Elisa Verdión
Estudiante de Medicina, es una de los tres cacereños que participan en un intercambio cultural que este año se celebra en Perú
Hay veranos de playita, de resort, de festivales y de noches infinitas. El de Elisa Verdión es un poco diferente a todo eso, al ... menos durante el mes (del 20 de julio al 16 de agosto) en el que formará parte de la undécima expedición de la Ruta Inti, una iniciativa de viaje inmersivo e intercambio cultural fundado por Fernando Enríquez, quien en 2008 participó como expedicionario en la Ruta Quetzal y en el que participan casi 200 personas entre 'ruteros' y organización y que este año recorrerá Los Andes y el Amazonas.
Durante casi 30 días los participantes, de todo el mundo, acampan, caminan y desarrollan actividades culturales. Tratan de mantener una huella de carbono cero y actuar con respeto hacia el entorno natural y cultural, señala la organización. Elisa Verdión, que el año que viene estudiará quinto de Medicina en la Universidad de Sevilla, es una de los tres cacereños que participan en esta cita. Uno de ellos, el periodista Mario Panadero, como responsable de comunicación.
«Es un desafío a ti mismo porque aunque no te va a pasar nada, son condiciones duras»
«No es un voluntariado, yo no voy a salvar a nadie, me nutro y aprendo de ellos»
–¿Cómo se enroló en esta iniciativa?
–Fue a través de una amiga que conocí en Sevilla. Ella me descubrió cómo es el concepto de viajar con una mochila y con un montón de gente que no conoces y adentrarte en lugares que, de normal, si vas de turista, no tienes el acceso, como una selva o una hacienda perdida de la mano de Dios. Ella había participado en otras experiencias de más pequeña y luego hizo la ruta Inti, se fue a Panamá. Hace dos años me animé y me fui a México, me gustó mucho la experiencia, dejé pasar un año y ahora repito de nuevo y me voy a Perú
–¿Cómo es eso de irse con 200 personas de viaje?
–Cada participante tiene un rol. Esta la gente que va de expedicionaria como yo y luego también hay un grupo que se dedica a ser monitores y son un poco los que organizan cada grupo y los que coordinan.
–¿Al ser estudiante de Medicina forma parte del equipo sanitario?
–Está más dirigido a gente que ya ha terminado la carrera y tiene más conocimiento, porque si te pasa algo ahí en medio de la nada hay que tener capacidad de reacción.
–¿Cómo es el viaje, las etapas y el transporte durante la ruta?
–Va cambiando porque el itinerario es un poco sorpresa. Hay un día que te levantan a las tres de la mañana y andas 30 kilómetros y luego otro día te ponen un bus y estás ocho horas dentro. Sabes el punto de origen, que es donde queda todo el mundo y te dan una fecha y una hora y el punto final para coger los vuelos, pero el itinerario no lo sabemos de forma específica, aunque nos informan para podernos vacunar correctamente. Por ejemplo, en Perú este año hay como tres zonas de de clima, entonces dependiendo de si tú viajas a una zona u otra, te tienes que poner determinadas vacunas, de eso sí que nos informan.
–¿Cree que a la gente joven ahora le interesa este tipo de viajes aventureros, se atreven a salir de la comodidad?
–Hay interés, pero a veces está un poco opacados por las redes sociales. En los países en los que se desarrollan estas rutas puedes irte a un resort cinco estrellas o meterte en medio de la selva y no tiene absolutamente nada que ver. Yo sí que creo que hemos perdido un poco ese punto de improvisar, la capacidad de desprendernos de lo cómodo, de dormir 12 horas, hacer un par de stories con un cubata y ya está. Yo busco otra cosa, esto es diferente, es un desafío a ti mismo probar si puedes aguantar en estas condiciones, porque es verdad que obviamente no te va a pasar nada, pero son condiciones muy duras.
–¿Hay que prepararse psicológicamente?
–De cara a Perú me estoy intentando volver a mentalizar de que bueno, somos muchas personas, tenemos que potabilizar el agua, los recursos son mucho más limitados.
–Supongo que es un viaje que busca también la sostenibilidad y el respeto a las poblaciones locales.
–Se busca que tengamos mucho respeto con el entorno y con las comunidades locales. Por ejemplo, cuando estuvimos en México íbamos a pueblos muy chiquitillos que igual vivían 1.000 personas como mucho y el contacto con ellos era muy enriquecedor. No es un voluntariado ni vamos a salvar a nadie, hay que quitarse el síndrome de salvador blanco y pensar que yo estoy aprendiendo de ellos y me estoy nutriendo de ellos siendo conscientes de que yo no tengo potestad para venir aquí una semana.
–Es un viaje al que ustedes mismos tienen que hacer frente económicamente.
–La cuota de participación son 1.300 euros y luego aparte están los vuelos. Hay lugares en los que hay becas de colaboración, como la Diputación y el Ayuntamiento de Albacete, la Junta de Comunidades y la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad del País Vasco entre otras. Ruta Inti suele buscar nuevos patrocinadores para que puedan proporcionarse beca y ayudar a los jóvenes a los que es difícil el acceso a este tipo de experiencias.
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