El boxeador extremeño 'Lagartijo' rompe la puerta de la selección
Carlos Díaz es una de las promesas del boxeo a sus 17 años y se ha convertido en el primer extremeño en ir convocado por la Federación Española, siendo un habitual en las listas
Carlos Díaz López (12-08-2005), oriundo de Benidorm, pero con el certificado pacense de un 'acho' bien arraigado, apuntaba maneras desde su tierna infancia. ... Revoltoso, inquieto y algo beligerante, «me gustaba mucho la guerra y zurrarme todo el día», explica sobre sus orígenes en los deportes de contacto. «Era muy malo», bromea su entrenador y mentor, Borja Pinna, antes de consensuar entre ambos un apelativo más suave, «dejémoslo en travieso». Le sobraba la energía propia de la edad temprana y sobre todo ese colmillo necesario para dedicarse a esas prácticas.
Con apenas 7 años, probó suerte en el kickboxing, logrando decenas de medallas, aunque no se lo tomó verdaderamente en serio hasta los 11, «iba por gusto hasta que empecé a ganar un par de cosillas». En esa época conoció el boxeo, lo probó y quedó cautivado. La disciplina en sí le atraía más, pero también las condiciones que le ofrecía en comparación con su anterior dedicación. «Me llamaba más la atención y tuve un par de problemas en el kickboxing, porque no recibía becas ni ayudas para costearme los viajes y las inscripciones. El respeto también era diferente, con competiciones más centradas y no campeonatos de España cada dos meses».
A los 13 años se puso en manos de Borja Pinna en su escuela «y avancé y avancé». Relata que la transición fue complicada, teniendo que abandonar vicios adquiridos y adaptarse a ritmos de combate muy diferentes. Pero pronto su talento afloró lo suficiente como para que a los seis meses acudiera a su primer Nacional en edad escolar, en el que se alzó con el título.
A partir de ahí, la evolución de 'Lagartijo', como se le conoce, no ha parado de crecer, convirtiéndose en una de las grandes promesas, siendo el primer extremeño en ir convocado con la selección española de boxeo. «¡Buah! Me hizo mucha ilusión». Cuenta que el impacto inicial cuando fue reclutado para una concentración de la Federación le aturdió, «había mucho nivel y me preguntaba '¿qué hago yo aquí?'. Pero después fui formando parte de un grupo, haciendo más piña y me sentí más cómodo». La previsión inicial era que participara en la categoría de 51 kilos, pero la presencia de Rafael Lozano Junior aconsejó finalmente bajar a la de 48. «Rafa está a un nivel muy alto, aunque Carlos ha peleado con él y ha sido un mano a mano».
Su palmarés es envidiable, acumulando un oro tras otro en el Campeonato de Extremadura, tres bronces en el Nacional, una plata en los Juegos Olímpicos junior y joven y preseas en el Boxam Internacional. Aunque, según su entrenador, la prioridad ahora no es ganar, sino sumar combates», con la vista puesta en la cita olímpica de 2028, porque la del año que viene es prematura. «Es la idea, el objetivo, hablamos de que llegaría con, tranquilamente, casi 100 combates», comenta Borja Pinna.
Hace unas semanas ya mostró sus credenciales en otra gran cita, el Campeonato de Europa Joven de Armenia, aunque fue eliminado con mucha controversia por el ruso Nikita Debelyi. Su técnico prescindió de la diplomacia: «Rusia es una superpotencia y patrocina todo con Gazprom». Carlos Díaz cayó en octavos con decisión unánime de los árbitros y Borja Pinna no esconde su indignación: «ganó sobradamente, pero dieron vencedor al otro, todo el mundo lo vio y es con lo que nos quedamos». Y su pupilo coincide con esa lectura, «no me gustó nada la decisión de los jueces, me quedé sorprendido».
Narra que en el primer asalto estuvo algo descolocado, aunque considera que no lo perdió, pese a que le adjudicaron la ventaja a su rival. Ahí fue el momento de pasar al ataque. «En el segundo me dijeron que fuera a por él a cargármelo, y así lo hice». Provocó una hemorragia nasal al ruso y al unísono los dos comentan que «había manos feas, sangre por todos lados, tendrían que haber parado». Ahí entienden que la victoria era del púgil pacense e, incluso, en el tercer asalto «casi se cae y ¡acho, no le hicieron ni la cuenta! No me dejaba trabajar, me agarraba, fue extraño».
Su entrenador resalta de él la pegada, la explosividad, la inteligencia y la frialdad, aunque le falta controlar el instinto de querer ir a por el adversario y cerrar la pelea por la vía rápida. Lo define como un chico «disciplinado, muy serio, él sabe lo que tiene que hacer y muchas veces le dejo un poco solo». Reconoce que llegado a este punto se coordina con la Federación para que la preparación sea la más adecuada: «Ahora estamos haciendo más saco y no tanto combate, porque está peleando mucho».
En el aspecto mental, su padre, que también practicó boxeo y kickboxing, es su guía, «viene a los combates, cuida de él, le trae, le lleva...», comenta Pinna, «es mi figura», corrobora su discípulo.
Le atrae el boxeo amateur, porque «si te convoca la selección te quedas interno en Madrid y tienes un futuro de lujo». Pero los cantos de sirena del profesionalismo también son seductores, «estaría guapo, con un vendaje duro, guantes pequeños, aunque es más arriesgado».
Ha pasado casi un mes fuera de casa y tras apenas unos días en Badajoz, le tocará volver a viajar a La Nucía para competir en el Boxam Internacional 2023. Los peajes no son solo económicos, porque sus padres tienen que costearle algunos gastos para acudir a distintas convocatorias, sino también a nivel académico. «A ver en la escuela son capaces de organizarme los exámenes porque se me han juntado los globales». Aún no ha tomado la decisión, pero baraja estudiar Historia, Filología Hispánica o Filosofía y su gran pasión es todo lo relacionado con las «guerras, las armas, las artes marciales y el porqué de los conflictos humanos».
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