Laura Heristone
Publica los mensajes de odio recibidos dos meses después de abrir su negocio
El pasado mes de abril la artista Laura Heristone abrió las puertas de 'Una loca de hartar', un negocio de papelería en la calle ... Hernando de Soto. La idea, que se convirtiera en el sustento económico para poder llevar a cabo sus proyectos creativos. Heristone es graduada en Comunicación Audiovisual, se ha formado como actriz en el Instituto del Cine de Madrid y es directora de Escena y Dramaturgia por la ESAD de Extremadura. Fotocopias, rotuladores, marcadores, folios y cartulinas convivían con una pequeña estantería con 12 referencias de literatura LGTBIQ+. «Pensaba que solo iba a venir amigas o gente de mi alrededor que también es del colectivo, pero me di cuenta de que había mucha sed de empatizar y de conectar con estas realidades a través de los libros», explica. Cuenta con títulos infantiles, narrativa, ensaya, manga y cómics. De esta forma, lo que iba a ser simplemente una papelería se ha convertido en la librería queer de referencia en la región, la única especializada.
Este interés hizo que la cantidad de volúmenes fuera creciendo y se convirtiera en una zona mucho más grande. Pero junto a eso también le fueron llegando, a decenas, los comentarios en contra de su actividad comercial, varios por hora. «Me desean que todo me vaya mal: que ojalá cierre, que ojalá me cruja Hacienda, que a los niños no los toquemos, que dejemos de adoctrinar». Tildan este negocio de chiringuito o incluso hablan del colectivo como «enfermos mentales». Se trata de comentarios públicos que ella muestra ahora en una pequeña exposición que puede verse en su librería. «Los he puesto con el nombre y con sus fotos, hay que pensar que detrás de un posible perfil falso siempre hay una persona, no hay que caer en la idea de que no pasa nada», señala esta mujer lesbiana de 33 años.
Punto de encuentro
Aunque el lugar se ha convertido en sus dos meses de vida en un punto de encuentro para personas del colectivo LGTBI Laura siente que todavía hay mucho camino por hacer en lo que se refiere a la aceptación de este tipo de espacios y los derechos de las personas del colectivo. Se ha dado cuenta de que hay gente que pasa por delante, mira raro su escaparate y luego se va cuchicheando. «Los discursos de odio que proclaman ciertos políticos y que difunden algunos medios de comunicación hace que se extienda socialmente algunas ideas dañinas con las minorías, hay que tener mucho cuidado con las palabras porque le llegan a la gente», señala esta joven. «Al final todo eso cala, todo eso se traslada y se está jugando con los derechos humanos, entre ellos se cubren las espaldas, se piensan que nos vamos a extinguir y que va a haber algún momento en el que el gobierno nos recorte y nos quite derechos». Apunta que el compromiso de los políticos debería pasar también por tratar de luchar contra este tipo de ataques
A pesar de tener que lidiar con estas cosas, le queda la satisfacción de que por cada uno de los mensajes de odio que ha recibido, también le han llegado mensajes de apoyo multiplicados por cinco. «Se ha unido el colectivo, entidades, amigos y amigas, todos unidos, y al final la unión es la esperanza».
Pero ella, señala, va a seguir. «Lo más bonito es que han venido padres con niños de 16 años y con niños pequeños a por libros, para mí eso ya lo era todo y decidí tirar para adelante, el espacio cultural lo estoy moviendo mucho como un espacio seguro LGTBI».
Ha colocado un cesto junto a la instalación de los mensajes homófobos en los que la gente para que la gente escriba sus apoyos y recibe muchos muy alentadores. En uno de ellos alguien le ha escrito: Necesitábamos un lugar donde reunirnos, ser comunidad y poder hablar de quienes somos y de hacia dónde vamos, gracias por ser este espacio para todos». A Laura le da energía y ganas de seguir. «Si yo pudiera abriría cuatro o cinco más, cuando yo era adolescente ya me hubiera gustado poder abrirme, hablar y tener un sitio en el que estar a gusto y que hay gente como tú», señala orgullosa esta creadora que en 2022 logró una beca de creación en la Nave del Duende (Casar de Cáceres) le permitió dar impulso a su primer proyecto teatral 'No es la guerra de Lucía', además de otros premios y reconocimientos a su labor.
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