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Fernando Hierro, junto a Luis Rubiales. Foto: Efe | Vídeo: Atlas

El cese fulminante de Lopetegui abre la puerta a Hierro y sume a España en un mar de dudas

Rubiales, dolido por las formas en que se llevó a cabo el fichaje del ya extécnico por el Madrid, asegura que se enteró «cinco minutos antes» de ser público

Rodrigo Errasti Mendiguren

Enviado especial a Krasnodar

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Miércoles, 13 de junio 2018, 13:50

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«No podía decir que no. Es un reto bonito y apasionante. Las circunstancias son las que son y acepto esta responsalilidad con valentía. Tenemos una gran oportunidad. Todo lo que ha sucedido no nos vale de justificación para no pelear por el objetivo. El foco es venir pelear por un Mundial. Vamos a intentarlo», expresó Fernando Hierro en su primera comparecencia como seleccionador. 20 horas exactas. 1.200 minutos después de que el Real Madrid sorprendiese con el fichaje de Julen Lopetegui, la Federación Española de Fútbol (FEF) anunció que Hierro iba a ser el encargado de dirigir a España en un Mundial que comienza este viernes en Sochi ante Portugal.

Un golpe de timón atropellado, que terminó con el que era director deportivo al frente de La Roja tras estar horas tratando de convencer al presidente Luis Rubiales que mantener al técnico vasco, pese a todo lo sucedido, era la mejor decisión para el rendimiento del grupo en Rusia. «Tengo que dar las gracias a Fernando Hierro por asumir este reto y su compromiso. Debemos ayudarle todos», dijo un Rubiales con gesto cansado tras un día frenético en el que mostró su fortaleza en sus prime mes de presidente.

«Es una cuestión de afrontar una realidad y mientras menos miramos hace atrás mejor. Nos confundiríamos», dijo un Hierro que insistía en no mirar al pasado. No quería entrar en detalles de lo sucedido, optó por no comentar la decisión «de su amigo» Lopetegui ni tampoco del Real Madrid aunque sí dejó un mensaje claro. «Ha sido una cuestión rápida, cuando el presidente me ha comentado la posibilidad, tenía tres alternativas: decir que no, irme y he optado por la tercera que es estar presente, que hay unos jugadores, una Federación y es el momento de dar un paso adelante. Lo he tenido claro. No podía decir que no porque no me lo perdonaría».

Además, explicó que tener la conciencia tranquila. «Puedo mirar a los ojos a todos el mundo. Estoy muy tranquilo y hemos actuado cómo debíamos actuar. Si no estuviese convencido no estaba aquí». Lo primero que hizo Hierro fue localizar a su equipo de trabajo, que encontró la manera de llegar lo más rápido posible hasta Sochi. Julián Calero (ahora mismo en el Navalcarnero y que fue su ayudante en el Oviedo tras serlo de Lopetegui en el Oporto), Juan Carlos Martínez (un clásico de las inferiores que también fue asistente del seleccionador saliente y entrante) y Carlos Marchena, cedido por el Sevilla, de enlace con la plantilla. Rubiales y Hierro contaron que los jugadores habían cerrado filas con él tras una «charla emotiva».

El nuevo seleccionador, que no quiso hablar de plazos en el cargo, reconoció que ahora toca «ser inteligentes y coherentes» porque de cara al debut con Portugal «no hay mucha capacidad de cambio, lo mejor es no cambiar absolutamente nada». Tras recordar que ha estado «presente en todos los entrenamientos», insistió que cuenta con «un grupo de chavales fantásticos, maduros y buenos deportistas», a los que pedirá que «sean ellos mismos, positivos y valientes. Hemos venido a competir y un Mundial no vuelve hasta dentro de cuatro años. El día no es fácil para nadie».

Tensión y errores de comunicación

Y es que Hierro aceptó después de horas de máxima tensión, de muchas reuniones y de peticiones por parte de los futbolistas al presidente de que lo más conveniente era la continuidad del técnico, pese a la bomba lanzada de manera «unilateral» por el Real Madrid. Rubiales no cedió a su idea inicial y destituyó al vasco. «La Federación no puede permanecer al margen de unas negociaciones y enterarse cinco minutos antes de un comunicado por dos llamadas. No hemos podido mirar hacia otro lado», explicó, negando así la propia versión dada por la Federación Española de Fútbol en la tarde del martes a las 18.32 horas locales cuando desde la RFEF se comunicó que «habían estado al tanto de las negociaciones» con el club madridista.

Rubiales reconoció que «nos hemos podido equivocar a la hora de comunicar pero en los que no nos podemos equivocar nunca es en los valores. Ante un hecho tan tremendo pero guardar las apariencias no es la solución. Los valores de la Federación los pone la propia Federación», recordó detallando cómo vivió la tarde del martes por el Real Madrid. «Es una negociación legítima pero que no conocíamos. Hay formas de actuar. No quiero opinar sobre cómo tiene que hacer las cosas el Real Madrid. La selección es el equipo de todos los españoles. Si hubiera dependido de Julen no se hubieran hecho las cosas así. Las formas son importantes (dijo insinuando que la culpa era de los representantes, Carlos Bucero a la cabeza). Admiro a Julen y le respeto mucho, es un entrenador top pero la FEF es muy importante y está por encima de eso», recordó antes de informar que «la relación con Lopetegui ha terminado con un apretón de manos».

El vasco, que puede ser presentado por el Madrid este jueves, deja la selección sin conocer la derrota en la absoluta (20 partidos) ni en la sub-21 (19). «Nos hubiese gustado terminar con Julen en lo más alto pero no hemos sido nosotros los que hemos provocado esto. Es el que ha hecho posible que estemos aquí. Nos hemos visto obligados a prescindir de Julen porque hay decisiones que se tienen que tomar en función de una forma de actuar y de unos valores», insistió.

El 'Zidane' de la selección

Rubiales dejó claro desde primera hora del día que «si hay alguien que no tiene responsabilidad es nuestro director deportivo. No tuve ninguna constancia y a los cinco minutos lo vi en la prensa y tuvimos que reaccionar. Pedí que no se hiciera nada pero ya se estaban dando pasos que pedí que no se dieran: se estaba hablando con los jugadores... (algo que hizo Lopetegui antes de la sesión vespertina). Tiene que haber un mensaje claro para todos los trabajadores de la Federación, hay una forma de actuar que hay que cumplir. Si alguien quiere entablar una relación con alguien de la FEF tiene que hablar con el trabajador y también con la FEF. Es algo básico porque es el equipo de todos los españoles. Un Mundial es la cita máxima. En dos días hay un partido importantísimo», insitió recordando que había «faltado a nuestra obligación de votar para la elección del próximo Mundial» al tener que regresar de Moscú.

No ocultó Rubiales que hubo contacto con los 23 internacionales, que en su mayoría no deseaba un cambio, pero aunque están «dolidos» porque «hay lazos de cariño» considera que «han comprendido» la situación. «Todos estamos afectados. Es un duro golpe. La situación es dificilísima, muy complicada pero lo que no voy a hacer nunca es traicionarme a mí mismo. Sé que haga lo que haga va a haber críticas», insistió antes de confirmar a Hierro como seleccionador. «Me gustaría que los chicos jugasen bien; que compitiesen y jugasen con calidad el balón, si pudiera ser meter dos o tres goles más que el rival... Si me dejan y si tengo los artistas que tengo, encantado. Me gustaría eso», llegó a bromear Hierro, que «firmaría» ser el Zidane de la selección, cuando le preguntaron por su ideal futbolístico.

«30 años rodeado del balón»

El malagueño tenía mejor cara que horas antes, cuando había llegado para acompañar al presidente en el momento que anunció la destitución de Lopetegui. Entendió que Rubiales, a la larga, estaba tomando la mejor decisión para la institución y asumió el reto por la responsabilidad de un cargo al que volvió en noviembre de 2017 tras los éxitos vividos entre 2007 y 2011 (una Eurocopa y un Mundial). «Sólo tengo un año de experiencia en el Oviedo, hicimos las cosas bien (pero no logró meter al equipo en la fase de ascenso), un año como segundo entrenador (de Carlo Ancelotti en la 14-15) y 30 años rodeado del balón», se defendió con una sonrisa.

Hierro está acostumbrado a competir con presión como jugador, saliendo airoso de situaciones límite. Rubiales ha apostado por él ya que conoce el grupo a la perfección, cuenta con el respeto de los jugadores y tiene experiencia en estos torneos: cuatro mundiales (Italia 90, EEUU 94, Francia 98 y Corea-Japón 2002) y dos Eurocopas (Inglaterra 96 y Holanda-Bélgica 2000). Antes de salir a su primer entrenamiento quiso mandar un mensaje a la afición. «Que confíen porque nosotros confiamos. Lo vamos a intentar con todas las fuerzas y con todas las consecuencias». El primer rival es Portugal, la campeona de Europa...

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