El Villanovense, entre la utopía y el pesimismo

Y es que parece que esa derrota ha marcado un antes y un después, no tanto como un punto de inflexión que ya se antoja estéril, sino más bien para dejarse llevar por la corriente. Así, ni siquiera se recurrió en esta previa a tópicos como el de seguir hasta que las matemáticas digan lo contrario. La calculadora dice que el playout está a ocho puntos y la permanencia a diez, con 15 en juego.

Pero los serones tienen el corazón herido y la cabeza condicionada por el pesimismo. Solamente una victoria en Águilas sería capaz de darle la vuelta a la situación, aunque la salvación suene a utopía. «Uno se aferra a la alegría que te puede dar una victoria el domingo, a conseguir semanas disfrutonas y a tener la sensación de que estás haciendo bien tu trabajo», dice sobre la motivación de cara a este tramo final. «Ganar el partido sería el único pequeño alivio que nos daría ahora mismo y en Águilas sería una victoria de cierto prestigio para nosotros, eso es lo que hay que buscar», expresa sobre las escasas motivaciones que quedan ya después de semanas agotando esa visión positiva.

La arenga casi suena a despedida de la categoría: «Vamos a ir allí a dejarlo todo, a partirnos la cara; creo que no hay nadie en el vestuario que ahora mismo esté fuera, estamos todos avergonzados por la situación y tenemos que dar la cara el domingo y conseguir la victoria».