Un estudio determinará si se mantiene la zona saturada de ruidos del Casco Antiguo

El Ayuntamiento tramita un contrato para encargar un análisis sobre la saturación acústica a una empresa.

El concejal de Urbanismo, Carlos Urueña, explica que es necesario ver si el Casco Antiguo tiene ruidos excesivos y señala algunos excesos de los últimos años. «Esta zona saturada era injusta porque obligaba a trazar un radio de 200 metros alrededor del punto de ruido y si una pequeña parte de una manzana quedaba incluida, había que añadirla entera».

Eso hizo que, por ejemplo, El Campillo estuviera en su día dentro de las restricciones. Urueña señala que la normativa ha cambiado y es necesario revisar si persisten esos puntos de ruido. «Mi opinión es que ya no porque la 'marcha' se ha ido al río», señala. Y, además, muchos negocios han cerrado tras la pandemia. Aunque cree más prudente esperar a ver los resultados para trazar el diagnóstico.

El contrato acaba de salir a concurso por 15.000 euros y un periodo de cuatro meses, un tiempo en que la adjudicataria tendrá que revisar el área afectada por las sucesivas declaraciones como zona acústicamente saturada (en 2010, 2014 y 2019 y hasta 2022).

Además de constatar si siguen dándose las condiciones que obligan a restringir los ruidos en el centro, tendrá que presentar una propuesta de plan zonal específico. En el caso de que no sea necesario, ese plan servirá de guía para mantener las condiciones favorables sin ruido.

A estas conclusiones se llegará a través da la toma de datos. Harán mediciones de larga duración y de forma continua durante 24 horas en tramos diferenciados para fines de semana y días laborables durante dos semanas. Se especifican como puntos de especial interés los cruces de las calles Felipe Checa y Meléndez Valdés; San Juan con Virgen de la Soledad; Arco Agüero y San Blas, así como las inmediaciones del juzgado de los Social número 2 en la calle Zurbarán. Además de estos cuatro descritos, tendrán que registrar los sonidos en otros ocho a ubicar por la adjudicataria.

Una vez que terminen esos estudios de larga duración, la empresa tendrá que realizar otros de corta duración en un mínimo de 50 puntos a la altura de un primer piso de viviendas. Estas mediciones se realizarán durante el día en fines de semana y en horario nocturno en fines de semana y días laborables.

Las mediciones se centrarán en una doble vertiente. Por un lado, el tráfico. Por otro, las actividades relacionadas con la hostelería y el ocio. En este sentido, se hace especial hincapié en las terrazas de veladores, sean abiertas o con cerramiento; los entornos de establecimientos en los que se pueda generar ruido aunque no haya veladores (por ejemplo, donde permanezcan personas bebiendo o fumando en el exterior), las inmediaciones de los locales donde se escuche música a un volumen elevado y otros lugares de aglomeraciones relacionadas con el ocio nocturno.

Además de la toma de datos, los trabajos incluyen determinar los niveles sonoros, realizar un inventario de actividades comerciales susceptibles de generación de ruido y el tratamiento de denuncias relacionadas con esto. También tendrán que hacer una campaña de caracterización de establecimientos, lo que implica elaborar una ficha por cada establecimiento de espectáculos públicos, actividades recreativas y comerciales y cualquier otra actividad susceptible de ser considerada como origen de saturación de ruidos.