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M. Gª Garrido
Badajoz
Miércoles, 26 de marzo 2025, 21:06
El eco de la enconada reprimenda de Adrià Alonso el pasado sábado debe aún retumbar en las entrañas del vestuario local del Multiusos. ... El rapapolvo del entrenador del Cáceres fue de órdago y puso firme hasta al apuntador tras caer estrepitosamente frente al Clavijo. En la rueda de prensa estuvo crítico pero contenido, con un rictus serio y un lenguaje corporal que desprendía represión para evitar dar rienda suelta a su cólera.
Quiso mantener las formas de manera pública, pero no ocultó en ningún momento su nivel de enojo. «Estoy cabreado; no enfadado, no, cabreadísimo», reconocía. No tanto por la derrota sino por la actitud de sus jugadores, la imagen, los brazos caídos y la preocupante falta de intensidad. «La cosa no es ganar o perder, es cómo pierdes». Se le percibía decepcionado al no percibir en tres cuartas partes del choque la identidad que ha inoculado al grupo a lo largo de estos meses. Y se despachó a gusto: «cuando no tienes tensión mental no puedes hacer nada en esta vida y no ha habido ningún tipo de tensión mental a partir del segundo cuarto».
Todo ello pese a que la salida a pista de los verdinegros fue alentadora, pasando por encima de los riojanos con un parcial de 23-10 en los primeros diez minutos. «Lo que hemos hecho después... Es que me salió una palabrota y no la quiero decir. Es impropio, no lo podemos hacer». A partir de ese momento se apoderó un exceso de confianza que redujo la concentración y catapultó a su rival.
El rebote se convirtió en el fiel reflejo del bajón local, sobre todo en la canasta del Clavijo, donde el Cáceres solo fue capaz de capturar seis balones, la estadística general fue de 35 a 23 a favor de los visitantes. «No hemos tenido control del rebote», recalcaba amargamente en su comparecencia. «Hemos dejado de transitar hacia delante con ritmo, hemos empezado a a deambular por la pista», se lamentaba, añadiendo que «hemos cometido errores defensivos impropios».
El técnico catalán programó una sesión de entrenamiento a primera hora del día siguiente con cierto aire de castigo, pero también para corregir e incidir en situaciones aún frescas en las cabezas de los protagonistas. «No me pongo a entrenar ahora porque evidentemente físicamente no lo puedo hacer, pero mañana a las nueve todo el mundo aquí a trabajar».
Adrià Alonso estaba especialmente afligido, además, por la ocasión perdida de congraciarse con una masa social ávida de alegrías y que pobló las gradas. «Era un partido para enganchar a la gente, para dar un paso adelante y no hemos sido capaces», recalcaba el preparador del conjunto extremeño, que imploraba la exoneración de los pecados por parte del respetable, «pedirle disculpas y espero que sigan con nosotros porque evidentemente es un borrón». Plenamente consciente de que la cita había concitado un interés especial, insistió en que «si nos tienen que castigar que no sea no viniendo al próximo partido».
Pese al revés, el Cáceres sigue dependiendo de sí mismo para adjudicarse el primer puesto (incluso podría certificarlo esta jornada), que otorga el privilegio de disputar la eliminatoria de campeones para ascender a Primera FEB. A cuatro jornadas para el final, cuenta con una renta de dos victorias sobre el Melilla (al que le tiene ganado el ‘basketaverage’) y el Ponferrada, al que recibirá dentro de dos semanas. Antes, este sábado a las 19.00, visita a La Salud Archena, también metido en la pelea para el playoff.
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