Un ascenso que reaviva los lazos entre Azuaga y Torrent
El joven aficionado Álvaro Jover es uno de los muchos vecinos de la localidad valenciana con sangre de la Campiña Sur
Cuando Álvaro Jover Ortega, aficionado del Torrent CF, echó un vistazo a la relación de 18 equipos clasificados para la final de playoff de ascenso ... a Segunda RFEF, le embargó la emoción cuando reparó en uno muy especial para él, el CD Azuaga. Y fantaseó con un posible cruce. «Hablábamos en casa de la posibilidad de que se enfrentaran y nos hacía mucha ilusión. No es un partido cualquiera, era muy bonito para nosotros».
Su madre es oriunda de La Cardenchosa, una pequeña pedanía de la localidad azuagueña con apenas un centenar de habitantes. En 1972, cuando tenía once años, ella emigró con sus padres, que decidieron labrarse un futuro fuera de la región ante la falta de oportunidades. Así, se afincaron en el municipio valenciano, donde poco a poco se fue forjando una populosa colonia de vecinos de la Campiña Sur atraídos por la positiva experiencia de sus paisanos. Allí nació hace 23 años Álvaro, cuyo arraigo extremeño se ha ido cultivado con esmero desde su tierna infancia veraneando en la tierra de su familia materna.
Los caprichos del azar en el sorteo de Las Rozas unieron los caminos futbolísticos de dos poblaciones con un rico pasado de hermanamiento. «Me pilló trabajando y lo primero que hice fue escribir a mi gente. Sentí una alegría tremenda y un orgullo», narra el propio Álvaro. Asegura que, independientemente del club que logre el ansiado premio, «vamos a disfrutar más que nadie, lo celebraremos sí o sí. Que gane el que más lo merezca».
Se plantearon desplazarse con el autobús que fletó el Torrent para visitar el Municipal de Azuaga y presenciar el partido de la ida, pero «a mi madre no le llama mucho el fútbol» y finalmente no cuajó. Sin embargo, la vuelta, que se celebra el sábado a las 19.00 horas en el estadio de San Gregorio, no se la perderán. «Mi padre compró una entrada para ella, el partido es especial y eso le ha hecho animarse». Quienes no se desplazaron, siguieron el encuentro por una pantalla gigante habilitada para la ocasión en el Ágora del Parc Central, donde convivieron hinchas de la escuadra naranja con un nutrido grupo de rojiblancos que residen allí, «es la mayor fiesta de los playoffs».
Pese a los aproximadamente 600 kilómetros que separan a los dos enclaves, ya hay confirmados dos buses de incondicionales del Azuaga para dar aliento a los suyos en el intento de remontar el 1-2 encajado hace unos días. «El ambiente va a ser increíble», comenta Álvaro Jover.
El balón es un denominador común en los recuerdos que atesora de la Campiña Sur, donde, según explica, siempre coincidía con torrentinos, algunos que regresaban a pasar la canícula en sus hogares de origen y otros asentados allí. Tal es así que jugaban pachangas «entre Extremadura y Valencia, había suficiente cantidad de chiquillos para hacer los equipos de los dos lugares y pasábamos las tardes en un campito de fútbol sala que estaba justo al lado de uno de tierra al que apenas se le daba uso». Prudente, no quiso mojarse sobre quién solía llevarse el gato al agua: «A veces nosotros y otras ellos, éramos muy competitivos y no nos gustaba perder».
Así transcurrían las jornadas vespertinas de la época estival para Álvaro, en un entorno transformado en un vórtice que lo trasladaba a la tranquilidad rural, lejos de un escenario más urbano como Torrent, de 100.000 habitantes. Narra con nostalgia y cariño los momentos en la feria, los juegos en la calle, tomando algo en el bar El Loro, paseando por el parque... La pelota era el eje vertebral de su ocio, especialmente en La Cardenchosa, «porque es muy pequeño y tenía pocas actividades».
A través de su testimonio, su madre le dibuja un cuadro costumbrista sobre las reminiscencias de su infancia allí, «me cuenta que pasaban la tarde en el pilar, donde iban los animales a beber agua y a refrescarse. Que solo había una parada de bus, en la que recogían a viajeros para ir a Azuaga por la mañana y los llevaban de vuelta a última hora».
Amante del fútbol modesto
Álvaro es un amante acérrimo del fútbol modesto, «da vida a los pueblos», argumenta, y, durante su relato, rescata un retal de su memoria en el Municipal azuagueño, en el que presenció un amistoso entre los locales y el Cacereño. Le invitó Carlos Ojeda, por entonces responsable de comunicación del club y que además tiene familia en Torrent, una prueba más del nexo entre ambas localidades. Otro ejemplo es el de Pedrito, jugador que hasta el pasado curso estuvo en las filas del Torrent y que es el marido de la hija de una tía de la madre de Álvaro.
La pandemia redujo la frecuencia de sus viajes a territorio extremeño, pero «mi madre tiene cinco hermanos y aprovechan en las vacaciones para desconectar por esa zona. Si no estamos nosotros va alguno de ellos». Ese vínculo especial desea transmitirlo a sus hijos para que se mantenga en las próximas generaciones. «Quiero que lo conozcan, porque parte de mi sangre es extremeña y me gustaría que mi familia tenga contacto con esos orígenes que me han hecho crecer a mí».
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