Un escudo con categoría incierta en el Villanovense

Los números han pasado de ser malos a complicados y pronto podrían ser incompatibles con la permanencia. El varapalo contra el Antoniano hizo que la afición se fuese del estadio con gran frustración y expresiones como «no merecéis esta camiseta» se escuchaban desde la grada al término del partido de un partido que comenzó de la peor manera posible, con la lesión de Rubén Lobato cuando el contador apenas pasaba de los tres minutos de juego. Su lugar lo ocupó Collazo, que entró sin apenas calentar. Un nuevo contratiempo para un Villanovense que no mueve ficha en este mercado de invierno y que se vio sobrepasado por el conjunto andaluz, aunque de forma diferente antes y después del descanso. En la primera mitad, ninguno de los dos equipos ofreció un espectáculo digno de pagar entrada. Así, el gol del visitante Jaime, en el minuto 32, fue prácticamente lo único reseñable de los primeros 45 minutos.

Un primer tiempo insípido para los de Alberto Cifuentes, cuya única ocasión clara fue un disparo de Iván Robles que se marchó por el lateral de la red; un espejismo en medio del desierto para los serones. Antes del descanso, una falta sobre Abreu provocó el enfado de los locales al entender que Senra debió ver algo más que tarjeta amarilla por esa acción que terminó con un disparo de Joaquín muy desviado.

El espíritu serón tras el paso por vestuarios era otro, pero duró poco. Los primeros compases del segundo tiempo dejaron las mejores ocasiones para el Villanovense, que la tuvo ya en el 46 con una internada de Farrell hasta el área pequeña que terminó en un córner que cabeceó Carlos Daniel a las manos del portero.

En ese impasse llegó también una nueva ocasión para Farrell y, acto seguido, un disparo alto de Abreu. Se animó también Joaquín, en el 56, con una buena acción por el carril izquierdo antes de poner un pase al área pequeña que Fromsa envió a saque de esquina. Desaprovechadas esas llegadas, el Villanovense recibió, en el 59, un jarro de agua fría con el gol de Javi para el Antoniano cuando mejor estaban los locales (0-2).

Un golpe del que no supo reponerse el equipo de Cifuentes pese a que, en el 72, Ruymán recortó distancias desde los once metros (1-2). Cinco minutos después, el Antoniano volvía a poner tierra de por medio tras una gran finalización de Adri Peral aprovechando una inoportuna pérdida de balón de Sergi Brunet en campo propio (1-3). Fue el golpe definitivo para los serones que vieron cómo Óscar hacía el 1-4 definitivo ya en el añadido.