Escribano cobra un magro botín
Seis miuras a solas, una oreja del mejor de la corrida, tres estocadas excelentes, cuatro portagayolas, una notable faena, entrega y firmeza, plaza llena e incondicional, pero espectáculo interminable
Barquerito
Sevilla
Domingo, 8 de mayo 2022, 23:02
La miurada, cargada abusivamente de tiempos muertos, duró casi tres horas. La gente arropó, animó y aplaudió a Manuel Escribano desde el mismo comienzo hasta ... el minuto final. Un clamor cuando asomó al frente de sus tres cuadrillas, una ovación de gala antes de soltarse el primer toro y un reconocimiento sin condiciones al gesto de matar seis toros de Miura de una tacada. Público a favor de obra, incondicional, indesmayable.
Las corridas de único espada requieren diligencia, brevedad, variedad y recursos. Preparado para la prueba física y mental, Escribano apostó por la parsimonia, llevada a la exageración, y las repeticiones en faenas sembradas de un exceso de paseos que tuvieron el raro efecto de convertir al matador en protagonista del espectáculo incluso por delante y por encima de una corrida de Miura muy variada y de buenas hechuras. Pero corrida poco propicia con la salvedad de un quinto toro ensillado de apenas 530 kilos -lejos de los promedios habituales en la ganadería- que arreó de partida, se enceló en varas, galopó alegre en banderillas y descolgó, humilló y repitió en la muleta. Por su fijeza, fue toro de fiar.
Con ese quinto en la pista cambió radicalmente el paisaje. El primero, descarado de salida, combativo y entregado en el saludo de capa que siguió a la primera de las cuatro largas cambiadas de rodillas a porta gayola con que Escribano puso nerviosa a la gente, fue picado con manifiesto desacierto. Un segundo puyazo traserísimo malogró los buenos apuntes iniciales del toro, que tuvo hechuras, aire y remate muy parecidos a los del notable quinto, y acusó el lanzazo, se dolió, mugió desoladamente y pegó muchos cabezazos.
A los seis toros los banderilleó Escribano, que en el tercero compartió tercio con Antonio Chacón y Fernando Sánchez -un segundo par de su firma, sensacional en la llegada, la reunión y la salida- y cedió al propio Fernando un par del quinto, que vino como un bólido sin frenos y lo sorprendió. Los cuarteos, las reuniones de poder a poder, los cambios por los adentros, las facultades y la seguridad fueron notas comunes a casi todos los pares que acabó prendiendo. Solo dos veces se quedó con los palos en las manos. Pero los tercios de banderillas pecaron de morosos. La banda acompañó cada uno de ellos con pasodobles del repertorio. Durante el tercio del sexto llegaron a darle dos vueltas a una pieza tan rica en melodías como el Dávila Miura, de Abel Moreno.
Ficha del festejo:
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Ganadería: Toros de Miura
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Toreros: Manuel Escribano, ovación, ovación, silencio, silencio con aviso, oreja con petición de la segunda y ovación.
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Plaza: Tres cuartos de entrada en una tarde calurosa en Sevilla.
A todos los toros, salvo a cuarto y sexto, los mató Escribano por derecho. Las estocadas de los toros corridos en turno impar fueron excelentes. Con el cuarto, el de más alzada de todos, le costó pasar y solo al cuarto viaje enterró desprendida la espada entera. Antes de hacer caer al sexto, el de más peso y otro de alzada espectacular, pinchó una vez. Fue el único momento en que pareció acusar fatiga.El orden de lidia debió de ser intencionado: los tres toros de mejores apuntes fueron el primero y los dos últimos. Pero el sexto, acalambrado, tuvo más nobleza que fuerza y se apagó. Los tres toros del intermedio salieron de otra manera, Aunque tuvo su trato, el segundo punteó. El tercero, menguado de poder, áspero y claudicante, se apoyó en las manos y no hizo más que protestar. El cuarto, lanzado de salida con gran estilo, se empleó en el caballo mejor que los demás, pero sacó en la muleta genio defensivo y listeza. A los seis toros los puso de largo Escribano para la primera vara y para la segunda también. No renunció ninguno de los seis. Tampoco hubo peleas de emoción. Las seis faenas fueron de corte y aplicación muy parecidos. Solo en el sexto se descaró Escribano de rodillas en la apertura. Y solo con el quinto pudo completar tandas de cuatro y el de broche, y siempre en los medios. La firmeza del torero, indiscutible. Su entrega, también,
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