David, portero automático del Valdivia
Un defensa. Ante las bajas en la portería, el central del Valdivia tuvo que salir de inicio ante el Trujillo como improvisado arquero; y no lo hizo nada mal según le dijeron hasta los rivales
Marco A. Rodríguez
Badajoz
Lunes, 19 de abril 2021, 21:58
Todos hemos visto algún accidentado partido de fútbol, sobre todo antes de la aprobación de las cinco sustituciones, en cuya segunda parte el portero ... de uno de los equipos debía abandonar el terreno de juego teniendo que ocupar su posición un jugador de campo al no contar con más cambios el entrenador. Menos habitual, incluso en categorías menos elitistas, es que un defensa salga en el once inicial como guardameta pues uno de los contendientes tenga esa posición vacía. Le acaba de suceder al Valdivia, que apostó por su central David Moraga bajo palos tras la sanción de su titular Peters y la lesión en el menisco del suplente Adrián, fichado en el mercado de invierno –Joaquín se había marchado al Campanario– y que tuvo que ser operado.
Por lo general, en estos casos se dirigen las miradas al tercer arquero y como último recurso se sube a un juvenil. Pero el Valdivia, colista del grupo por la permanencia de la Terceraextremeña, carece de esa solución, así que el 'marrón' se lo tuvo que comer David Moraga, un polivalente zaquero de 26 años que puede desempeñarse bien como lateral zurdo y hasta en el eje del centro del campo, su preferida, para cuestiones de contención. Es tan completo que se autocalificaba como «tercer portero del equipo», según sus propias palabras. «Eso es lo que le decía a mis compañeros, a veces en los partidillo me ponía y fíjate, ahora soy portero de verdad», recuerda tras su estreno del domingo.
Y no lo hizo nada mal. El Valdivia cayó en su visita ante el Trujillo por 1-0. En el resumen del encuentro puede contemplarse que los cacereños llegaron en multitud de ocasiones por banda pero solo fueron capaces de anotar un único tanto, el de la victoria. Les faltó acierto, la ley que impera en estas latitudes, pero el nuevo inquilino de la meta valviense también aportó su granito de arena para que los suyos no le perdieran la cara al duelo con varias intervenciones de enorme mérito dadas las circunstancias. Hasta un mano a mano salvó, junto a algunas salidas por alto pese que no supera el 1.78. «Lo que pasa es que nosotros apenas llegamos y así es imposible», se lamenta David Moraga, quien además de guardameta se hubiera vestido de superhéroe de haber rascado algún punto la tropa de Vicente en el Julián García de Guadiana, donde protagonizó una actuación más que digna.
«Disfruté mucho, pero no me quedaba otra porque hay más compañeros que pueden hacer de defensa. Es un buen marrón. No sé si será por los genes o algo. Mi padre –Ángel Moraga– fue portero del Don Benito y nuestro entrenador de porteros me dice que tengo técnica. La posición de portero está muy infravalorada, creo. Cualquier fallo es determinante y se critica más que si falla un delantero u otro. Esperemos que no la líe en el próximo partido», explica. Porque Moraga tendrá que custodiar su puerta dos encuentros más hasta que Peters cumpla su sanción.
La historia se repite
No es una experiencia nueva para él. Natural de Don Benito, de cuyo club es directivo su padre y donde arrancó su trayectoria futbolera, David tuvo que ejercer de guardameta cuando jugaba con los cadetes de segundo año rojiblancos. «Creo que el portero tenía un viaje o algo así y me tocó. Aquella vez fue muy bien y ganamos 1-3 en Miajadas».
«Cualquier fallo es determinante y se critica más que si falla un delantero u otro. Esperemos que no la líe en el próximo partido», explica
David Moraga
«Sentí el hormigueo en el vestuario, antes de empezar. Después, ya con los guantes y eso, me encontré bien, tranquilo»
David Moraga
Tal vez por ello en poco tiempo venció al miedo escénico. «Sentí el hormigueo en el vestuario, antes de empezar. Después, ya con los guantes y eso, me encontré bien, tranquilo. Mi padre me dijo que se esperaba que estuviera más nervioso. Yo pensaba que, si la liaba, no era culpa mía. De hecho, mis compañeros me dijeron que todo lo que hice lo hice bien, que no pude hacer más, ni siquiera en el gol. Pregunté si podría haber llegado y me contestaron que imposible». Las felicitaciones también llegaron desde el adversario, como su homólogo en la puerta contraria Jordi. «El capitán del Trujillo, Dani, me dijo que no todo el mundo es capaz de hacer esto, que le eché dos h... Así que acabé contento, pero cumplo estos dos partidos y vuelvo a mi sitio, que esto es mucha responsabilidad y te pegas muchos costalazos porque no sé caer», rememora el futbolista, quien considera, ya en el ámbito grupal, que el Valdivia tiene muy mala suerte y merecía mejores resultados. «Mientras matemáticamente no estemos descendidos hay que luchar. No vamos a ir a los campos a que nos pinten la cara. Por nosotros y por el club».
Como integrante del gremio del fútbol modesto, es plenamente consciente de que el deporte rey no da de comer en todas sus categorías, así que debe buscarse una vida laboral y compaginarla. Acaba de terminar Ingeniería Técnica Agrícola (ITA) y ya está manos a la obra a la búsqueda de un trabajo, si bien reconoce que la pandemia acecha también al empleo y convierte esa labor en todo un reto. «En Tercera, y ya con 26 años, es complicado. Ahora con esto de ser portero igual me llegan ofertas, triunfo, y me he equivocado estudiando la carrera», bromea. Cosas más difíciles se han visto.
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