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Corazón y cabeza, ese difícil dualismo al que siempre cuesta encontrar equilibrio. Unas veces manda uno y otra veces le toca al otro; que vayan ... al compás es lo más complicado, pero es lo que necesita el Villanovense de cara a las dos jornadas que restan. Dejarse llevar únicamente por el corazón sería un error; darle todo el poder a la cabeza, también; porque si de algo va el fútbol es de sentimiento.
Lo sabe bien el futbolista, que suele ser también aficionado, y lo sabe también el entrenador, que muchas veces viene de ser futbolista. «Estas jornadas se juegan con mucho corazón y cuenta mucho la cabeza», reconoce Alberto Cifuentes que, como se suele decir, ha sido cocinero antes que fraile. El técnico del Villanovense, portero durante más de dos décadas, es consciente de la importancia de ese equilibrio. «Mi experiencia como jugador me ha dicho eso y ahora como entrenador también lo vives así», reconoce antes del decisivo duelo de este domingo contra el Linares, que decidirá con qué opciones llegan los serones a la última jornada ante el Granada B.
«El corazón en estas jornadas es todo y que el equipo sea capaz de mantener la cabeza más centrada en lo que es el juego, que es muy difícil en estas últimas jornadas», proseguía en la previa.
Hace un mes parecía imposible que el Villanovense llegara vivo a estos dos últimos encuentros. Entonces, Cifuentes veía al equipo más liberado, «ahora que estás más cerca, en lugar de liberarte un poco más, tener confianza... Seguramente estés presionado y con la cabeza con esos vaivenes». Por eso cree que la clave está en que sus jugadores se centren en el juego, «así conseguiremos que corazón y cabeza vayan a la vez y el nivel sea mejor».
Con una racha de cuatro victorias en los últimos cinco partidos, la parte psicológica es inmejorable como se ha visto en los entrenamientos. «Los chavales están trabajando con la misma implicación, pero encima con una sonrisa en la cara», expresa sobre la preparación de este trascendental partido. Pero sin excesos: «Estamos todos muy contentos, espero que eso sirva de motivación y no de relajación».
Mientras, él sigue con la misma postura. «Intento estar vinagre y repetir el mismo mensaje, no por superstición, sino porque me gusta la intensidad y no relajarme, porque además nos queda lo más difícil todavía».
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