Xita Rubert y el padre extravagante
Narrativa. La hija de Xavier Rubert de Ventós novela con mirada crítica, pero benigna, la personalidad del filósofo y político
Iñaki Ezkerra
Viernes, 10 de enero 2025, 23:19
El ajuste de cuentas con el padre es un tema cada vez más frecuente en la narrativa latinoamericana, con ejemplos recientes como el del argentino ... César Aira con 'En el pensamiento' o como el del mexicano Juan Villoro con 'La figura del mundo', así como en la española con casos como el del asturiano Ricardo Menéndez Salmón con 'No entres dócilmente en esa noche quieta' o el del vasco Galder Reguera con 'Libro de familia', ambos editados en 2020. Lo que no resulta tan usual es que sea una mujer la que se enfrente a la figura paterna en una novela de carácter autobiográfico. Éste es el caso de 'Los hechos de Key Biscayne', obra de la española Xita Rubert, que ha compartido 'ex aequo' con la novela 'Clara y confusa' de la chilena Cynthia Rimsky el Premio Herralde en su 42ª edición.
Si tiene que ver algo el texto de Xita Rubert con alguno de los citados, ese sería el de Juan Villoro por cuatro razones: porque en ambos se trata de un padre intelectual; porque a esa condición se suma la extravagancia; porque en sendos autores, siendo tan distintos, se da una mezcla de fascinación y afecto hacia ese personaje que les ha caído en suerte, y, finalmente, porque este es, en uno y otro caso, un hombre conocido y reconocible. Aunque, en 'Los hechos de Key Biscayne', a esa figura paterna se le haya cambiado el nombre, el Ricardo que comparece en estas páginas es totalmente identificable con el que fue el verdadero padre de la autora, el filósofo y político barcelonés Xavier Rubert de Ventós, fallecido en enero de 2023 y a quien su esposa, la escritora gallega Luisa Castro, 27 años más joven que él, le dedicó una novela nada exenta de rencor –'La segunda mujer'– con la que obtuvo en 2006 el Premio Biblioteca Breve.
Si la mirada de la excónyuge condenaba a la persona y al personaje, la de la hija, que adopta en todo el texto una voz de 'alter ego' en primera persona, absuelve a ambos aunque no carezca de un sentido crítico que aporta al libro momentos impagables por lo hilarantes. El planteamiento es el siguiente: tras viajar con los dos hijos de un matrimonio roto a Boston, donde había sido contratado como profesor visitante, Ricardo decide, avanzado el curso, en diciembre de 2010, dejar atrás el frío y trasladarse al paisaje paradisíaco de la isla de Key Biscayne, situada en el estado de Florida. Ya el viaje de ese trío adquiere tintes rocambolescos porque, en vez de en maletas, llevan metidos los equipajes en bolsas de basura y el profesor, a falta de los visados que no se sabe dónde estarán, pretende identificarse con un carnet español de conducir motocicletas que, para colmo, está caducado. La situación causada por ese padre estrafalario que, como su modelo en la vida real, cuenta con amplios recursos económicos y buenas relaciones para salir airoso de sus volubles excentricidades, se salda con la gráfica descripción que traza la voz narrativa de la hija: «¿Viajar con maletas normales: por qué? Nosotros podíamos ser vagabundos si a él le apetecía, príncipes al día siguiente, nómadas otra vez, condes al despertar.»
Lo que sigue a continuación, y constituye el cuerpo de una novela cuyo argumento posee la virtud y el defecto de resultar algo errático y deslavazado, es la aventura de ese trío en un idílico escenario insular ocupado por magnates y famosos, mafiosos del narcotráfico y niñas que rondan la edad de la narradora al borde de la adolescencia, pero que se peinan y se maquillan con el estilo chirriante de las mujeres adultas o, peor aún, de las actrices de Hollywood. Esa niña que está empezando a dejar de serlo traba amistad con dos antagónicos estereotipos de la colorista fauna isleña: una niña negra de extracción humilde y una blanca pelirroja y pija, que le dan mucho juego.
En la trama entre narrativa y descriptiva hasta lindar con un desenfadado costumbrismo, hay amagos del género negro e incluso del relato de suspense, como hay una escena de explícito contenido sexual que constituye un velado misterio. Pero el texto es, ante todo, una informal novela de formación escrita con gracia y una convincente caracterización de los personajes que no son otra cosa que los miembros de una clásica familia desestructurada que se alimenta mal y de forma caótica: el padre egoísta y generoso a la vez, patético y divertido; su hijo, Nico, que adopta un rol de muchacho resolutivo y solvente ante las complicaciones que se les presentan; la hija que rehúye los reclamos de la madre que para ella encarna la autoridad y la responsabilidad opresivas. 'Los hechos de Key Biscayne' es una novela muy literaria de amor y de humor.
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