El Mercado Medieval vive su día grande y revoluciona el centro de Cáceres
La cita, que este domingo afronta su última jornada en el casco viejo, ha atraído a mucho público, que ha llenado aparcamientos y establecimientos de hostelería
Una, dos, tres... Esta sábado hubo que dar muchas vueltas para tratar de estacionar el coche en el centro de Cáceres. Y no solo lo ... hicieron aquellos que buscaban hueco en la calle. Los aparcamientos públicos de pago, como el de la avenida Clara Campoamor, el de Obispo Galarza y el del hotel Don Manuel, colgaron desde por la mañana el cartel de completo.
El Mercado Medieval de las Tres Culturas ha vivido su jornada más intensa con la llegada de público de poblaciones cercanas y de otros puntos de la comunidad autónoma. «Ha venido mucha gente de fuera», admitían desde el parking de Obispo Galarza, que a las doce del mediodía completó todas sus plazas. Una hora más tarde se llenó el parking situado junto al edificio Múltiples. Ocurrió lo mismo en los establecimientos de hostelería.
La lluvia, que ensombreció el arranque de esta edición, dio una tregua en las horas centrales el día. No lo hizo el termómetro. La bajada de las temperaturas convirtió el abrigo y la bufanda en complementos indispensables para recorrer el casco viejo.
«Nos han dicho que vienen hasta autobuses del Valle del Jerte», contaba un artesano desde la Plaza de San Juan. Ellos, los vendedores, tenían sus expectativas puestas en el sábado y en el domingo. Según las opiniones recabadas por este diario, los dos primeros días han sido algo más flojos que otras ediciones. Aunque el viernes por la tarde el centro estaba lleno de público, era posible moverse con carritos de bebé, comentaba un habitual del mercado.
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«El jueves –día de la inauguración– no hice ninguna venta», se lamenta un tendero. «El mercado va bien, aunque quizás algo más flojo que otros años», indicaban veterano hostelero de la Plaza Mayor. Puestos de artesanía y comida comenzaron a levantar la persiana sobre las once de la mañana. En la Plaza Mayor, a escasos metros de la Oficina de Turismo, hay un cartel en el que se puede ver qué actividades paralelas hay: pasacalles de música oriental, taller de esgrima para niños y mayores en el campamento instalado en el Barrio Judío, cuentacuentos infantil en el Foro de los Balbos, espectáculo de fuego (a las 21.00 en la Plaza Mayor), y concierto, también en la Plaza, de música medieval a partir de las 21.45. Además, a las 14.00, se brindará en este mismo recinto una degustación gastronómica de las Tres Culturas.
Oferta gastronómica
Junto a este punto informativo hay un horno de pan de leña tradicional, con una estética que parece sacada de una película del 'Señor de los anillos' que desprende un aroma que alimenta. Su producto se puede degustar y llevar para casa. A cinco euros se vende el pan de masa madre, el de centeno, el de nueces y el de maíz con pasas, entre otras variedades.
Más olores y experiencias. En este caso, gastronómicas. La Plaza de Santa María acoge un gran número de puestos de comida. El kebab de pollo se vende a seis euros, las patatas fritas a cuatro y hay un kebab especial de cerdo asado al estilo medieval con verduras frescas, salsas y pan de pueblo por ocho euros. También se puede degustar una parrillada de carne para dos personas por 25 euros, un surtido de embutidos a la brasa por 15 euros y papas a lo pobre con huevo por ocho euros. En un rincón, ya cerca del Palacio de los Golfines de Abajo, hay un puesto de inspiración cubana donde se puede pedir caipiriñas, daikiris, piña colada y mojitos.
Para aquellos que busquen un toque más exótico lo recomendable es llegar hasta San Mateo, que aglutina los puestos de inspiración árabe. Aquí es posible tomarse un té moruno por tres euros (lleva vaso de regalo) y llevarse para casa nueve unidades de dulces árabes por seis euros. A las cuatro y media de la tarde en la tetería efímera montada junto al Palacio de las Cigüeñas no cabía un alfiler. Cuscús (seis euros), pinchos morunos (cuatro euros) y falafel (seis euros) completan la oferta de una plaza en la que también tienen cabida los crepes salados (desde seis euros), los crepes dulces y los gofres artesanos.
Pasear por el Mercado Medieval brinda además la posibilidad de llevarte a casa una pequeña muestra de ambientador artesanal de talco para los cajones del armario al pasar por la calle Sergio Sánchez (dos unidades cuestan cinco euros) o dejarte seducir en San Juan por coloridos abrigos traídos de la India confeccionados en seda o algodón, cuyo importe gira en torno a los cien euros.
Adentrarse entre los puestos supone también, en días como estos, armarse de paciencia y caminar sin prisas. Hay zonas en la que avanzar a buen paso es complicado. Los mayores cuellos de botella estaban en Santa María, en la confluencia de la Plaza Mayor con la calle Gran Vía, en la Plaza de San Pablo, junto a San Mateo, y en algunos tramos de la calle Pizarro.
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