Enrique Barcia: «Ibarra usó la fábula de la rana y el escorpión para criticar ciertas alianzas políticas»
El profesor cacereño ha ganado el Premio Arturo Barea 2022 con un trabajo sobre los cuentos extremeños
El Premio Arturo Barea 2022 de la Diputación de Badajoz, dotado con 8.000 euros, ha sido concedido al cacereño Enrique Barcia Mendo, antiguo profesor ... de Lengua y Literatura de la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Extremadura. El jurado ha decidido, por unanimidad, que el mejor ensayo presentado es el suyo, titulado: 'Las redes de la ficción. Cuentos de Extremadura y el mundo'.
–Se dice que Extremadura es una de las comunidades españolas con más cuentos...
–Sí, sí. Tenemos unas buenísimas colecciones de cuentos que son muy estudiadas por todos los especialistas. Hay cuentos de terror, de risa, religiosos, profanos... Tenemos todo tipo de cuentos perfectamente publicados. Están las colecciones de Marciano Curiel Merchán y la de Sergio Hernández de Soto.
–¿Por qué en su ensayo habla de la mujer en los cuentos?
–Porque, curiosamente, las colecciones de cuentos las hacen todas los hombres: tenemos a Perrault en el siglo XVII en Francia, a los hermanos Grimm en Alemania en el siglo XIX y a Andersen. Son todo hombres, pero la mayor parte de sus informantes, los que les contaban los cuentos, eran mujeres. Las mujeres son las que han mantenido viva la tradición oral, la han transmitido y son los hombres los que recopilaron y publicaron los cuentos.
–Las mujeres eran las que contaban los cuentos a los hijos...
–Se contaban al amor de la lumbre, pero eso de una forma muy primitiva. Luego en otro tipo de espacios. Los griegos en las asambleas públicas. Se abandona el círculo de fuego y se hace en semicírculos como en los teatros romanos, y actualmente el espacio es la televisión; pero la tradición oral no se ha perdido, sigue vigente en las familias.
–¿Hay algo curioso en los cuentos extremeños?
–Cuando se va un personaje de su lugar de origen, en Extremadura muchos se van por el hambre. Todos los cuentos se ajustan al contexto en el que se narra y en el caso de la Extremadura del siglo XIX el hambre era una realidad en muchos pueblos, y el protagonista sale en busca de aventuras para buscarse el sustento.
–¿Hay alguna zona de Extremadura en la que se contaban más cuentos?
–No especialmente. Curiel Merchán era maestro y él los recogió en los destinos que tenía en la provincia de Cáceres. Hernández de Soto era de Zafra y recogió los de la zona de Badajoz.
–¿Cómo se tienen que contar los cuentos a los niños?
–Yo soy partidario de que se cuenten sin demasiadas interrupciones de tipo moral; es decir, si tú cuentas Caperucita, cuéntalo que le guste al niño, porque él ya sacará su propia conclusión. Porque hay narradores que quiere que la niña sea buena y obediente, y utiliza este cuento para decirle que no se salga del camino trazado, no te pares a hablar con los hombres, y creo que ese tipo de mensaje hay que evitarlo, hay que contar el cuento y el niño ya va a captar el mensaje.
–Bueno, ahora hay una corriente que quiere cambiar cuentos tradicionales. ¿Qué opina?
–Algunos están siendo usados por escritores contemporáneos, y hacen una Cenicienta revolucionaria que no va a estar pendiente de casarse con un príncipe, sino que va a ser ella la que mande, la que organice. Hay editoriales feministas que están manteniendo esta línea de actuación, que los mensajes de los cuentos se hagan para que expresen las teorías del feminismo. Cada uno arrima el ascua a su sardina.
–¿Pero usted es partidario?
–Bueno, hay cuentos como 'La Cenicienta que no quería comer perdices' que es un cuento maravilloso que está alterado el significado. Pérez Reverte tiene una canción de Navidad en donde cuenta la fábula de la cigarra y la hormiga, pero con una moraleja distinta, aconseja ser como la cigarra porque en la vida hay que saber divertirse.
–¿Hay algún cuento extremeño que le ha sorprendido?
–Hay muchos. Hay uno fantástico que es 'El cabreru tontu', de Navalvillar de Ibor, que es castúo, y sin embargo encontramos versiones en Inglaterra y en una comunidad negra de Estados Unidos. También me gusta 'El dragón'. Una curiosidad. En Torreorgaz una maestra me contó el cuento 'Los dos carneros y el lobo', que luego vi que está en el Panchatantra del siglo II antes de Cristo. Eso me impacto. Es una especie de fábula: el lobo se quiere comer a uno de los carneros y les dice, «sujeto un pañuelo en el centro, os ponéis alejados a igual distancia y el primero que llegue se salva, y al final los dos carneros chocan contra el lobo y lo matan.
–Hay muchos cuentos que son para adultos más que para niños...
–Sí, era la manera de educar a la tribu. Los niños entonces eran secundarios.
–¿Cuál es el motivo de un tener un capítulo dedicado Rodríguez Ibarra?
–Porque cuando en el 2004 se formó un gobierno de coalición en Cataluña, con el socialista Maragall de presidente. Había gente que criticaba que se aliara con los separatistas de ERC, e Ibarra contó una fábula, la de la rana y el escorpión: El escorpión quería cruzar un río, le pide a la rana que le lleve. Lo hace al asegurarle que no la va a matar, pero en mitad del río le clava el aguijón. La rana le dice: «¿pero qué has hecho?, nos vamos a morir los dos»; y el escorpión le responde, «es que es mi naturaleza».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión