José Polo: «Nunca pensé que los cogerían»
Los dueños de Atrio se enteran de la detención de los dos presuntos autores del robo por este diario
José Polo, dueño de Atrio junto a Toño Pérez, ha mostrado este martes por la tarde su sorpresa tras conocer por la llamada de este diario que los dos presuntos autores del robo cometido en su establecimiento de lujo han sido detenidos, una noticia avanzada por la Policía Nacional en sus redes sociales. «No sabía nada», ha comentado el empresario.
«Nunca pensé que los cogerían. Realmente era muy difícil», ha dicho a continuación desde Burgos, donde se encontraba de viaje. Tras la sorpresa inicial, Polo ha aprovechado la ocasión para felicitar a los cuerpos de seguridad por el trabajo realizado.
Los dueños de Atrio permanecen expectantes a las explicaciones que este miércoles ofrecerá la Policía Nacional en la rueda de prensa convocada en la capital cacereña para saber, entre otras cosas, qué ha pasado con las botellas que desaparecieron de su flamante bodega.
A pesar de que, según el dato dado por la Policía Nacional la cuantía del robo asciende a 1,6 millones de euros, Atrio siempre ha mantenido que el mayor daño ocasionado por este suceso ha sido sentimental, dado el tiempo y la dedicación invertida en crear una de las colecciones de vinos más importantes del mundo.
Hay que recordar que los autores del robo se llevaron las piezas más cotizadas de Atrio. El botín estuvo formado por siete botellas de la bodega Château d’Yquem, que pertenece al grupo Louis Vuitton, y 38 de la bodega Romanée Conti, ambas francesas. Entre los caldos desaparecidos estaba la joya de la corona de la bodega: el Château d’Yquem de 1806, un vino con 215 años de trayectoria y una curiosa historia detrás. «Es la pérdida que más me duele. Ya estuvo a punto de morir hace dos décadas y la salvamos finalmente con una de las historias más bellas del mundo del vino jamás contadas», confesó Polo horas después de ser consciente del robo.
Esta preciada botella, que adquirió en el año 2000, se rompió por la zona del cuello cuando iba a ser depositada en una caja de madera. Viajaron con ella hasta Burdeos, donde se encuentra la bodega, para que el caldo fuera trasvasado a una nueva botella sin perder sus propiedades. Hasta el momento del robo, era el vino más caro de la carta de Atrio, donde se ofrecía al público por un valor de 350.000 euros.
Desde Atrio siempre se sospechó que el robo perpetrado en el corazón de su templo gastronómico había sido por encargo y que los vinos podrían estar en manos de algún coleccionista.
