«Me quedaban cien euros para echar el mes y me han tocado 240.000 euros»
Isidro Vázquez es uno de los agraciados por el sorteo de la Once del Día de la Madre, que ha regado San Roque con 21 millones de euros
El pacense que sea cliente del bar Nuevo Betis de Badajoz tiene esta semana una sonrisa difícil de borrar. A veces se convierte en carcajada, ... a veces en una frase de incredulidad. Porque es en este bar en la esquina de las calles Trujillo y José Macón (San Roque) donde han vendido casi todos los 100 cupones premiados en el sorteo extraordinario de la ONCE del Día de la Madre.
Uno de esos cupones está premiado con 17 millones de euros. Los otros 99 con 40.000 euros cada uno de ellos. El número agraciado ha sido el 96124.
Juan José Holgado regenta el bar desde hace siete años y ayer, a las 6.30 horas, volvió a encender la máquina de café. Él lleva boletos premiados, como la gran mayoría de los 60 o 70 clientes fijos que atiende cada día. Los hay con dos billetes, con tres y hasta con seis.
Ese es el caso de Isidro Vázquez Puente, al que Juan José Holgado avisó esta mañana bien temprano. Fue a su casa a anunciarle que les había tocado. Juan José cuenta que este premiado es el que más alegría le da. Isidro, de hecho, se puso a temblar al recibir la noticia.
–¿Cuánto?
–Seis décimos, a 40.000 euros cada uno, son 240.000 euros.
Isidro Vázquez no se lo creía. Le quedaban poco más de 100 euros para terminar el mes de mayo. Es perceptor del ingreso mínimo vital, pero como en meses anteriores le ingresaron más por error, el último ingreso fue inferior. De 600 euros, le bajaron a 180 euros. «Me quedaban 100 euros hasta el día 25. Para comer y para todo. La verdad es que no me lo creía. Ahora y así».
A sus 55 años y tras tres en paro, lo primero que hará es «tirar el ‘chabolo’» en el que vive, «que se está cayendo». «Y después algún ‘caprichino’. Ahora de golpe no se me ocurre nada».
Ni está casado ni tiene hijos. A su madre, que vive en las Quinientas, no ha podido avisarla porque él no tiene teléfono. «Me estaba viendo negro para echar la renta básica sin ordenador ni nada», cuenta Isidro.
La historia de Isidro Vázquez Puente es solo una de las que se oían ayer por la mañana en el bar Nuevo Betis. Los clientes llevaban desde primera hora entrando y saliendo, enseñando cupones, preguntando.
A medias
«Me ha tocado uno a medias y mi amigo me ha avisado que nos ha tocado. Con 20.000 euros que me han tocado es suficiente para empezar el día bien», dice Rafa Cuéllar, que se ha pasado por el bar sin ni siquiera bajarse de la furgoneta de trabajo.
Otra historia es la de Isabel y Julián. Padre e hija estaban felices. Ella se está construyendo una casa muy cerca del bar y le han tocado dos boletos. Su marido es militar y está destinado en el Líbano, así que el domingo por la noche hizo una videoconferencia para anunciarle la noticia. Aunque la imagen no se veía, la emoción estaba entre los dos con una distancia de miles de kilómetros. «Ninguno hemos dormido». Con los 80.000 euros no podrán pagar la casa en construcción completa, pero sí amortizarán bastante.
Dentro del bar gastaron muchas bromas. «Le ha tocado a este, a mí, a ese hombre de rojo... Han sido cien cupones. Nos ha tocado a todo el mundo. A unos más, a unos menos», dice Manuel Venegas, que trabaja en el campo. «Yo me voy a comprar una moto, y el resto para gasolina».
A Juan Antonio, con 43 años, le han caído 40.000 euros que ya tienen destino. «Voy a tapar agujeros».
«A este, a mí, al otro, al de rojo... Nos ha tocado a todo el mundo. A unos más y a otros, menos», dicen con alegría en la barra del bar
«Yo no compré porque cuando quise hacerlo, ya no había», dice otro resignado en la barra del bar mientras que los demás bromean. «Si no lo coges, no te toca».
La máquina de café no paraba. Muchos de los premiados son trabajadores que aprovecharon los 20 minutos del desayuno para acercarse a celebrarlo.
A las once de la mañana, sacaron una botella de cava a la puerta. La descorcharon y agitaron. Algunos bebieron directamente, el resto reía.
Es la segunda vez que la suerte toca en este bar. En 2017 repartieron algo más de un millón de euros. «Esta vez nos la debía la suerte», dice Juan Manuel Holgado, el regente del bar. «Hace tres semanas nos quedamos a un número de que nos tocara el cupón». Este bar suele comprar el número completo de los sorteos extraordinarios, 100 décimos. Del resto, 20 boletos, los viernes son 40...
La clientela del bar está formada por trabajadores, algunos en paro y beneficiarios de ayudas sociales. Muchos de ellos compran los décimos de los sorteos extraordinarios con tiempo. Algunos cogen uno al mes, pero como llegan al bar varios meses antes, cuando llega el sorteo ya llevan varios. «Cuesta mucho comprar los décimos», señalan en la barra. El precio de cada es de cinco euros.
«¿Nos ha cambiado la vida? Pues no, pero tenemos perras», decían entre risas. «¿Vamos a seguir viniendo aquí? Pues sí».
En 2017, este bar repartió otro millón de euros en premios. «Porque aquí somos pobres, pero nos gastamos el dinero en cupones», dice otro de ellos acodado en el bar. Saca seis boletos del bolsillo para otro sorteo.
Este bar dista mucho del número 23 de la avenida de Ricardo Carapeto, que es el lugar donde la cuponera Maribel Valero, atiende a sus clientes. Solo tres o cuatro se lo compraron directamente a ella. Uno de esos se acercó ayer al puesto sin ni siquiera saber que Maribel había dado los premios.
«Se ha enterado por la máquina», contaba Aroha Cardoso, la hija de Maribel que le acompañó ayer a la mujer que ha llevado la suerte a San Roque.
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