La urbanización del final de Ricardo Carapeto terminará en diciembre

Los vecinos de San Roque llevan años esperando que al tramo final de la avenida Ricardo Carapeto le hagan un lavado de cara. Siempre ha sido un lugar peligroso para los peatones, pues nunca ha tenido acera ni iluminación.

Además, en ese tramo se encuentra el campo de fútbol de San Roque, al que acuden muchos adolescentes que sufren el riesgo de ser atropellados cuando recorren la zona.

Tras muchos años de espera, el Ministerio de Transporte autorizó un presupuesto de 1,4 millones para hacer la obra. Los trabajos se adjudicaron en mayo del año pasado, pero no fue hasta diez meses después, a finales de marzo de 2024, cuando comenzó a ejecutar el proyecto la empresa adjudicataria, Construcciones Sevilla.

El objetivo principal de los trabajos es la urbanización de esta avenida («humanización» lo llama el Ministerio de Transportes) con la construcción de aceras y aparcamientos. También se colocarán farolas y se habilitará un carril bici que se unirá con el que existe en la avenida del Diario HOY.

Cuatro meses después del inicio de las obras, se ha avanzado en la incorporación de tuberías, en el saneamiento y en la red de abastecimiento de agua. También se ha adelantado con la instalación eléctrica que dará suministro eléctrico al nuevo sistema de iluminación.

Manuel Sancho explica que aunque las tareas están avanzando, aún deben comprobar la presión de las tuberías, terminar las aceras, los bordillos y las farolas.

Los avances son visibles, pero muchos residentes están cansados de la duración de la reforma. «Comprendo que las obras eran necesarias, pero llevan mucho tiempo y uno termina harto de dar tantos rodeos con el coche para salir de casa», se queja José Manuel González, que está cansado de ir a trabajar por una ruta diferente a la de toda la vida.

Sin embargo, hay otra parte del vecindario que acepta la espera, como es el caso de Mario Cerezo. «Prefiero esperar un año antes de no tener un camino seguro por el que ir».

La situación de la avenida era tan horrible que al faltar una acera había que pisar una zona de tierra. «Los días de lluvia era una suerte si no llegabas empapada a casa por pisar los charcos que se formaban», recuerda Chelo Ruiz, vecina de San Roque.

Al igual que Chelo hay más residentes que ven las obras como un beneficio para el barrio.

En cualquier caso, los vecinos que acuden al gimnasio Altafit a pie por la avenida están deseando que terminen para no tener que dar un rodeo tan grande.

Además, los trabajadores del centro deportivo se han quejado varias veces de los problemas que ha causado esta renovación. Desde el principio de las obras, se han encontrado con cortes de agua, tuberías rotas e inundaciones en las instalaciones. Igualmente, no han podido entrar en el local anexo de mantenimiento, donde almacenan algunos materiales.

A ello se une que las salidas de emergencia del gimnasio que dan a la avenida están obstruidas por vallas y no podrían utilizarlas si ocurre un incidente. «He tenido que bajar varias veces a hablar con ellos para saber qué estaba pasando, porque el agua no dejaba de salir y era una ruina para la empresa», asegura una de las empleadas.

También se han producido problemas en la piscina municipal de San Roque. «Al principio, cuando solo llevaban dos semanas las obras, tuvimos una fuga de gas», señala José María Valiente, empleado de la piscina.

Y añade que a causa de los desvíos han tenido que circular en algún momento han tenido que circular en algún momento en dirección contraria.

Los peatones se juegan igualmente el tipo cuando caminan por el carril exterior de la rotonda en forma de ocho (frente a las vallas que impiden el acceso a la obra) para evitar dar un rodeo y llegar directamente al restaurante McDonald's o al gimnasio, razón por la que piden la colocación de una valla que les dé seguridad.

Finalmente, varios empleados de los comercios de la zona se han quejado también de la falta de aparcamientos causada por las obras.