Portugal estudia recuperar los controles fronterizos durante la visita del Papa a Lisboa
El ministro de Administración Interna luso anuncia esta medida en un encuentro en Caya con Fernando Grande-Marlaska
El ministro de Administración Interna de Portugal, José Luís Carneiro, ha anunciado este lunes que las fuerzas de seguridad portuguesas volverán a establecer controles en ... Caya y en el resto de pasos fronterizos con España coincidiendo con la celebración de la XXXVII edición de la Jornada Mundial de la Juventud, que reunirá en Lisboa a un millón y medio de jóvenes entre el 1 y el 6 de agosto.
La noticia fue comunicada durante el encuentro que mantuvo Carneiro con su homólogo español, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el Centro de Cooperación Policial y Aduanera de Caya.
Eventos multitudinarios
Carneiro ha explicado que al igual que se ha hecho en eventos multitudinarios anteriores, el gobierno portugués estudia establecer controles en los pasos fronterizos con España para garantizar la seguridad durante la Jornada Mundial de la Juventud, a la que asistirá el Papa Francisco siempre que su salud lo permita.
El ministro portugués no ofreció detalles sobre la naturaleza de esos controles pero sí adelantó que las fuerzas de seguridad tomarán las medidas necesarias para evitar que puedan cruzar la frontera vehículos o personas que puedan suponer un problema para la seguridad.
Últimos controles
La última vez que se adoptaron medidas especiales en los pasos fronterizos entre España y Portugal fue el pasado verano coincidiendo con la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid. Antes la frontera permaneció totalmente cerrada durante varios meses como consecuencia de la pandemia causada por la covid-19 y en los años anteriores hubo controles aleatorios coincidiendo con la visita del Papa a Fátima en 2017 o la Eurocopa de 2004.
En este caso las autoridades portuguesas calculan que podrían reunirse en Lisboa alrededor de 1,5 millones de jóvenes, muchos de ellos procedentes del extranjero. Habrá visitantes de todo el mundo pero se espera que se cuenten por miles los españoles que se desplazarán a Lisboa, muchos de ellos utilizando la frontera de Caya.
De ese evento han hablado el ministro portugués y Fernando Grande-Marlaska, quienes han mantenido un encuentro de primer nivel en el Centro de Cooperación Policial y Aduanera de Caya, un puesto fronterizo en el que comparten información la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Agencia Tributaria, por parte española, y la GNR, la PSP, la Policía Judiciaria, la SEF y la Agencia Tributaria, por parte portuguesa.
60 agentes
En esa comisaría trabajan alrededor de 60 agentes que sirven de enlace entre los distintos cuerpos de seguridad y de investigación económica a ambos lados de la frontera.
Grande-Marlaska ha destacado el papel del Centro de Cooperación Policial de Caya en la defensa de las libertades puesto que garantiza la seguridad en la frontera y permite que los ciudadanos que viven a uno y otro lado de la raya puedan cruzar la frontera sin traba alguna.
Antes de reunirse en Caya, Grande Marlaska ha visitado la Delegación del Gobierno, donde se ha reunido con el subdelegado del Gobierno en Badajoz, Francisco Mendoza; el general jefe de la Guardia Civil en Extremadura, José Luis Gómez Salinero; y el jefe superior de la Policía, Alfredo Garrido López, con quienes ha analizado la realidad policial de la región.
Marlaska: «Yo os veo perfectamente coordinados»
La visita de Grande-Marlaska y su homólogo portugués no dejó grandes titulares pero sí permitió comprobar que al ahora ministro y antes juez no le cuesta regalar unas palabras amables a las personas con las que se cruza. Es lo que hizo cuando se despedía: «Yo os veo perfectamente coordinados», dijo al teniente de la Guardia Civil Daniel Fernández y al inspector de la Policía Nacional Juan José Bulnes.
Ellos no participaron en la reunión de primer nivel en Caya, pero como responsables del puesto de coordinación sí estuvieron atentos para que todo se desarrollara con normalidad. Sonrientes, los tres posaron durante unos segundos mientras el resto de la comitiva esperaba el momento de marcharse. Fue el último acto de una visita protocolaria que Juan José y Daniel siempre recordarán.
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