Un hombre de 58 años luxa la clavícula a un niño de 12 porque dice que tocó a su telefonillo
El adulto siguió al grupo y agredió al menor cerca del club Don Bosco, donde otro hombre tuvo que mediar para que lo soltara
Un hombre de 58 años fue denunciado el pasado viernes por los padres de un menor de 12 años, al que según los familiares y varios testigos le propinó una paliza como represalia por haber tocado a su portero automático minutos antes.
Los hechos ocurrieron en un primer momento en la barriada de María Auxiliadora, donde un grupo de tres menores jugaba esa tarde a lo que se conoce como 'ring ring, corre, corre', gamberrada que consiste en tocar al telefonillo de una vivienda y salir corriendo.
El hombre salió a buscarlos, los localizó y los emboscó en una esquina cercana al Club Don Bosco a las 20.15 horas del viernes, a plena luz del día. Según la madre, su hijo no había tocado a ningún telefonillo, pero iba en ese grupo y el hombre se ensañó con el primero que interceptó de una manera desproporcionada, según su testimonio.
«Fue a buscarlos con premeditación, lo tiró contra el suelo, contra la pared, le gritó que lo iba a matar y le retorció el brazo. Alguien que pasaba con el coche vio que una persona mayor estaba agrediendo a un niño con tanto ensañamiento que paró y se bajó, pero el hombre no fue capaz de pararlo, le daba un empujón y se iba a por el niño otra vez. Los dos amigos que iban con él y otros que llegaron después se quedaron petrificados y no lo pudieron grabar, pero hay varios testigos que se ofrecieron a contar lo que vieron», relató la madre a este diario.
La Policía Nacional fue avisada y cuando llegaron los agentes identificaron al adulto y al menor y recabaron los contactos de los testigos. Según este cuerpo, las lesiones no eran constitutivas de delito y por eso dejaron al adulto marcharse a su casa. Los familiares aseguran que los agentes tuvieron que proteger al hombre porque personas que vieron la agresión querían agredir al adulto tras presenciar su comportamiento con el menor.
Los padres fueron al Hospital Universitario para que el niño fuera reconocido y a continuación pusieron una denuncia. En el parte de lesiones del menor de 12 años se habla de luxación de clavícula. Lleva el brazo en cabestrillo desde entonces, si bien los efectos de la agresión van más allá y el menor dice estar atemorizado desde el episodio, con pesadillas y sin querer salir a la calle, por lo que ha sido derivado para un tratamiento de salud mental.