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Perera y Talvante salen a hombros del coso de Las Golondrinas
Perera y Talavante salen a hombros  en Plasencia a pesar de los montalvos

Perera y Talavante salen a hombros en Plasencia a pesar de los montalvos

Los dos matadores pacenses aprovecharon los dos últimos toros del encierro para salvar una tarde en la que desentonó el ganado

Pepe Orantos

Domingo, 15 de junio 2014, 09:52

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No andaban muy convencidas las cuadrillas en el sorteo del juego que pudieran dar las reses que estaban a punto de ser enchiqueradas. A media voz, repetían que había que dejar los dos buenos para el final. Uno, que no ha visto en su vida ni una centésima parte de los toros que han visto estos profesionales, creyó en un principio que se trataba de una argucia de banderilleros y picadores para despistar a los legos que andábamos estorbando por los corrales. Sin embargo, la tarde les ha dado la razón casi de forma milimétrica. Sin ser ninguna maravilla, hasta que no salieron los dos últimos toros al ruedo del coso de Las Golondrinas, los presentes en la plaza, que sobrepasaron por poco la mitad del aforo, no podían afirmar que habían asistido a una corrida de toros.

El público de Plasencia, por lo general frío, sorprendió pidiendo a los protagonistas del inédito mano a mano que salieran al tercio a saludar antes de comenzar la corrida y esa fue casi la única ovación que les tributaron hasta que dobló el quinto toro.

Salió Perera voluntarioso con su primero, al que aplicó un gran quite por tafalleras después de recibir ese medio puyazo que se estila por estas plazas de segunda y ya demostró Saltador que lo suyo no iba de embestir con raza y fijeza. A pesar de todo, Perera inició su faena con una tanda por estatuarios marca de la casa que parecía, por momentos, que iba a meter al público en la faena. El toro tendía a quedarse debajo de la muleta en cada lance y los tres pinchazos rematados con una estocada trasera acabaron por dar al traste con cualquier opción de triunfo.

El primero de Talavante comenzó por astillarse el pitón izquierdo al rematar contra un burladero en su salida y a partir de ese momento estuvo a todo lo que había en la plaza, menos a lo que tenía que estar. Permaneció en la plaza lo que duró el quite por chicuelinas de Talavante, tras el puyacito que recibió en el caballo. La faena de muleta se desarrolló entre el empeño del matador y las quejas del público, que veía como el toro se rajaba poco a poco. Una estocada tendida y algo trasera y cuatro descabellos acabaron por desencantar al respetable.

Seguía Perera con ganas de cuajar un toro y en su segundo se echó el capote a la espalda para instrumentar una tanda de frente por detrás, que auguraba faena. El banderillero local, Jesús Talaván, aprovechó su condición de cuarto subalterno de la cuadrilla del de Puebla del Prior, para colocar un espléndido par de banderillas y hasta ahí llegó el toro. La faena de muleta fue una secuencia de lamentables pérdidas de manos del de montalvo que acabaron por desesperar al público cuando Cantaor, que así se llamaba el animal, decidió acostarse sobre el ruedo placentino. Afortunadamente, un estoconazo de Perera acabó con el sufrimiento de todos.

El cuarto de la tarde, el más alto de agujas hasta entonces y colorado de capa, permitió a Talavante lucirse con el capote, hasta el punto que acudió al caballo en medio de una meritoria tanda por delantales del pacense. Un quite por verónicas parecía que iba a permitir que la tarde remontara pero la faena de muleta nos devolvió a todos a la triste realidad. El astado no tenía fijeza alguna, protestaba cada embestida y levantaba la cara a media muleta. A pesar de todo, Talavante lo intentó por activa y por pasiva, pero a Nocturno había que sacarle cada natural a punta de pistola. Cerró la faena el pacense en una tanda de manoletinas buscando el calor del público, pero una estocada entera, algo tendida y trasera y cuatro descabellos, acabaron con cualquier opción de trofeos.

La de ayer fue una de esas tardes en las que más que nunca era necesario que no hubiera quinto malo y así fue. Pero no está tan claro que el toro al que Perera cortó dos orejas y rabo no se hubiera ido al desolladero con todos sus apéndices si el de Puebla del Prior no hubiera reventado las calderas saliendo a recibir a su oponente de rodillas con el capote, banderilleado de forma espectacular a su oponente y armando una faena de muleta de mucho mérito a Alegría, que también comenzó de rodillas. El toro, más noble y colaborador que cualquiera de sus hermanos, ayudó a que Perera le armara un lío con la muleta aplicándole todo el catálogo de lances que le han abierto esta temporada siete puertas grandes consecutivas. Bastó una estocada algo trasera para que el toro doblara y al presidente le faltara tiempo para conceder los máximos trofeos ante el fervor del público placentino.

En el sexto, a Talavante no le quedaba más remedio que arrear. El toro, el más grande y bravo de la tarde ante el caballo, se dejó aplicar un vistoso quite por chicuelinas que hicieron volver a creer al respetable. Inició Talavante su faena en el tercio de rodillas, como lo había hecho su paisano hacía unos minutos, y logró calzarle al de Montalvo cuatro derechazos y dos naturales que acabaron por encandilar a los tendidos. Transmisor, que así se llamaba el sexto, no transmitió pero se dejó dar un buen par de tandas de derechazos y acompañados de algunos naturales sueltos y algo rebrincados, acabaron por decantar el favor del público de Plasencia que, ante otra estocada trasera pero mortal, acabó por conceder dos orejas al pacense, con la obligada colaboración de la presidencia.

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