Los hoteles cacereños se resienten por los cierres perimetrales en el puente
El nivel de ocupación apenas supera el 10% en algunos establecimientos y el turista regional está pernoctando un máximo de dos noches
«No teníamos reservas y hemos decidido cerrar», contestaba este jueves Gema Jordán, directora del hotel Don Carlos, a la llamada de este ... diario. El motivo de esa drástica medida que, por otra parte, puede parecer razonable para un negocio que no va a generar ingresos sin actividad y manteniendo abiertas sus instalaciones, está en los cierres perimetrales autonómicos que han frenado el movimiento de viajeros de otras comunidades.
Si este establecimiento ha bajado la persiana durante el puente, en otros hoteles próximos el desplome de reservas respecto a las vacaciones de Semana Santa de llenos, conocidas antes de la pandemia, ha rozado el 90 por ciento. «Tenemos un 13 o 14 por ciento de ocupación», aseguraban desde un céntrico hotel.
En el NH Palacio de Oquendo no ofrecían datos, se limitaban a corroborar que la ocupación es «bajita». «Durante la semana hemos tenido principalmente reservas de empresa por trabajo y ha habido algún turista suelto», señalaba la jefa de recepción del alojamiento, Talía González.
«Era lo esperable», añadía por otra parte la profesional sobre la procedencia de los pocos viajeros que se están alojando en el hotel. «Algunos vienen de Badajoz y todas las llegadas de hoy (por ayer) salen mañana, salvo una habitación», concretaba.
Las pernoctaciones de una noche, o como mucho dos, están caracterizando el turismo regional que estos días pasa por Cáceres. Son los ciudadanos extremeños los únicos que tienen permitido entrar en la ciudad por placer y ocio, al margen de los extranjeros que sí pueden moverse libremente por España. «La mayoría de la gente que tenemos alojada ahora, que es poquita, es de aquí, aunque hay alguno que se ha escapado», indicaban desde la recepción del hotel Don Manuel.
Más retirado del centro, el Barceló V Centenario no supera el diez por ciento de reservas para cada una de las jornadas festivas, según confirmaba su director, Guillermo Antón. «Nuestros clientes son de Madrid y Andalucía y al cerrar las comunidades se han caído. En una semana laboral habitual solemos trabajar con empresas, pero al ser una semana turística, las reservas han sido canceladas», detallaba.
Dos días iban a pasar en Cáceres Álvaro Agenjo y Natalia Serrano, procedentes de la localidad de Azuaga. La joven pareja era de los contados visitantes que minutos antes de las 12.00 del mediodía de este Jueves Santos se adentraban en la Ciudad Monumental. «Como están cerradas las comunidades aprovechamos para conocer la nuestra propia y visitar el casco histórico, que es muy bonito», afirmaban los jóvenes antes de fotografiarse en el Jardín de los Ulloa.
Los desplazamientos desde Badajoz al espectáculo de la floración del cerezo en el Jerte, también han dejado alguna fugaz visita. Como la de tres parejas de la capital pacense que hacían parada tras haber pasado dos días en la población de Navaconcejo.
«Vamos de camino a Badajoz y queríamos visitar la Ciudad Monumental porque hacía mucho tiempo que no veníamos», contaba el grupo en la plaza de San Mateo. En sus planes no estaba quedarse a hacer noche en Cáceres, ni tan siquiera almorzar –«tomaremos una cerveza por aquí»–, ya que tenían reserva en un restaurante cercano a su destino.
Curiosamente, huyendo de las concentraciones humanas y las largas retenciones de vehículos que el manto blanco de cerezos provoca en el Jerte, llegaron a Cáceres el miércoles desde Tornavacas el matrimonio formado por Elena Yustas y José Ángel Sánchez, junto a su hijo. «Nos escapamos porque para ir a los pueblos de al lado se tardan varias horas porque están las carreteras llenas», explicaba el hombre.
«Yo estudié aquí y solemos venir a menudo porque nos gusta mucho el ambiente que hay y el tapeo», contaba ella. «Cada vez que venimos paseamos por la parte antigua y siempre descubrimos algo nuevo», coincidían ambos mientras apreciaban la maqueta de la ciudad histórica expuesta en el Palacio de Carvajal. «No la habíamos visto antes y nos ha sorprendido lo grande que es la ciudad», confesaban.
«Estudié aquí, nos gusta el ambiente y siempre descubrimos algo nuevo»
elena yustas y josé ángel sánchez
«Como están cerradas las comunidades aprovechamos para conocer la nuestra»
álvaro agenjo y natalia serrano
«No habrá grandes ocupaciones, no se asemeja a una Semana Santa normal»
jorge villar
«Difícil y rara»
Desde la concejalía de Turismo, su responsable, Jorge Villar, reconocía ayer a este diario que se trata de una Semana Santa «difícil y rara», sin modelos de registros para hacer comparaciones. «No se puede asemejar en ningún caso a una Semana Santa normal y a las ocupaciones que tenemos normalmente en estas fechas», declaraba el edil, quien admitía, a su vez, que no será un puente de «grandes ocupaciones», asumiendo la «decepción» del sector turístico.
«Esperamos todos, desde el sector a las administraciones, que los avances en la vacunación permitan ir recuperando una normalidad lo más rápido posible y volver a ser destino receptor de turismo nacional», confiaba.
Pese a que a primera hora de la mañana el tránsito de turistas por la zona monumental era escaso, con un leve goteo de visitantes en los monumentos históricos, en contraste con la afluencia de público al flamante Helga de Alvear, el cielo despejado llenó a la hora del aperitivo y comida las terrazas de este atípico Jueves Santo en el que por segundo año las imágenes no han podido salir de sus templos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión