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Imagen de la exposición. Efe

Luz, poesía y compromiso en el Guggenheim

Jennny Holzer reivindica el poder de la palabra cubriendo de poemas críticos la piel de titanio del museo bilbaíno | Proyecta versos «como antídoto contra la violencia» de una veintena de autores en castellano, euskera, inglés o polaco

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Jueves, 21 de marzo 2019

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Jenny Holzer lleva décadas jugando con la luz y la palabra, claves de su obra crítica y luminosa. Del singular y reconocible lenguaje plástico con el que la artista conceptual estadounidense cubre ahora de poesía la piel de titanio el Museo Guggenheim de Bilbao. Una contestataria sinfonía lumínica, poética y nocturna en la que utiliza textos de una veintena de poetas de muy diversas procedencias. Cree Holzer, como Celaya, que la poesía es un arma cargada de futuro «y un antídoto contra el horror y la violencia». Un horror omnipresente que su obra combate alternando poemas en inglés, castellano, euskera y polaco proyectados en las fachadas del museo cada noche. En su interior despliega los logros de cuatro décadas de activismo artístico a través de la palabra en la muestra más extensa de su carrera.

La artista reflexiona sobre asuntos cruciales y candentes. Temas como el poder y sus abusos, la violencia en todas sus expresiones, las creencias, la memoria, el amor, el sexo, la muerte o el feminismo. De todo hablan sus obras y los poemas que con letras gigantescas se proyectan cada noche, hasta el 30 de marzo, desde ocho puntos sobre cinco de las fachadas del museo. Son 169 textos de 19 autores. Un heteróclito grupo en el que se alternan los versos de la premio Nobel polaca Wislawa Szimborska con los de vascos como Gabriel Aresti, Bernardo Atxaga, Kirmen Uribe y Julia Otxoa, otros españoles como Vicente Luis Mora, Sandra Santana u Olvido García Valdés, la estadounidense Elisabeth Bishop o las mexicanas Carla Bracho y Pura López-Colomé.

«Las mujeres van a echar a Trump y nunca más volverán a la cueva»

Se proyectan sobre las fachada metálicas del museo y se reflejan sobre la lámina de agua de la ría, invitando al espectador a dialogar e interactuar con la poesía crítica que resbala sobre el imponente lienzo de titanio. «Holzer da luz a lo innombrable», asegura Petra Joos, conservadora del Guggenheim y comisaria de 'Lo indescriptible', muestra «compleja y difícil» que con patrocinio de la Fundación BBVA estará en cartel hasta septiembre.

Arte paliativo

Es el más completo recorrido por la trayectoria de Jenny Holzer (Gallipolis, Ohio, 1950), una de las artistas contemporáneas más relevantes y que ha hecho del compromiso y la denuncia la esencia de su trabajo. Una obra concebida para «aliviar el sufrimiento», con base «política» que tiene mucho que ver «con la compasión». «La indiferencia es horrible. Saber y sentir está bien, pero mejor es actuar; la innacción debería ser delito en algunos casos», dice Holzer, que presenta obras de nueva factura, con letreros electrónicos robotizados, pinturas, acuarelas y esculturas además de las proyecciones.

Su medio es el lenguaje, ya se plasme en una camiseta, un placa, una pintura, una lápida de mármol, una columna de leds o el envoltorio de un preservativo donde escribió «los hombres ya no te protegen» en los años más duros del sida. «Artista antes que feminista, pero también», cree hoy que «las mujeres van a echar a Trump y nunca más volverán a la cueva».

La difusión de textos en espacios públicos es la espina dorsal de su obra y de una trayectoria iniciada en en la década de 1970 con pósters pegados a escondidas por toda la ciudad de Nueva York, hasta llegar hoy a sus proyecciones de luz sobre paisajes y arquitecturas o las acuarelas que denuncian la tortura.

En el interior del sinuoso edifico de Gehry muestra las reflexiones e ideas expresadas todos estos años mediante un amplio abanico de instalaciones, algunas creadas expresamente para el Guggenheim. Utilizando la retórica de los sistemas de información para hacer frente a las injusticias quiere involucrar al espectador, invitarle a tomar postura sobre asuntos polémicos y candentes, de la crisis global de los refugiados, el feminicidio, los sistemáticos abusos de poder o la escalada noticias falsas en la política.

Ha proyectado sus mordaces ideas en espacios públicos de todo el mundo

Apegada a la actualidad, radiografía el horror de la guerra amontonando huesos humanos o encadenando relatos de testigos y victimas de de la confrontación civil en Siria, civiles detenidos y torturados por el régimen de Assad, o la voces de los niños que debieron huir de sus hogares. Trabaja Holzer con organizaciones Human Rights Watch, Save the Children, Protect Our Defenders, el Alto Comisionado de las Naciones o el Departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral de Vizcaya.

También da voz a las víctimas de la violencia sexual, y explora sus secuelas mediante testimonios de mujeres violadas. En algunos casos sistemáticamente como las féminas y niñas de la etnia rohinyá durante la campaña militar de limpieza étnica del ejército birmano, que perpetró matanzas e incendios masivos. Denuncia también la impunidad de los militares estadounidenses y sus contratistas durante la guerra de Afganistán o rescata el doloroso testimonio de Anna Swirzcynska, escritora polaca que se unió a la resistencia en la Segunda Guerra Mundial, que atendió como enfermera a partisanos heridos y moribundos en Varsovia y que no fue capaz de escribir sobre esa experiencia hasta treinta años después.

Holzer, que vive y trabaja en Nueva York, ha proyectado sus mordaces ideas y argumentos en espacios públicos, edificios de gobiernos y corporativos de todo el mundo, como del World Trade Center o los museos Guggenheim y Whitney de Nueva York, la Bienal de Venecia, el Louvre de Abu Dabi o el Reichstag. Fue la primera mujer premiada con el León de Oro en la Bienal de Venecia, que recibió en 1990. Su catapulta internacional.

Ficha

Qué: Jenny Holzer. Lo indescriptible

Dónde: Museo Guggenheim Bilbao. Avd. Abandoibarra, 2. www.guggenheim-bilbao.eus

Cuándo: del 22 de marzo al 9 de septiembre

Cuánto: entrada general, 13 euros

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