Cipriano, el hereje por antonomasia
Divulgación histórica. Una publicación del CIMPE analiza la figura de Cipriano de Valera, 'el hereje español'
Manuel Pecellín
Viernes, 4 de julio 2025, 22:07
El 26 de abril de 1562 los sevillanos pudieron contemplar un infamante 'auto de fe público'. Ardieron las estatuas de diez condenados por la Inquisición ... que, no habiéndolos podido apresar, ejecutaba así en efigie la pena capital en la hoguera contra aquellos 'herejes luteranos', huidos de España para salvar la vida. Entre dichos frailes del monasterio de San Isidoro del Campo, junto al Betis, figuraban Casiodoro de Reina, natural de Montemolín, y Cipriano de Valera, también de muy probable origen extremeño. Ambos pasarán a la historia por sus versiones al castellano de la Biblia. Sobre la biografía de los dos grandes hombres siguen existiendo lagunas, por razones obvias: ellos mismos se refugiaban a menudo en el anonimato o al pseudónimo por temor a seguras persecuciones (que les llegarían desde numerosos frentes, no solamente los católicos) y, desde luego, pasarían siglos antes de que los investigadores se ocuparan seriamente de sus personas y obras. A menudo, serán objetos de las críticas más injustas, resaltando como paradigma los juicios condenatorios de Menéndez y Pelayo en el libro IV, capítulo X, de su, por otra parte, monumental Historia de los heterodoxos españoles. Allí recuerda don Marcelino que a Cipriano se le tuvo, a partir de los Índices expurgatorios del Santo Oficio, como 'el hereje español' por antonomasia (Edición de la BAC, Madrid, 1956, t. 2º, pág. 138).
Sobre tan extraordinario personaje acaba de aparecer la publicación que se reseña, obrita de carácter divulgativo, pero de interés indudable. La ha editado el CIMPE (Centro de Investigación y Memoria del Protestantismo Español), entidad que con tanto entusiasmo como acierto dirige en Sevilla el pastor evangélico Emilio Monjo (n. Monesterio, 1953), doctorado en Filología hispana y excelente teólogo.
Discurso del emérito
Quizás algún lector recuerde el discurso de Juan Carlos I, al ser investido doctor honoris causa en Derecho civil por la Universidad de Oxford (24 de abril de 1986): «En momentos de inestabilidad política o religiosa, Oxford ofreció su hospitalidad a eminentes estudiosos españoles como Cipriano de Valera, autor de la preciosa Biblia Castellana que, modernizada, todavía se sigue publicando».
El hoy rey emérito evocaba al escriturista español, que llegaría a enseñar en las universidades de Cambridge y Oxford; editar a prestigiosos teólogos calvinistas ; componer valientes ensayos (Católico reformado; Dos tratados, el primero es del papa y de su autoridad, colegido de su vida y dotrina, el segundo es de la missa) y, sobre todo, y publicar (Ámsterdam, 1606) la Biblia del cántaro, la primera revisión de la Biblia del oso, la célebre versión que de los textos vetero y neotestamentarios había hecho Casiodoro. Conocida como la 'Reina-Valera', constituye la Biblia que, con leves retoques, manejan las comunidades reformadas, hasta ser el libro castellano de máxima difusión mundial, tras el Quijote. Perdida la 'Biblia alfonsina', romanceada por orden de Alfonso X, es la primera versión completa a nuestro idioma de los libros bíblicos desde los textos originales. Por cierto, en una prosa excelente. (La conocida como Biblia de Ferrara, publicada en 1553, es solo – aunque es mucho - la versión en judeoespañol o ladino del Antiguo Testamento).
'El hereje español'
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Autor Cipriano de Valera
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Si, según no pocos investigadores sostienen, 'Valera' se corresponde con Nertóbriga, origen de Fregenal de la Sierra, Cipriano habría nacido (c. 1532) en el mismo lugar que Arias Montano, a la sombra de Tentudía. Sí sabemos que, según sus propias palabras, coincidió con éste durante sus estudios en Sevilla, donde gustaban oír a los predicadores más avanzados de la época (v.c., Constantino de la Fuente o el doctor Egidio). Los dos extremeños seguirán rutas distintas, aunque siempre tuve la sospecha de que alguna vez se encontraron mientras el segundo preparaba (1568-1572) la maravillosa Biblia Políglota de Amberes.
José Algaba ha realizado un encomiable esfuerzo por resumir en medio centenar de páginas los datos biográficos conocidos y las aportaciones intelectuales de personalidad tan relevante, aun recordando, con Paul J. Hauben, que «nuestro conocimiento de Cipriano de Valera está casi en proporción inversa a su importancia» (p. 48). Pero, como proclama Gabino Fernández, a quien tanto deben los interesados en el asunto, «sin él, la historia de la Reforma española estaría incompleta» (Ib.). La historia misma de España, cabría decir.
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