las hace por encargo. Llama la atención cómo se menea su tarta de queso al salir del horno, un claro indicativo de que será de textura fluida. Esta puede ser también sin gluten y sin lactosa.
Para completar su oferta, ofrece panes de una panadería de Gévora que elabora con masa madre y doce horas de fermentación. Es lo único que no pasa por sus manos.
60% más que el año pasado
Su trayectoria demuestra cómo una afición puede transformarse en un medio de vida cuando se combina con esfuerzo, dedicación y enfocada en la calidad y en lo artesano. Esther, o María, como mucha gente la llama por error, asegura que en un año ha multiplicado en un 60 o 70% su volumen de ventas. Y es que pasar de hacer pasteles en casa a consolidar un negocio con identidad propia es un recordatorio de que a veces las oportunidades surgen de las pasiones cotidianas.