Badajoz incorporará siete buses eléctricos este año

Apenas hacen ruido, no huelen a gasoil, contaminan menos y, a la larga, son más baratos. Con esas ventajas, el Ayuntamiento quiere ampliar la flota de autobuses eléctricos en siete antes de que termine este año de 2021.

Badajoz ya tiene 15 vehículos colectivos que se recargan en las instalaciones de Tubasa, en el Nevero, cada día. Aún le quedan 35 que funcionan con carburante, entre los que se incluyen ocho microbuses.

El objetivo del gobierno local es sustituirlos a todos en un plazo medio, aunque lo harán conforme se vayan estropeando o agoten su vida útil. Este año está previsto cambiar siete, según Jesús Coslado. Entre los buses analizados para la adquisición se encuentra un modelo de la marca Man, que permite mayor autonomía que los actuales para cubrir trayectos largos y llegar hasta las pedanías.

La operación está en marcha y en estudio por parte de la Intervención municipal. De hecho, la interventora puso una nota de reparo que ha obligado a replantear la financiación de los vehículos y presentar una nueva planificación presupuestaria.

Cada uno tendrá un coste aproximado de 600.000 euros, lo que supone una inversión que ronda los cuatro millones de euros.

Coslado asegura que el contrato de la concesión establece que la empresa concesionaria debe cambiar el bus cuando agote su vida útil y repercutirlo al Ayuntamiento a través de la compensación del déficit. «Se pagarán con el ahorro que irán produciendo, a parte de que hay que tener en cuenta los beneficios que tienen para la ciudad» porque no ensucian el aire, asegura Coslado.

El Ayuntamiento cubre cada año la diferencia entre el coste del servicio y lo que paga cada ciudadano con el billete, que suele ser menos de la mitad del importe. Este último año de 2020, especial por la caída de viajeros debida al confinamiento, ha requerido de una aportación de 6,4 millones de euros. La previsión para 2021 es que la cifra llegue a los 4,9 millones de euros. Una auditoría examina el coste que supuso para 2019, aunque los informes no están terminados.

Coslado defiende la adquisición de estos vehículos porque se pagarán a través del ahorro anual que supondrán en gasoil, el menor coste de mantenimiento y el aumento de su vida útil. Un bus tradicional funciona durante diez años, mientras estos están trece en servicio.

Tubasa ha ilustrado el ahorro que suponen en alguna ocasión con una proporción: los eléctricos gastan el 10% de lo que consume un vehículo normal de combustible fósil o lo que es lo mismo, diez buses eléctricos gastan lo mismo que uno de gasoil.

Los últimos en incorporarse tenían otras prestaciones para los usuarios, como que pueden cargar sus móviles con el cable USB y escuchar música o navegar por las redes sin gastar sus datos, con wifi.

Coslado insiste en que la ciudad tiene una de las proporciones de vehículos eléctricos más altas en su flota. De ahí, dice, que haya empresas que quieran probar sus nuevos modelos en la ciudad. Estos días se ven dos diferentes. Uno de ellos es uno blanco fabricado en China que cubre la línea 3 y conecta el hospital Materno con la Facultad de Medicina. Hay, también, un microbus también circulando por el Casco Antiguo y que está fabricado en Turquía.