Fran Fernández, el parapenaltis inesperado del Gévora
Era una faceta desconocida para él, pero se convirtió en el héroe al detener dos de los lanzamientos para dar el pase a la Copa del Rey
Hace cuatro meses se le vino el mundo encima a Fran Fernández. Corría el minuto 70 de la final de la Copa Extremadura ante el ... Fútbol Playa Badajoz y con 0-0 un disparo desde tres cuartos de campo sin peligro aparente se le escurría entre las manoplas. Se esfumaba así la posibilidad para el CD Gévora de disputar la fase previa de la Copa del Rey a la que tenía derecho el ganador de esa contienda. «Era un balón superfácil que tenía para blocar pero se me escapó y se metió dentro». No había consuelo posible, «tenía eso ahí clavado desde entonces». Pero los caprichosos hilos que manejan los designios del fútbol hicieron su magia. El equipo pedáneo corrió el escalafón tras la no inscripción de la escuadra de La Guajira y disputó en su feudo el duelo definitivo para concurrir a la primera ronda del torneo del KO. Desventaja inicial, expulsiones y un gol que no llegaba, «aunque les daba ánimos a mis compañeros desde la portería, por dentro pensaba que no teníamos fuerzas parta meter un gol y no llegaban las ocasiones, pero cuando menos te lo esperas...».
Se cumplió el minuto 86 y la trama viró por completo con las tablas firmadas por Adri González, que dieron paso a una prórroga de resistencia que no movió el marcador y abocó a los penaltis. Los locales fallaban el primero y toda la responsabilidad recaía sobre el meta andaluz. Era su reválida. «Estaba como loco de los nervios», admite. Le tocó templarse y abstraerse de todo, incluso de los comentarios de quienes intentaban insuflar una energía que ya de por sí se desbordaba por la adrenalina. «Intentaba escuchar lo mínimo posible, porque todo eso me iba a poner más tenso».
Pese a ello, atendió las consignas de Cristo y del entrenador de porteros, José Ángel, que le espolearon, «me dijeron que iba a ser mi noche, que estaba para mí, que lo merecía y que confiara en mi intuición». Ninguno de ellos se imaginaba en esos instantes que aquel deseo formulado como arenga mutaría a premonición. Pese a que internamente era un flan, parecía otro día más en la oficina para él; sereno, firme en sus decisiones y felino en sus estiradas. «He visto después la tanda mil veces y daba la apariencia de que estaba tranquilo, incluso cuando paré los dos apenas lo celebré». Exhibió una concentración imperturbable que a la postre sería definitiva, porque el Playas de Sotavento solo fue capaz de perforar una vez su portería, detuvo dos y otros dos se marcharon al limbo, entre ellos, el último y definitivo, que desató el júbilo y una euforia infinita.
Invasión de campo, lágrimas, miradas al infinito y una figura cuyo fulgor resplandecía sobre el resto. Todo el mundo corría hacía Fran Fernández, al que alzaron a hombros cincelando una escena muy icónica que ya es historia del fútbol en Gévora y en la región. «Ha habido bastantes risas con esa foto dentro del grupo, porque me decían que parecía Pelé», en referencia a la instantánea de la leyenda brasileña cuando la ‘Canarinha’ ganó el Mundial en México 1970. «No quería que me subieran porque la victoria es de todos, pero no pude evitarlo y acabé por ahí arriba», narraba. Ese documento es el fiel reflejo de la felicidad sin depurar ni adulterar «de uno de los mejores días de mi vida, por lo menos en lo deportivo».
Pocos conocían que en las filas gevorenses militaba un especialista en neutralizar lanzamientos desde los once metros. Ni siquiera él mismo. «Me ha descubierto esta faceta que no conocía». Trata de hacer memoria y no recuerda que en más de 20 años le hayan lanzado muchas penas máximas, una de las últimas fue cuando militaba en el Jerez y también frustró el intento del adversario.
Además, reconoce que no es una vertiente del juego que trabajen específicamente en los entrenamientos, «después de alguna sesión nos quedamos dos o tres y practicamos, pero más de cachondeo que otra cosa».
Del Municipal al Decathlon
El desenlace del interminable partido y la fiesta se alargaron hasta entrada la madrugada y al día siguiente tocaba el sorteo para conocer rival, pero Fran Fernández tenía turno de mañana en el Decathlon, donde trabaja actualmente. Sus compromisos laborales le han impedido ejercitarse con el grupo durante la pasada semana tras el choque del miércoles, una situación muy habitual en el balompié amateur, «hasta hace un mes no hemos contado con la plantilla al completo, con jugadores de vacaciones o trabajando fuera ha sido imposible». Y ahí reside el mérito y la mística de episodios como el que le ha tocado vivir a la pedanía pacense, «es lo bonito, todos aportamos, sea un día, dos o tres y cada domingo vamos con la máxima ilusión porque es lo que nos gusta».
Oriundo de Huelva, hace cinco años puso rumbo a Badajoz para cursar la carrera de Educación Primaria en la capital pacense y ahora, una vez conseguido el título, su intención es opositar para dedicarse a la docencia, sin destino todavía fijado, pero tiene claro que los guantes y las botas estarán presentes en ese camino, sea donde sea: «no quiero dejar de jugar al fútbol porque es mi vida y mi pasión y lo haré siempre que pueda al máximo nivel».
El arquero andaluz conoce bien al rival que deparó el bombo en el sorteo del pasado jueves. Pasó por las filas de la cantera del Betis durante un par de temporadas y asegura que será una cita especial para él, también por cercanía, y no duda a la hora de referirse a cuál será la camiseta que buscará a toda costa. «Siempre dije que en una situación así pediría la del portero, que es mi colega de puesto, pero en este caso quiero la de Isco, soy muy madridista y es un futbolista muy reconocido que ha ganado muchos títulos».
No descarta dar la campanada ante los verdiblancos, «todo puede pasar», pero con los pies en el suelo y humildad, centra su discurso en que «sobre todo será una fiesta, Gévora y Badajoz se lo merecen».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión