El juicio por la muerte de un preso fugado en Cáceres evidencia fallos en su traslado de la prisión a la Audiencia
«Nos dijeron que no se le podía esposar, que tenía que ir con muletas», declara un agente al que agredió para luego escapar corriendo
Jean Paul S.Q., colombiano de 24 años, era considerado un preso peligroso, incluso la policía había escuchado un conversación telefónica en la que se ... indicaba que estaba intentando introducir una pistola en el Centro Penitenciario de Cáceres para escapar. Pero el 2 de marzo de 2018, cuando dos agentes de la Policía Nacional fueron a trasladarle de la prisión al Palacio de Justicia de Cáceres, en donde tenía que declarar en el Juzgado número 2, no le esposaron. «En la prisión nos dijeron que no se le podía esposar, que tenía que ir con muletas», declaró este martes uno de los agentes que le trasladaron. Lo dijo en el juicio contra un policía nacional acusado de matar al preso tras una persecución por la Ribera del Marco de Cáceres.
Los dos agentes que le trasladaron fueron agredidos por Jean Paul cuando paró el coche policial en la rampa de acceso interior con vehículos al Palacio de Justicia de Cáceres. Cuando un agente se acercó para ayudarle a salir del coche, él abrió violentamente la puerta que golpeó al policía, cayendo al suelo. Cuando su compañero fue a ayudarle, el preso salió con rapidez del interior del vehículo y le golpeó con las muletas, primero en el estómago y cuando se agachó le intentó dar en la cabeza, pero el agente puso un brazo para protegerse y fue en el brazo donde recibió el segundo golpe. Jean Paul aprovechó entonces para huir. «¿Vio usted si corría con dificultad?», le preguntó un abogado a uno de los policías agredidos. «Corría sin ningún problema», dijo sin dudar el agente.
Se podía haber evitado
Según expertos en seguridad consultados por HOY, esta fuga se podía haber evitado si el preso peligroso hubiera declarado por videoconferencia desde la cárcel, o si se le hubiera conducido al Palacio de Justicia esposado en una silla de ruedas.
El preso huyó hasta que unas horas después de su fuga cayó abatido por una bala, después de no pararse aunque numerosos agentes le dieran el alto, e hicieran disparos de advertencia. Incluso escapó tras forcejear con un agente que le dio alcance, el que está acusado de haberle matado.
En el juicio en la Audiencia Provincial de Cáceres contra este agente, que va a durar varios días, el primero en declarar fue el acusado que fue tajante al asegurar, como ha venido manteniendo desde el principio, que él no considera que la bala que mató al preso hubiera salido de su arma. «No sé de dónde salió el disparo que le mató. Yo nunca le apunté para dispararle», afirmó en su testimonio de una hora de duración.
En el juicio señaló que Jean Paul no hizo caso a las ordenes de alto, que varios agentes habían disparado durante la persecución, y que el fugado le tiró una piedra que le quitó la pistola de la mano. Mientras un compañero recogía el arma, él sacó una pistola de apoyo que llevaba y llegó a alcanzar a Jean Paul. «Forcejeamos y él intentó quitarme el arma, que yo escondía a la espalda para que no la cogiera. Me pisoteó el estómago y al ver que venían los compañeros, volvió a escapar», declaró el acusado. Él reanudó la persecución y al subir un terraplén resbaló y se disparó el arma, pero él piensa que esa bala no alcanzó al preso, que no se lamentó de haber recibido el impacto de la bala. Cuando le alcanzaron, vieron que tenía una mancha de sangre en el pecho, falleciendo cuando la ambulancia le llevaba al hospital.
No se encontró la bala
No se ha encontrado la bala que atravesó al preso fugado. El ministerio fiscal, que pidió el archivo de este procedimiento penal, no acusa al policía nacional. Sí lo hacen los familiares del fallecido. Su abogado solicita que el agente sea condenado a cuatro años de cárcel, que esté inhabilitado como policía seis años, y que indemnice a la familia de Jean Paul con 240.000 euros.
En el primer día del juicio declararon agentes que insistieron en la peligrosidad de Jean Paul. «Él me dijo que en su país había matado a muchas personas», afirmó un policía. Jean Paul tenía antecedentes por tenencia ilícita de armas, por robo con violencia, pertenencia a banda criminal, trafico de drogas , extorsión y atentado a agentes de la autoridad. También era sospechoso de haber matado al marido de su compañera, un hombre que apareció muerto en extrañas circunstancias en un pozo en Mérida. En el tiempo que estuvo en prisión había protagonizado 12 incidentes violentos, entre ellas seis agresiones a internos. Unas semanas antes de fugarse, con una de sus muletas le abrió la cabeza a un interno del Centro Penitenciario de Cáceres.
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