Los escritores de mañana son los protagonistas

Alberto presentó un trabajo de once folios con una historia desarrollada en el Titanic. Las intrigas de un robo se mezclan con curiosos personajes momentos antes del hundimiento. A él le gusta escribir, lo hace para presentarse a los concurso o cuando tiene algo que expresar. La mayoría de las ocasiones enseña sus textos y, a sus trece años, ya ha quedado entre los premiados en anteriores ocasiones. Escribe en sus ratos libres, aunque dedica bastante tiempo a leer la novela policiaca para adolescentes que está en auge, como los libros de Beatriz Osés. Preparó el relato ganador en solo tres días.

Tres semanas requirió Alma Carmona Mendo, de siete años, para dar forma al cuento '¿Qué sabe la Jota?'. Todos los escolares que acudan a la muestra desde este lunes se llevarán este libro de regalo. Está escrito a cuatro manos. Con Alma se sentó su padre, el escritor Miguel Ángel Carmona del Barco, a escribir cada verso y trazar ilustraciones. Carmona del Barco logró el Premio de Novela Ciudad de Badajoz con Alegría en 2020. Aún hoy sigue recogiendo éxitos con esta historia de superación y violencia de género, de la que hablará esta tarde de lunes a las 20.00 horas. Imparte talleres literarios, por lo que sabe que la constancia y el esfuerzo son los dos mejores consejos que se puede dar a aquellos niños que este año han resultado premiados en los concursos de narración y poesía.

Dice que es fundamental el apoyo de los padres, pero que también hay que darles un espacio a los críos para que escriban y guarden aquellas ideas que quieran mantener en la intimidad. El mejor regalo que se le puede hacer a un pequeño que disfruta leyendo en el carné de la biblioteca pública y la mejor manera de aficionarle a la lectura es acompañarle en el descubrimiento de los libros. Alma recitó ayer con desparpajo el poema dedicado a los pacenses que se comen la jota en cada palabra. «La jota/sabe a jamón/de bellota».

Para llegar a ser escritor, es indispensable abrir libros. En Tusitala, un establecimiento especializado en lectores bajitos ubicado en el Casco Antiguo, tienen claro que La Historia Interminable, de Michael Ende, es uno de esos volúmenes que todos los niños deben leer al menos una vez en su adolescencia. «Este libro traslada imaginación al niño que quiera ser escritor», explica el propietario de la librería, Agustín Lozano. Los clásicos como La Isla del Tesoro o Moby Dick son siempre recomedables.

Hay fenómenos editoriales que se mantienen en el tiempo, como la saga de Harry Potter y todo lo que rodea a la factoría de J. K. Rowling. Uno de los platos fuertes para los fans de Howarts esta feria es un libro de recetas, lo que demuestra que sigue en la brecha 25 años después de la publicación del primer volumen.

La feria quiere enganchar a estos lectores. Los expositores están llenos de literatura infantil porque padres y abuelos escatiman menos con sus nietos e hijos que con ellos. Se han programa actividades paralelas con talleres y cuentacuentos para hacerles atractivo el mundo de los libros. Desde hoy, además, los colegios acuden a una serie de representaciones teatrales en el López de Ayala.

Quién sabe si alguno de los niños que salieron ayer con un premio bajo el brazo vuelven dentro de unos años a San Francisco convertidos en 'best sellers'.