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El parricida del Perú en Cáceres es condenado a ocho años y medio tras alcanzar un acuerdo

El parricida del Perú en Cáceres es condenado a ocho años y medio tras alcanzar un acuerdo

Daniel Cortés mató de madrugada a su padre en su propio domicilio y lleva año y medio en prisión por estos hechos

Sergio Lorenzo

Cáceres

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Viernes, 6 de julio 2018, 08:10

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Ocho años y medio de prisión. Esa es la condena que la Audiencia de Cáceres ha impuesto a Daniel Cortés Caldera por el asesinato de su padre. En febrero del 2017 le disparó con una escopeta mientras su progenitor dormía en su dormitorio.

Estaba prevista la constitución de un tribunal de jurado para juzgarle, integrado por nueve personas, pero al llegar a un acuerdo la fiscalía y el abogado defensor ya no será necesaria la celebración del juicio con jurado.

En un juicio ordinario, lo habitual es que si acusación y defensa alcanzan un acuerdo, se comunique minutos antes de iniciarse la vista oral, pero al tratarse de un juicio con jurado, el acuerdo entre las partes se ha decidido ante el tribunal. De este modo, se logra ahorrar el tiempo y dinero del Estado que se iba a emplear escogiendo a nueve titulares y dos suplentes del jurado, cuando no se va a celebrar el juicio. Además, Daniel Cortés también se evita así ser foco mediático.

El crimen de El Perú ocurrió el 20 de febrero del 2017. Según la calificación provisional de la fiscalía, que le pedía 17 años de cárcel, Daniel (que entonces tenía 38 años), salió a las 3.53 horas de la madrugada de la Sala de Fiestas 'Pasarón'. Se montó en su coche y condujo un kilómetro y 800 metros hasta llegar a su casa, en un piso de la calle Antonio Floriano Cumbreño del popular barrio cacereño, en donde vivía con sus padres y su hermana.

Podría alcanzar el tercer grado al cumplir las tres cuartas partes de la condena, dentro de 5 años

Ya en su casa, a las cinco de la madrugada, fue a su habitación y cargó con un cartucho 12 Winchester su escopeta Beretta, modelo Benelli, del calibre 12. Se dirigió a la habitación de su padre, que estaba en la cama recostado sobre el lado izquierdo, y disparó sobre el tórax a una distancia de un metro. Recibió el disparo tan cerca que el taco que contenía los perdigones quedó alojado en el cuerpo de la víctima. El padre, Ángel Cortés Solana, jubilado de 68 años, murió de manera instantánea.

Al despertarse con el ruido la madre y la hermana y conocer lo ocurrido, a las cinco y cuarto de la mañana llamaron al Centro de Emergencias 112 de Extremadura. Al llegar la Policía Nacional al lugar del suceso encontraron en la entrada del piso a Daniel que era abrazado y tranquilizado por su madre, que contó a los agentes que su hijo acababa de matar a su padre de un disparo.

El titular del Juzgado número 4 de Cáceres ordenó ese mismo día el ingreso en prisión de Daniel Cortés. Sus familiares más directos aseguraron como móvil del suceso que estaba cansado de los malos tratos que supuestamente su padre había infligido durante años a su madre. El caso, no obstante, no ha sido tramitado como violencia de género por falta de denuncias anteriores.

La hermana de Daniel promovió una recogida de firmas en internet pidiendo su absolución y asegurando que era víctima de «la lacra de la violencia de género». Ayer esa petición estaba apoyada por 14.261 firmas.

En el barrio de El Perú los vecinos siempre lo han calificado de buena persona, no diciendo lo mismo de su padre, que tenían prohibida la entrada en algunos bares del barrio por molestar a otros clientes, sobre todo cuando se televisaban partidos de fútbol. Ángel Cortés había trabajado en la construcción y en los últimos años de su vida laboral ejerció de charcutero. El último trabajo que había tenido era en la empresa cacereña Charcutería Mallo. Hacía dos años que estaba jubilado.

El hijo trabajaba en la tienda de deportes de caza y pesca de Mostazo, en la avenida Rodríguez de Ledesma. Los dos tenían licencia de armas al ser cazadores.

Dos atenuantes

Daniel Cortés es condenado por un delito de asesinato, pero se le ha aplicado la agravante de parentesco, y dos atenuantes: la de haber confesado su crimen y el haber actuado bajo la influencia del alcohol.

Tenía una tasa de alcohol en la sangre que oscilaba entre 2.17 y 2.33 gramos por litro de sangre, lo que supone entre 1.09 y 1.16 miligramos de alcohol por litro de aire espirado.

En la actualidad lleva en prisión un año y cinco meses ya que aunque su abogado ha pedido en dos ocasiones su libertad provisional mientras esperaba el juicio, la Audiencia la ha denegado al observar riesgo de fuga por lo alto de la condena a la que se enfrentaba, entre los 15 y los 25 años de prisión.

Según abogados penalistas consultados por este diario, al haber sido condenado a ocho años y medio, podría disfrutar de permisos de fin de semana dentro de unos meses y tener el tercer grado al cumplir las tres cuartas partes de la condena, es decir dentro de cinco años. Con el tercer grado ya sólo estaría privado de libertad ocho horas al día.

El del Perú ha sido el tercer caso, en los últimos ocho años, en los que un cacereño mata con una escopeta a su padre mientras está en la cama. El 14 de febrero de 2011 José Carlos Triguero disparó a su padre, en Logrosán, y está cumpliendo una condena de 17 años y medio de prisión. El 17 de marzo de 2013, Juan Carlos Barra, también de 38 años, mató a su padre y a su madre en su vivienda del Residencial Gredos, en la Mejostilla, en Cáceres. Está cumpliendo una condena de 38 años por los dos asesinatos.

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