Alejandro Talavante tira de épica para abrir la puerta grande de Olivenza
La reaparición de Perera, tras su cogida en Salamanca, puso el toque sentimental a una tarde muy entretenida
Pepe Orantos
Domingo, 6 de marzo 2016, 08:17
De grana y oro con los remates en blanco, un toro de Garcigrande y de rodillas en el tercio con su capote. Quien hubiera estado el 15 de septiembre en la plaza de la Glorieta de Salamanca y pudiera contemplar ayer la salida del segundo toro de la tarde en la corrida de Olivenza, corría serio riesgo de creer haber caído en un 'déjà vu' por obra y gracia de Miguel Ángel Perera. Habrá quien piense, entre ellos el maestro de Puebla del Prior, que es la única manera de superar un trauma como el que estuvo a punto de acabar con su vida, pero para el resto de los mortales parece una extraña forma de retar al destino, con la arrogancia que sólo puede demostrarle quien está dispuesto cada tarde a entregar su alma al redentor, si con ello logra perpetuar su condición de figura del toreo.
Tras ese reto al destino, Perera continuó lanceando al toro de su reaparición por delantales hasta llevarlo al caballo, donde recibió una mera señal, antes de que Javier Ambel, que ayer sustituyó en su cuadrilla a Joselito Gutiérrez, se luciera hasta desmonterarse.
La faena de muleta comenzó con una serie de estatuarios que acabaron con el de Puebla del Prior por los suelos, lo que no fue óbice para que insistiera en el mismo lance, antes de instrumentar una intensa tanda de derechazos muy profundos, aguantando con valor la mirada de un toro que no tardó en rajarse y tomar el camino de las tablas sin importarle un tanto su reputación ni bravura.
Un espadazo hasta la empuñadura, dos descabellos y un aviso no impidieron que el reaparecido se llevara una oreja para el esportón.
Toda la lidia al quinto de la tarde, segundo del lote de Perera, estuvo condicionada por el amago de puyazo que se supone recibió el de Garcigrande en su encuentro con el caballo. Sorprendentemente, la presidencia concedió el cambio de tercio cuando ninguno de los presentes en la plaza pudo ver entrar la puya sobre el lomo del animal.
En su afán por dejarse entero el toro para la muleta, Perera se encontró con un toro que acabó echando de menos ese puyazo toda la faena, sin obviar el 'atragantón' que hizo pasar a su cuadrilla para banderillearlo, eso sí, con Javier Ambel otra vez desmonterado.
Comenzó la faena con la derecha por abajo, tratando de ahormar la embestida de un animal que no dejó de echar la cara arriba cada vez que se encontraba con la muleta del extremeño. Todos los defectos que había mostrado el toro por el pitón derecho se vieron acrecentados cuando Perera tomó la muleta con la mano izquierda, lo que obligó a este a volver a cambiarse la franela de mano. Cerró la faena por manoletinas antes de propinarle a su enemigo un pinchazo, una estocada y un descabello y haber escuchado un aviso antes de recibir una ovación desde el tercio como premio a su actuación.
Debutante en Olivenza
Cuando un torero de cuarenta años hace el paseíllo desmonterado en una feria que cumple su vigésimo sexta edición es que alguien estaba muy equivocado o algo ha cambiado radicalmente en la vida y la carrera de ese torero.
FICHA DEL FESTEJO
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Toros. Cuatro toros de Garcigrande y dos de Domingo Hernández, bien presentados, toreables con casta y fuerzas justas.
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Toreros. Urdiales oreja y ovación. Perera
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Plaza.
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Tercer festejo de la Feria de Olivenza y primera corrida de toros. Lleno hasta la bandera en una tarde fría con un par de chubascos pero que se desarrolló sin lluvia en casi su totalidad. Se guardó un minuto de silencio en recuerdo del ganadero Bernardino Píriz, recientemente desaparecido.
Dicen los urdialistas que lo que otros han descubierto recientemente en el menudo torero de Arnedo, ellos llevan muchos años gritándolo a gritos sin que nadie les echara cuenta. Ya sea por unos o por otros, el caso es que ayer algunos pudimos ver, por primera vez, a un pedazo de torero sobre la arena de la plaza de Olivenza, que arrancó su participación en la feria con un saludo capotero por verónicas, que cerró con una serie de chicuelinas.
El riojano se lució con un quite por delantales antes de comenzar una faena de muleta con la derecha que sólo necesitó de tres tandas para que la Filarmónica de Olivenza hiciera sonar 'Manolete'. El pitón izquierdo dio menos de sí, hasta obligar al de Arnedo a castigar por abajo a su oponente. Cerró la faena por trincherazos y pinchó en todo alto en su primer intento de acabar con el de Garcigrande. A la segunda cobró una buena estocada que le valió la primera oreja de la tarde.
Al cuarto de la tarde, el segundo de su lote, Urdiales lo recibió con una tanda de verónicas ejecutadas a cámara lenta que tuvieron su segunda edición en el quite y que a muchos sirvieron para comprender más los seguidores del 'urdialismo'.
Al comienzo de la faena de muleta, el toro dio una extraña voltereta sobre sí mismo, que a punto estuvo de dar al traste con todas las opciones de lucimiento para el riojano. Aún así, el de Garcigrande mostró poco interés por la muleta del de Arnedo, tanto por la derecha como por la izquierda, y pronto demostró su escaso bagaje de fuerza y raza.
Una serie de muletazos arrancados uno a uno sirvieron para cerrar una faena que, tras dos pinchazos, una estocada y un descabello merecieron una ovación como premio.
Épica talavantina
Dice una gran seguidora de Alejandro Talavante, que durante años ha acompañado al pacense por plazas de España, Francia y México, que el pacense hace magia con su toreo. La verdad es que ayer tuvo que echar mano de algo más que de magia para esquivar los pitones de 'Cuplé', el tercer toro de la corrida de Garcigrande, el primero de su lote, con el que se enfrentó en una lucha sin cuartel hasta que quedara claro que sólo debía salir uno sin vida del redondel.
Recibió a su enemigo con el capote por tijerillas y verónicas antes de administrarle un quite por chicuelinas, sin que éste cambiara su actitud vigilante, con la cara arriba y sus defensas buscando el sol que no acababa de irrumpir en el cielo de Olivenza.
Brindó el toro Talavante a Cipriano Píriz, antes de comenzar la faena de muleta, pasándose a 'Cuplé' por la espalda, lo que conllevó el primer encontronazo entre ambos y el pacense por los suelos.
Tomó la muleta con la izquierda para acabar una tanda con el pase del desprecio, sin conseguir que acabara de humillar. Al cambiarse la franela de mano, el de Garcigrande comenzó a pasar sus pitones muy cerca de la taleguilla del pacense que, no conforme con ese riesgo, volvió a pasárselo por la espalda, con el consiguiente susto para el respetable.
Continuó el cuerpo a cuerpo entre uno y otro hasta que 'Cuplé' prendió a Alejandro por el pecho, sembrando el silencio más absoluto en los tendidos, que no recuperaron el aliento hasta que se volvió a ver al pacense andar por su propio pie.
Regresó Talavante a la cara del toro e instrumentó una serie de muletazos que acabaron por poner la plaza de Olivenza boca a bajo. Una estocada y dos descabellos acabaron en unas incontestables dos orejas.
En el toro que cerraba plaza, Talavante realizó un brindis al público de Olivenza antes de cuajar dos de las mejores tandas de derechazos de la tarde a un ejemplar de Garcigrande que demostró nobleza antes de avisar que no iba a tardar en rajarse.
Una tanda más por la izquierda y otra por la derecha rematada con un pase de pecho a cámara lenta sirvieron para que, tras una buena estocada, el pacense cobrara una oreja más.