Guillermo Arriaga y la novela total
Tensión ·
Una obra en la que el autor mexicano ajusta cuentas con el siglo XIX y la historia conflictiva de su país con los Estados Unidos.Iñaki Ezkerra
Viernes, 11 de julio 2025, 23:25
Lo que se entendió en su día por 'novela total', y que podría definirse como una catedral narrativa o una suerte de cosmogonía personal del ... escritor, mantuvo su impulso hasta entrado el siglo XX (El 'Ulises' de Joyce, 'El hombre sin atributos' de Musil, el ciclo de 'En busca del tiempo perdido' de Proust…) y cobró un tan renovado como inesperado auge en los años 60 y 70, con el carácter fundacional que adoptó la narrativa del boom latinoamericano. Obras como 'Cien años de soledad' de Gabriel García Márquez, 'El siglo de las luces' de Alejo Carpentier, 'Hijo de hombre' de Augusto Roa Bastos o 'Palinuro de México' de Fernando del Paso dieron fe de ese renacimiento, propiciado por un espíritu literario que aspiraba a recrear específicamente la realidad del continente americano. A esa gran potencia novelesca, a la que no era ajena la sombra de Faulkner, le siguió una literatura bastante menos ambiciosa y de más breve distancia, que a menudo echaba mano de los géneros, preferentemente del policíaco, aunque también del político o del testimonial. En este contexto, una obra como 'El hombre', la nueva entrega del novelista mexicano Guillermo Arriaga, puede entenderse como un fruto epigonal y tardío de aquella ambición fundacional del boom, si bien poseedora de nuevos ingredientes. Arriaga no presenta el sofisticado grado de elaboración estilística que exigían la fórmula del realismo mágico o la del barroquismo fabulador de aquellos autores, pero sí un afán totalizador de abarcar la historia nacional del México decimonónico, y de abordar un aspecto que a menudo se ha ignorado en la literatura centrada en dicho período: la tensa y conflictiva relación de su país con los Estados Unidos.
Este aspecto geopolítico, social-racial y bélico-económico, es la verdadera novedad de su propuesta narrativa. A menudo, cuando se ha abordado la cuestión de la identidad mexicana, se ha puesto el foco en el presunto contencioso con España, de manera que este servía como un factor de distracción para no atender al auténtico conflicto armado que desgarró a la nación mexicana y que fue el que tuvo lugar con los Estados Unidos entre 1846 y 1848. Conflicto que se saldó con la cesión del primero a los segundos de más de la mitad de su territorio. Guillermo Arriaga aborda de manera valiente y comprometida esa cuestión, a la que suma otras adyacentes que no resultan menos incómodas y espinosas, como es la de la extinción de las tribus nativas de los apaches en el territorio de Texas, que pasaría a manos norteamericanas; la de la esclavitud que, al ser abolida en México, dio lugar a la creación en su propio suelo de un pueblo llamado Nacimiento de los Negros donde se refugió un amplio número de libertos huidos de la tierras del Norte; la de la extinción de las especies animales que propiciaría ese mismo colonialismo, o el del surgimiento de un capitalismo estructuralmente violento forjado sobre robos, saqueos y expolios sobre el que asentaría un moderno imperio.
Arriaga es fundamentalmente un narrador nato, razón por la cual todos los temas que trata, aquí los pecados originales de la nación estadounidense, deben tener, y tienen, en sus páginas un rostro concreto, así como una historia detrás de ese rostro. El rostro del capitalismo sin alma que retrata 'El hombre' es el de Henry Lloyd, un tipo despiadado, un empresario y terrateniente que es capaz de construir una inmensa fortuna personal y un gran imperio económico a base de lucha, de sangre, de explotación, de falta de escrúpulos y de capacidad carismática para la manipulación del prójimo, para conciliar lealtades y doblegar voluntades.
El retrato que traza la novela de este personaje es el del mismísimo diablo, lo cual le hace perder profundidad psicológica a favor de sus épicos y coloristas tintes; de su plasticidad transgresora y maligna. Pero, como no podía ser de otro modo, este malo oficial de un argumento que linda con lo cinematográfico tiene a su vez un enemigo al que teme, y que es la horma de su zapato. Dicho rival es Jack Barley, un personaje potente que se estrenó como asesino a los once años.
De hecho, el texto, que alcanza la desmesura de las casi 700 páginas, se abre con ese episodio tétricamente infantil que tiene lugar en 1815, y donde el niño queda exonerado de la puñalada que atesta a un tal Louis Vincent en un rural contexto escénico de lo que ahora llamaríamos bullying. Jack Barley será el logrado antagonista de Lloyd en un novela total y coral, en la que la alternancia de las voces se turna con la alternancia analéptica de los tiempos.
El hombre
Guillermo Arriaga
Editorial: Alfaguara
682 páginas. 24,60 euros (9,49)
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