Ya van seis ahogados en los tres últimos años en el tramo pacense del Guadiana

Los canales de riego suelen ser zonas de riesgo donde se producen accidentes fatales, pero el río Guadiana a su paso por Badajoz también suele contar víctimas mortales cada año. Al margen de la riada de 1997, con 22 personas ahogadas en la ciudad, la primavera de 2013 fue el periodo más trágico de los últimos años en el Guadiana a su paso por esta población, pero la realidad es que los ahogamientos no son tan excepcionales.

A las tres víctimas de aquel mes de abril de 2013 –dos por un accidente de piragüismo en el azud de La Granadilla y un joven que se metió en el agua a nadar– hubo que sumar otras cuatro muertes en los siete años anteriores a 2013: un hombre que murió en el Pico al tratar de salvar a unos perros y otro en la charca de los Pollos tras tirarse desde un árbol al agua, además de otro ahogamiento junto al puente de Palmas en 2009 y otro en la zona de las Las Crispitas dos años después, en 2011.

En 2016 también hubo varios ahogados en el Guadiana extremeño, aunque esta vez aparecieron en el entorno de Mérida. Se trató de un vecino de 63 años de esta población que fue sacado del agua a la altura del Palacio de Congresos a mediados de enero y que estaba semioculto entre el camalote, y otro joven de 20 años de origen colombiano que había desaparecido unos días antes y que fue visto por última vez junto al Puente Romano.

En junio de 2017 un hombre de unos 65 años de edad falleció en la capital pacense ahogado en la zona de las Crispitas del río Guadiana, junto a una antigua gravera, zona donde no es raro ver a gente dándose un baño en época estival.

No fue hasta tres años después, en 2019, cuando las noticias de ahogamientos en el Guadiana volvieron a los titulares. Precisamente trabajadores de Tragsa, otra subcontrata de la CHG que se encarga de la retirada del camalote, localizaron el cadáver de un hombre de 72 años flotando a la altura del puente de la Autonomía de Badajoz.