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Salón comedor del restaurante Izarra del polígono industrial de Coria. ESPERANZA RUBIO
En Salsa | La Crítica

Izarra o el arte de guisar con poleo

COCINA TRADICIONAL EN CORIA ·

La filosofía Envido renace en este restaurante de polígono con menús del día abundantes, variados y sabrosos

Don Poleo

Viernes, 22 de septiembre 2023, 11:04

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Glamour tiene poco, pero nadie viene buscándolo. Está rodeado de naves industriales y almacenes y es un edificio de arquitectura funcional. El interior mantiene la filosofía de lo práctico, lo rápido, lo cómodo, lo básico. Hay una terraza con gran toldo, que no tiene vistas al campo, al río ni a la monumentalidad de Coria, sino a carpinterías y ferreterías. Hay una animada barra de bar y unas mesas. Pasamos al comedor y no hay detalles de diseño, sino mesas amplias y cómodas, manteles verdes, copas sencillas y luz suficiente. ¿Qué tiene el restaurante Izarra de Coria para estar lleno de comerciales y trabajadores entre semana y hasta arriba de familias caurienses y de la comarca del Alagón los fines de semana? Con el afán de descubrirlo, hemos reservado y hemos tenido suerte porque es la tercera vez que intentamos comer aquí y en las dos anteriores estaba completo.

Alberto, el maître E. RUBIO

Así que son las dos de la tarde, es sábado y, tras dar unas vueltas por las calles vacías, amplias y distópicas del polígono Los Rosales, acertamos y encontramos el local. Aparcamos entre industrias y talleres y, nada más entrar, empezamos a intuir las razones del éxito del Izarra: es heredero del famoso Envido, uno de los restaurantes más populares de Extremadura y visita inexcusable cuando se viajaba a Coria. Que uno de los dueños del Envido lleve el Izarra ya avisa de lo que nos podemos encontrar: un menú del día variado y de calidad, una carta interesante y un servicio rápido, eficaz y familiar. Es la filosofía Envido, que sigue marcando la gastronomía cauriense, aunque sea lejos del centro (el antiguo Envido es ahora un restaurante chino).

Llega el maître. Se llama Alberto. Es un joven desenfadado, divertido, tatuado. Ironiza con su cuerpo y sus habilidades, se presta para una foto y nos trae el pan. ¡Albricias! Pan de pueblo de verdad, pan de Coria, de horno de leña de la panadería Santa, muy rico, nada de panes congelados llegados de Madrid, que es lo que nos habían servido últimamente en los restaurantes del norte de Cáceres.

Gazpacho de poleo, alcachofas salteadas y arroz negro. E. RUBIO
Imagen principal - Gazpacho de poleo, alcachofas salteadas y arroz negro.
Imagen secundaria 1 - Gazpacho de poleo, alcachofas salteadas y arroz negro.
Imagen secundaria 2 - Gazpacho de poleo, alcachofas salteadas y arroz negro.

¡Empezamos bien! Y seguimos mejor cuando nos ponen un aperitivo trampantojo llamado «huevos invisibles»: es un aceite de oliva virgen extra aderezada de tal manera que sabe a huevo frito: untas el pan de Santa en el aceite de huevo y «¡bocatto di cardinale!», o mejor, de obispo, de ciudad episcopal…

Hay un menú del día a 18 euros, 13 los días laborables. Se pueden escoger 12 primeros (ensalada de pulpo y langostinos, sopa fría de melón con jamón, tallarines al curry con pollo), 11 segundos (bacalao, tencas, carrilleras, calamar, solomillo, secreto) y 14 postres (serradura, tartas, uvas de temporada). A la carta: kokotxas de bacalao, crepes rellenos de boletus, puerros al modo Izarra, ensalada de naranja tradicional, merluza rellena, chuletón, chuletillas, solomillos, cuchifrito…

Palometa de bacalao a la dorada con gulas y gambas. E. R.

Echamos un vistazo y no lo dudamos: pedimos gazpacho tradicional de pastor blanco de poleo. Es un plato típico del Alagón en el que el sabor del poleo aromatiza la mezcla de huevo, ajo, pan, vinagre, sal y agua (hemos facilitado la receta en En Salsa). Pura memoria gastronómica de Extremadura y un plato que sirven en muy pocos sitios (El 13 de San Antón, Izarra y poco más). Tras el placer sobresaliente del gazpacho, probamos una cazuelita de alcachofas salteadas a la crema de nata con gulas, puerro y virutas de jamón. Las alcachofas son de lata, pero de calidad y el plato es sabroso, aunque más por el arte de la salsa que por la esencia de las alcachofas. Seguimos con un arroz negro de sepia, chipirones y gambas con alioli casero. Que tenga que ser el alioli lo que dé sabor al arroz resume su falta de gracia. En fin, el arroz es imprevisible.

Postres. E. R.

Un revuelto de bacalao a la dorada con gulas y gambas en su palometa cumple, aunque la palometa de trigo crujiente, muy decorativa, se reblandece con el calor y se torna incomestible. Acabamos con un yogur griego casero y convincente y con una tarta de manzana caramelizada sobre cama de natillas más apetitosa por el nombre que en el plato. En resumen: el Izarra es un restaurante popular de polígono industrial con un menú del día arreglado, variado y abundante, un servicio desenvuelto y un ambiente sencillo.

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