Condenado a 12 años por agresión sexual a una niña de 11, hija de unos amigos
El hombre, que está en libertad, ha recurrido al Supremo la sentencia de la Audiencia de Cáceres, ratificada por el TSJEx
Aprovechó la cercanía y la amistad con sus padres para agredir sexualmente a la hija de estos, una niña de 11 años, y lo ... hizo en dos ocasiones en un mismo mes. La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado a un hombre a doce años de prisión por estos delitos, que se produjeron el año pasado en una pequeña localidad cacereña. Según detalla la sentencia, ambas familias, la de la víctima y la del agresor, que permanece en libertad y que ha recurrido la condena, residen en viviendas muy próximas y mantenían una relación estrecha de confianza.
La primera agresión tuvo lugar cuando el condenado, que se encontraba solo en su domicilio, sin su mujer, llamó a casa de la familia de sus amigos para que la niña recogiera un objeto que se habían dejado. La menor acudió y, tras iniciar una conversación intrascendente, el hombre llevó a cabo distintos tocamientos ante los que la preadolescente «permanecía bloqueada al no comprender qué sucedía», puede leerse en la sentencia la sentencia. Ante la tardanza, la madre llamó a su hija y le pidió que volviera, lo que hizo que el hombre dejara de tocarla y le pidiera que no le contara a nadie lo sucedido.
«Mi hija tenía miedos nocturnos, pensaba que su agresor le iba a hacer algo por haberlo contado y que iba a ir a casa»
«En el pueblo mucha gente no entiende que hayamos denunciado, nos dicen que estas cosas se solucionan hablando»
La segunda agresión sexual se produjo ese mismo mes, cuando el condenado estaba otra vez solo en casa. Llamó a casa de la familia de la víctima y le propuso que ésta fuera a merendar, a lo cual la madre accedió pensando que estaría también la esposa del agresor. La menor no quería, pero finalmente acudió con su hermana pequeña, a la que el hombre distrajo poniéndole una película en la tablet, colocándole unos auriculares, manteniendo encendida la televisión y poniendo un cojín para que no se viera lo que sucedía en el sofá de al lado, ya que estaban en la misma estancia. Llevó a cabo una nueva agresión sexual a la niña, interrumpida de nuevo por una llamada de la madre. La menor no contó nada a sus padres, pero eludió cualquier contacto con su agresor, al que un día sorprendieron merodeando por el domicilio de la niña cuando sabía que los padres no estaban. Fue un tiempo después cuando ella le relató los hechos a una familiar de confianza, que fue la que se lo comunicó a los padres. Tras la denuncia, el juzgado de Instrucción número 3 impuso al ahora condenado una orden de alejamiento de 100 metros y la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio.
La evaluación psicológica pericial expuesta durante la vista judicial muestra, según la Audiencia Provincial muestra «la consistencia en las declaraciones de la menor, así como congruencia emocional respecto a los hechos denunciados». También se descarta «una motivación o ganancia tras la denuncia por parte de la menor o su familia», por lo que concluye que las agresiones sufridas «lesionaron y vulneraron la libertad e indemnidad sexual de la menor».
Además de la pena de prisión la sentencia establece una medida de libertad vigilada al condenado de siete años tras la condena y que pague una indemnización de 30.000 euros a la víctima. La sentencia fue recurrida por el condenado ante el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, que la ratificó, por lo que se prepara un recurso ante el Tribunal Supremo. Según el letrado del agresor éste esta en libertad al no haberse solicitado la prisión provisional hasta que la sentencia sea firme.
La madre de la víctima lamenta que la medida de alejamiento sea tan escasa que tengan que ver prácticamente a diario al agresor por la calle. Las consecuencias psicológicas para una menor, detalla esta mujer, son muy graves. «Tenía miedos nocturnos, pensaba que iba a venir por la noche», señala esta mujer. «Creía que la iba a reñir por habérnoslo contado». Asegura, además, que en el pueblo mucha gente cuestiona que lo hayan denunciado. «Nos dicen que estas cosas se tienen que solucionar hablándolo».
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