Las apuestas volverán al concurso hípico de Cáceres después de cuatro años

Sin embargo, una de las novedades que se perfilan es la vuelta de las apuestas, todo un clásico para los aficionados e incluso quienes no lo son.

Son habituales los grupos de amigos, parejas y familias que acuden a ver saltar a los caballos a la vez que se deciden por uno de ellos como ganador de la prueba.

Las apuestas fueron suspendidas en el año 2018 después de que la Junta de Extremadura advirtiese de que era obligatorio cumplir la normativa en materia de juego, con una serie de requisitos y autorizaciones que en la capital cacereña no se daban entonces. Esa situación provocó un enfrentamiento entre el Gobierno regional del PSOE y el Ejecutivo municipal, gobernado por el PP ese año.

Al siguiente, 2019, el Consistorio intentó recuperar la tradición mediante la contratación de una empresa especializada. No lo consiguió en última instancia y de nuevo el concurso de saltos se quedó sin apuestas. Posteriormente llegó la pandemia y hubo dos años de parón. No hubo ni siquiera concurso.

Ahora se retoma con una licitación abierta que se cuantifica exactamente en 57.984 euros con IVA incluido. Se trata del Servicio de organización y desarrollo integral de la LXXVII Edición del 'Concurso Nacional de Saltos de Cáceres 2022'. La celebración se anuncia entre el 20 y el 25 de mayo. La contratación la lleva a cabo el Ayuntamiento a través del Instituto Municipal de Deportes (IMD).

El estudio económico realizado para la ejecución del proyecto incluye gastos por casi 72.000 euros. Se estiman unos ingresos adicionales de más de 24.000. Concretamente 24.050 euros. La necesidad de financiación supera los 47.000 euros, más otros 10.000 de IVA. Es el importe final del presupuesto de esa licitación pública.

Pero la parte más llamativa es la que contempla la memoria económica relativa al apartado de ingresos previstos. Es ahí donde se menciona de nuevo la aportación de las apuestas. La estimación incluye «ingresos derivados del alquiler de boxes, inscripciones y matriculas de los caballos participantes, ventas de entradas, apuestas, explotación de cafetería, alquiler de palcos y patrocinios por parte de entidades públicas o privadas», se cita textualmente en el informe.

Lo que hace el Consistorio es aportar la diferencia entre esa estimación de ingresos, con la venta de boletos también, y los gastos previstos «para mantener el balance económico del servicio» sobre la base del estudio económico del IMD.

El pliego del concurso recoge que el adjudicatario deberá asumir un «contrato o acuerdo de colaboración con una empresa autorizada para la organización de las apuestas, en las condiciones establecidas en el Decreto 165/2014, de 29 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de apuestas de la Comunidad Autónoma de Extremadura». Se trata simplemente de cumplir la normativa en vigor y garantizar que se celebra el concurso con sus apuestas correspondientes pero tal y como recoge la Ley, señalan en el equipo de Gobierno local.

El concurso de saltos de Cáceres es de categoría nacional y está dotado, se destaca, «con una importante suma de premios en metálico». Se considera «un gran atractivo deportivo y de gran relevancia dentro del panorama hípico nacional, atrayendo a jinetes españoles con un brillante palmarés deportivo, así como una importante participación internacional», reseña la memoria de la contratación.

Añade la notable presencia de participantes portugueses así como que se «vuelve apostar por la organización de eventos que fortalezcan tanto el tejido económico local como el deportivo».

El concurso será dirigido por un titulado superior en materia deportiva, que deberá estar vinculado a la empresa adjudicataria. Se plantea un contrato de servicios para la puesta en marcha, al ser necesaria «una empresa técnicamente cualificada, y que disponga de medios personales, técnicos y materiales» de los que el Consistorio carece.

La concesión «podrá obtener ingresos extraordinarios», insiste la memoria técnica, y entre los mismos aparecen los boletos de nuevo. En 2018 el concurso se celebró sin apuestas por primera vez en 75 años. Elena Nevado, entonces alcaldesa, pidió a la Junta que rectificase, pero no hubo solución. La administración regional advirtió de que se debía aplicar el decreto de 2014 sobre apuestas para la protección de la infancia y en relación al juego.

El Ayuntamiento envió dos informes para demostrar que más que un juego esta es una tradición. En 2019 tampoco se pudo resolver el problema y el concurso se quedó sin apuestas.