Jesús Caravaca, barrendero en Navidad: «Llevo desde las siete de la mañana limpiando las calles de Cáceres, pero me apunté voluntario»
Trabajadores esenciales sacrifican su descanso para dar servicio a una ciudad muy activa en la mayor festividad del año
La mañana de Navidad no es, para muchos, ese momento de placidez en el que a uno se le pegan las sábanas, escucha villancicos ... o prepara con calma la comida. Muchos trabajadores esenciales tienen que sacudirse de un golpe la pereza, madrugar y estar a tiempo en su puesto de trabajo. Uno de ellos es Jesús Caravaca Blanco, operario de limpieza de Valoriza, la empresa concesionaria de la ciudad. «Llevo desde las siete de la mañana limpiando las calles de Cáceres, pero lo llevo bien porque me apunté voluntario», explica con el carrito que maneja lleno hasta arriba de colillas y vasos. Las cañas de Nochebuena fueron potentes y eso se ha notado en la cantidad de basura recogida. «Había mucho sobre todo en la calle de los Obispos». A pesar de las aglomeraciones en prácticamente todos los barrios la Nochebuena no hubo que lamentar sucesos graves, aunque se produjo un atropello y el accidente de un motorista.
La Navidad ya no es lo que era y, con un sol de justicia acompañando y una temperatura más que agradable, mucha gente sale de paseo para tomar algo y caminar antes de entregarse de nuevo al banquetazo y los manjares. Uno de los bares más emblemáticos de la ciudad, el Vivaldi, en la calle Gil Cordero, estuvo hasta la bandera en Nochebuena, pero en Navidad continúan dando servicio. Lo cuenta Pilar Casablanca. «Ayer fue la guerra, terminamos a las nueve y media, pero hoy a las 12 estábamos abriendo, la Navidad es muy dura para los que trabajamos en hostelería, que lo que estamos deseando es que pase rápido». En una jornada como hoy el público es familiar. «Gente mayor, adultos con niños…».
Otro de los servicios esenciales en la ciudad son las gasolineras. La de Mirat, tal y como cuenta una de sus trabajadoras, Ana Carrasco, tiene más movimiento en la tienda que en los surtidores, porque esta es una festividad en la que la gente no se mueve demasiado. Lo que más se vende es pan, estima. «Al estar la tienda cerrada la gente viene aquí también a por agua, leche, café, cosas de última hora. «Ayer me tocó de descanso, aunque tuve que acostarme pronto, tengo hijos, ya son mayores y ellos ya saben lo que hay».
El supermercado MAS de Virgen de Guadalupe permanece cerrado este 25 de diciembre, aunque sí que da servicio la panadería del mismo. En el mostrador, rayando el mediodía, queda ya poco género y el público no para de caer como un goteo. Y al pie del cañón está Montaña Martín. «He entrado hoy a las ocho de la mañana y salgo a las tres de la tarde y cuando llegue a mi casa me tengo que poner a hacer la comida», explica. «Me toca todos los años, pero no te acostumbras nunca».
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