Leonardo Hernández: «Mantener una cuadra es muy duro si no se torea»

En su finca de Majadas de Tiétar Leonardo Hernández Narváez (Badajoz, 1987), ha pasado estos dos últimos «años raros», como él define lo que está aconteciendo. El rejoneador que en la última temporada 'normal' (2019) abrió las puertas grandes de Madrid o Pamplona regala a sus paisanos una apertura de año incierto hoy sábado en Barcarrota. «Nervioso, emocionado e ilusionado» son adjetivos que hace suyos para describir su estado de ánimo en esta semana previa a una tarde especial en la que compartirá cartel con Rui Fernandes y Diego Ventura, además de la joven promesa lusa Duarte Fernandes, al que se le reservará el último.

«Siento Extremadura muy cerca, su afición es maravilloso y me siento siempre muy feliz de torear en mi tierra», señala el rejoneador extremeño, para el que no ha habido días festivos en los últimos meses en su finca Ondonillo del norte de Cáceres, donde no ha parado de trabajar y entrenar para afrontar este 2021.

Leonardo Hernández, que tomó la alternativa en Córdoba en 2006 con su progenitor de padrino, recalca lo complicados que han sido los últimos meses para el rejoneo. «Mantener una cuadra es muy duro y difícil porque no se torea y no se factura, y por parte del Gobierno no solo no hemos recibido ayuda sino que ya nos conformamos con que no nos ataquen. Un rejoneador –recuerda– tiene una infraestructura tremenda, mucho gasto y trabajo, así que vivimos momentos muy ingratos y difíciles. Se habla poco de ellos».

Si las nubes lo permiten esta sensación agridulce la compensará Leonardo hoy sábado en Barcarrota ante los toros de Los Espartales, propiedad de la ganadería del desaparecido José Luis Iniesta.

Hay que tener en cuenta que el aforo covid para estos espectáculos se reduce al 50%. Aun así, que «el papel esté casi acabado», como llaman los toreros a una venta de entradas exitosa, lo considera el rejoneador «una maravilla».