Los Cacereños saborean 'sus copas' en 2024
El masculino tuvo contra las cuerdas al Atlético y el femenino está en cuartos tras eliminar a dos rivales de Liga F
A nivel futbolístico será difícil que en la ciudad de Cáceres se olvide el año que llega a su ocaso. Ha sido precisamente en ... sus últimos compases cuando se han vivido las emociones más fuertes de la temporada y todas ellas han llegado de la mano de los respectivos torneos coperos. En el caso del Cacereño masculino, el premio llegó en los confines de una campaña caracterizada por la irregularidad, pero que pudo enderezar gracias a una inesperada goleada (5-0) ante el Numancia, que se jugaba el ascenso directo, y la derrota del Unión Adarve, que daba vía libre a los verdiblancos para entrar en el bombo de la Copa del Rey. Con suspense, épica y con gol de Christian en la prórroga, los de Julio Cobos lograron apear en primera ronda a la Gimnástica Segoviana, un peldaño divisional por encima, y citarse en la siguiente fase con un equipo de Primera. Y le tocó la pareja de baile más deseada, un Atlético de Madrid que, con el Real Madrid y el Barcelona exentos por disputar la Supercopa, se convertía en todo un reclamo.
Era la segunda vez que se medían a los colchoneros tras el precedente de hace 42 años, con formato a doble partido, en el que hicieron sudar en ambos compromisos al conjunto rojiblanco dirigido por Luis Aragonés. Con ese espíritu y resucitando el germen de aquella gesta, los extremeños acudían a la cita el pasado 5 de diciembre ante una gran expectación sin complejos y confiados en sus opciones. Merencio hizo soñar durante casi toda la contienda con el tanto a la media hora de juego, pero el gigante dormido despertó en los compases finales. Lenglet, Rodrigo de Paul con la ayuda de Adri Pérez y Julián Álvarez imponían la lógica, pero dejaban un poso de orgullo y alegría en las huestes verdiblancas tras una actuación más que meritoria.
Quizás con menos estridencias y revuelo mediático, el Cacereño Femenino fue meticulosamente avanzando rondas en su periplo por la Copa de la Reina, sin grandes pretensiones, pero sin renunciar a nada. Lo que al principio no funcionaba en Primera RFEF parecía sí darle réditos entre semana en la competición del KO, dando rodaje a jugadoras menos habituales que se fueron enchufando y activando para la causa.
Tras el bache liguero inicial, sobre todo fuera de Pinilla, el equipo de Ernesto Sánchez recuperó su esencia, se rearmó y alcanzó su punto álgido a nivel físico y mental. Se blindó con la fiabilidad defensiva tan señera del técnico extremeño y a partir de ahí sus prestaciones competitivas se multiplicaron. Escaló en el torneo de la regularidad hasta alcanzar la zona noble de la tabla y en la Copa fueron rebasando obstáculos con facilidad, dejando en el camino al Albacete (0-7) y al Córdoba (0-4) para citarse el 20 de noviembre con un rival de Liga F como el Valencia, que afrontaba la cita en horas bajas, colista de la clasificación. Las extremeñas hicieron gala de su solidez y resistencia, aprovechando el acierto de Javiera Toro en el minuto 50 para desnivelar una balanza que fue inamovible hasta el final del choque. Contra todo pronóstico seguían adelante y el desafío se tornaba aún más exigente en octavos de final, topándose con todo un histórico como el Athletic de Bilbao.
Era una ocasión pintiparada para atraer el foco hacia un proyecto sin inversiones faraónicas ni recursos a su alcance, pero con una filosofía de trabajo inagotable. Con esas premisas y con un campo Manuel Sánchez Delgado con un ambiente festivo, se plantó sobre el verde un duro y correoso Cacereño que dio un zarpazo a las leonas en el minuto 4 con el gol de Lezcano, al que respondieron las visitantes con el penalti ejecutado por Amezaga. Parecía cuestión de tiempo que alguna acción de calidad diera el pase a las vizcaínas, pero fueron las locales las que aprovecharon una jugada a balón parado para que Rana Okuma desatara la locura. Ni la expulsión de Yorladiz poco antes del descanso impidió que se regalaran otra ronda para 2025.
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