El Montijo noquea a un rival directo

Sonaba la música en el Emilio Macarro y había cierta revolución en el once del equipo rojinegro, que dejó en el banquillo a titulares como Gabri, Rodao, Barragán y Abraham Pozo. Sin apenas dar tiempo a emitir un juicio de valor ni de tanteo, el Montijo comenzó a morder a su rival. A los cuatro minutos, Cristo Medina ganaba metros, pisaba área desnudando la oposición de Bruno, pero estrellaba su remate en el lateral de la red. Replicó con celeridad el ariete Max Marcel en un saque desde la bandera que Batanero mandó impidió que fuera a más. Desprendía mejores sensaciones el cuadro rojinegro, que protestó con vehemencia un acoso y derribo dentro de la línea de cal de Yeray, desplazada la falta por el colegiado al exterior en lugar de señalar penalti.

Volvía a empuñar el hacha el equipo de Juan Marrero guiado por un Batanero que elevaba la bola desde la esquina, y tras tocar Cristo Medina, Raíllo estrellaba el tiro contra la zaga del equipo verde. Olía a chamusquina el área del Cerdanyola y apenas sesenta segundos después, el conato de emergencia derivó en llama letal. Volvió a perfilar Batanero el balón desde el saque de esquina al primer palo y con un giro de cuello letal peinó Raíllo el 1-0. Se hacía justicia en el marcador y le tocaba ponerse el mono de faena a los de Ballabriga. Juanan se fue en velocidad, sacó los colores a Javi Chino en la cobertura y su remate fue pateado por Sergio Tienza, evaporándose para el cuadro vallesano la opción del empate.

Se gustaba el Montijo, tocando con seriedad y cierta suficiencia el esférico. Max Marcel mandó camino de las nubes su remate. No bajaba la guardia la escuadra rojinegra y Cristo Medina, colosal ayer en la banda izquierda, firmó un envío al primer palo que no halló la conexión de Raíllo, pero sí la de Pino, que incluso controló el balón antes de marcar el 2-0, con el que los equipos se fueron a los vestuarios.

El Cerdanyola despegó con brío después del intermedio en busca de paliar la tragedia y darle algo de emoción al partido, arrinconando contra las cuerdas al once del equipo de las Vegas Bajas. Pero lo que son las cosas. En el primer traspaso de la zona medular del anfitrión, llegó la sentencia. Ibra, que segundos antes sufrió un percance muscular en el tobillo, se rehízo del susto y cogía la pelota en su terreno, sacó las vergüenzas a Marc Vicente y su centro lo capturó en el segundo palo Cristo Medina, que, con la templanza y calidad que lo cataloga, puso el tercer gol de la matinal y las piedras del féretro del equipo visitante.

Restaba casi toda la segunda parte, cierto, pero ni los cambios propuestos por Ballabriga redundaron en nada positivo –ni siquiera el tanto de la honrilla– y en las huestes de casa, la tranquilidad se adueñó de sus protagonistas, que durmieron el partido y finiquitaron su carrusel de malos resultados logrando la segunda victoria de la temporada.